Entre las casas vecinas de la calle de Santiago de Alcalá de Henares destaca la fachada de ladrillos y tierra batida. En el número 29, una puerta con escudo de piedra custodia la casa de Jean Laurent (1816-1886), que será restaurada para convertirla en un museo dedicado al fotógrafo francés.
La puerta recuerda la del Palacio Goyeneche de Nuevo Baztán (Madrid), obra de José de Churriguera en el mismo siglo. La entrada está en una esquina de la estructura original. La antecámara, decorada con un zócalo de azulejos azules y amarillos y un paflón en el techo, da paso a lo que algunos llaman una rareza arquitectónica: la escalera barroca que preside la sala. «Para un noble del siglo XVIII, lo más importante era el portal y la escalera», confirma el historiador Vicente Fernández.
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Una escalera de madera en pino volado con acabados en verde y rojo, ahora desgastada por el tiempo. Grietas en la pared y escalones, de 14 centímetros de espesor, exponen la estructura. La escalera tiene arcos de medio punto y tres empinados arcos. En el suelo, viejos azulejos azules y amarillos. Cuando miras hacia arriba, una cúpula plana en forma de pirámide que ilumina la habitación con la luz del mediodía: «La mayoría de las cúpulas de Alcalá son cúpulas de campamento», dice el historiador.
Clavados a un marco de madera, se pueden ver cuatro escudos: Francia de Napoleón III, España de Isabel II, Madrid y Alcalá de Henares. Según Fernández, la decoración simboliza el «universo vital» de Laurent. El edificio fue construido entre 1725 y 1730, pero se desconoce el arquitecto que lo diseñó. Laurent lo compró más de un siglo después. Algunos románticos dicen que la ciudad de Madrid le recordaba a su tierra natal: Garchizy. Un pueblo acogedor a orillas del río Loira cerca de Nevers (Borgoña, Francia).
El fotógrafo francés vive en España desde hace más de 40 años, donde trabajó como fotógrafo privado para Isabel II. En abril de 1863 compró el palacio por 35.500 pesetas al Banco de Comercio. Fernández explica que, según el valor catastral de todas las casas particulares de la ciudad, esta era la segunda más valiosa, valorada en 60.000 pesetas: «El anterior propietario era el periodista Narciso de la Escosura, casado con Blanca de Espronceda», explica Fernández. informes.
Carlos Teixidor, historiador de la fotografía del Instituto de Patrimonio Cultural de España, explica que Laurent «decidió invertir en una residencia para descansar los fines de semana y pasar los veranos» en Alcalá de Henares, a 46 kilómetros de Madrid, donde tenía su estudio, ubicado en la carrera San Jerónimo. De las 11.000 fotografías conservadas de Laurent, solo hay 15 tomas en la ciudad. Dos de ellos están enmarcados en este edificio. Uno en el que aparece con el novelista francés Alejandro Dumas. Otro en el que un niño monta a caballo con un sirviente.
Laurent la tuvo hasta 1882. La ambición de construir una casona cerca de Atocha, donde hoy se ubica el colegio Francisco Quevedo, que servía de estudio, almacén y vivienda, arruinó al fotógrafo y lo obligó a vender el edificio. Fernández cuenta que su hijastra pidió dos meses para recoger tres armarios con los negativos que el fotógrafo guardaba en casa: «Lo vendió por sólo 2.000 pesetas más del precio por el que lo compraron, lo que indica que necesitaban».
Desde entonces, varios propietarios han vivido en la casa. Durante la Guerra Civil fue la Casa del Popolo. La Congregación de las Religiosas Hijas de Maria Scolopi compró el edificio en 1904. Pero fue reformado solo quince años después. Los aleros del edificio aún se conservan de la estructura original, en la que aún se pueden ver de dos en dos las vigas de madera. La ampliación de la fachada en la década de 1970 dejó visibles las juntas de ladrillo, que aún son visibles.
La villa tenía un enorme jardín que llegaba hasta la calle Complutense y un patio con arcos cortina de paredes blancas. Ahora convertido en un espacio donde los escolares juegan en las canchas de baloncesto durante el recreo. Los más de 1.000 alumnos no entran por la entrada del edificio, cuyo uso es limitado, sino que se dirigen a la Calle Santiago y Vía Complutense.
Un crowdfunding para la restauración
La directora del colegio Calasanzio, Rosa Carmona, ha vivido la reforma del edificio desde los 10 años: «El colegio era una antigua casa que se autorizaba para dar clases y luego se convirtió en internado». El uso de este espacio estuvo restringido durante 40 años, hasta su inauguración en 2001. Alrededor de la formidable escalera, que Carmona llama una “joya escondida”, se encuentran la sala de computación y el departamento de orientación del Centro Escolar.
Carmona comenzó recaudación de fondos para la restauración de la escalera y para establecer un museo dedicado a la obra y la vida de Jean Laurent. «Necesitamos entre 90.000 y 100.000 euros, aunque tengamos la mitad por ahora», revela el director. El primer paso para restaurar la sala será reparar las grietas: «Hemos presentado un plan de emergencia al Ayuntamiento y estamos a la espera de que nos den la autorización para la licencia de obra».
El Ayuntamiento de Alcalá de Henares ha firmado un convenio de colaboración con la escuela para aportar 10.000 euros para la restauración y la adquisición del material de las obras de Laurent para el futuro museo. “Tiene un gran valor arquitectónico porque son pocas las construcciones del siglo XVIII que se conservan en la ciudad”, dice su alcalde, Javier Rodríguez. El personal técnico del Municipio y de la Universidad estudiará la restauración, la cual comenzará cuando se obtengan los fondos necesarios. “Queremos recuperar el patrimonio, preservar el patrimonio de la ciudad y sumar un atractivo para el turismo”, dice María Aranguren, concejala de Cultura del municipio.
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