septiembre 16, 2024

5 poemas de Sor Juana Inés de la Cruz

Sor Juana Inés de la Cruz. Fue una monja y escritora mexicana considerada uno de los máximos exponentes del Siglo de Oro de la literatura española. Se desarrolla en obras de teatro, carrozas sacramentales y poesía.

A partir de esta niña mostró una fascinación por las letras. Durante tres años comencé a tomar lecciones y aprendí a leer, y tú leíste toda la biblioteca de tu libro. Luego de la muerte del abuelo, Sor Juana se mudó a la Ciudad de México con su madre y entró en la corte del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Vivió entre los 16 y los 20 años, donde fue muy respetado por su prodigioso espíritu.

Sor Juana vivió la mayor parte de su vida en conventos, donde creó su obra.

Negada a contraer matrimonio, decidió vivir una vida de convento. Estuve un tiempo en las Carmelitas Descalzas, hasta que al poco tiempo abandonaron y entraron en la Orden de los Jerónimos. En tu tiempo libre te dedicarás a estudiar y escribir.

En 1693 se desató una epidemia en el convento de San Jerónimo. Inés de la Cruz decidió protegerse de sus hermanos contagiados del virus, hasta que los encerraron y maduró el 17 de abril de ese mismo año.

Los poemas más reflexivos de Sor Juana Inés de la Cruz

1) Me encanta confiar en desasosiego.

«Amor empieza por desasosiego, solicitud, ardores y desvelos; crece con riesgos, lances y recelos; sustenase de llantos y de ruego.

Doctrina las tibiezas y lespego, conserva el ser entre bicis, hasta que con agravios o con el corazón se apague con sus lágrimas su fuego.

Su principio, su medio y su fin es éste: ¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío de Celia, que el otro tiempo bien te quiso?

¿Cuál es la razón por la que sufres? No puedo amarte, Alcino mío, si no sé el término exacto.»

2) En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?

«In perseguirme, Mundo, ¿qué interesado? ¿En qué te ofendo, cuando solo intento poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas; y así, siempre por esto estoy más contento con poner riquezas en mi pensamiento que no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida, es pojo civil de las edades, ni riqueza me agrada fementida,

Teniendo por mejor, en mis verdades, consumiendo las vanidades de la vida que consumir la vida en vanidades».

3) Hombres necios que acusáis

«Los hombres que sin razón acusaron a la mujer, sin que fuese ocasión de lo mismo, son culpables:

¿Si tenéis costumbre de solicitar vuestra atención para obtener cosas buenas si los incitáis al mal?

Lucha contra tu resistencia y luego, con gravedad, decide que estarás vivo donde hagas la diligencia.

Look who want the result of view parecer loco al niño que pone el coco y luego le tiene miedo.

Queréis, con la presunción necia, encontrar a la que buscáis, pour pretendida, Thais, et dans la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro que aquel que, por falta de consejo, se ocupa también de la observación y se da cuenta de que no está claro?

With favor and desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien.

Aviso, ninguna gana; Pues la que más se recata, si no os admito, es ungrata, et si os os admito, es liviana.

Siempre tienen que ser, con el nivel de siempre, un culpable cruel y otro culpable fácil.

¿Cómo puedes tener este modelo para que veas fingir amor si eres ingrata, ofendida, y si eres fácil, enfada?

Pero, entre el enfado y la pena a que se refiere vuestro gusto, bien haya la que no os quiere y que jáos en hora buena.

Dan voirtras amantes penas a sus libertades ay, y después de haber lastimado las queréis encontrar muy buenas.

¿Qué alcalde mantuvo en una pasión errante: de qué se trata, o de esta ruega de caído?

¿Qué es más culpable, aunque alguien haga algo: el que peca por la página, o el que paga por pecar?

¿Por qué esperamos la culpa que tenemos? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis.

Ya después de preguntar, y después, con más razón, acusé la afición del que iba a robar.

Aunque hay muchas armas en el fondo, que Lidia vuestra arrogancia, que lidia vuestra arrogancia, juntáis diablo, carne y mundo».

4) Con el dolor de la heredera mortal

“Con el dolor de la herida mortal, de un agravio de amor me lamentaba, y por ver si la morte se llegaba procuraba que fuese más crecida.

Hoy, en la enfermedad del alma entretenida, pena por pena su dolor sumaba, y en todas las circunstancias, pienso que sobraban mil muertes tiene vida.

Y cuando, al golpe de uno y otro tiro entrega el corazón, daba penoso señas de dar el último suspiro,

No dudo que mi destino es prodigioso y digo: ¿Qué me admiras? ¿Quién se enamora de lo que es más difícil?»

5) Al grato que yo ya, amante del busco

«Al que ingrato me ya, busco amante; al que amante me sigue, dejo ingrata; constante adoro a quien mi amor maltrata; maltrato a quien mi amor busca constante.

Al que trato de amor, hola diamante y soy diamante al que de amor me trata; triunfante quiero ver al que me mata y mato a quien quien me ver triunfante.

Si a este pago, padece mi deseo; si ruego aquel, mi pundonor enojo: de entrambos modos infeliz me veo.

Pero para mí es la mejor parte del que no quiere, es violento, el que no me quiere, vil despojo».