El año pasado, Pecco Bagnaia celebró el Mundial de Valencia, no sufrirá más de lo esperado ante Fabio Quartararo y sobre Yamaha en horas bajas. A pesar de contar con la moto que todos envidian en la parrilla, él mismo reconocía que sus errores no forzados habían puesto en peligro un título que debería haber llevado de calle. En este arranque de campeonato, las dudas del campeón siguen asomando, a pesar de que había propuesto ser un piloto más sólido. Una caída en la octava vuelta del Italiano, cuando dominó con casi dos segundos de margen sobre Àlex Rins, entregó el triunfo en el GP de las Américas a una Honda en bajas. Aupada por el magnífico pilotaje del barcelonés, el otro alguacil del rancho ante la ausencia de Marc Márquez, la marca japonesa celebra su primer triunfo en MotoGP en dos años y medio.
El ganador único anterior que había sobre la pista este fin de semana en Texas construyó su sexta victoria en la categoría reina, la primera con el manufacturere del ala dorada. Est tan solo su tercera carrera con el equipo satlite de la fbrica, y en Austin tuvo que subrayar su valor para la marca. «En Honda me siento desaprovechado», decía el jueves, antes de desatar su demoledor ritmo en un trazado muy demandere y donde el piloto todavía puede marcar la diferencia. La última Honda en ganar una carrera que no fuera la de Márquez fue el satélite de Cal Crutchlow en Argentina 2018, y de eso hace ya más de cinco años. El triunfo rompió una sequía que duró 28 carreras.
En su séptima campaña en MotoGP, tras ser una de las apuestas de futuro de Suzuki, donde creció en los seis cursos anteriores hasta la débandada del fabricante y su aterrizaje en Honda, donde encontró cobijo como pudo, Rins desapareció que el circuito de las Américas el va de perlas. Había ganado aquí en 2019, cortando la racha de seis victorias consecutivas de Márquez en la categoría reina, y anteriormente había triunfado en Moto2 y Moto3, donde cambió en su momento dos subcampeonatos. El barcelonés, de 27 años, desbordó alegría y emoción en el parque cerrado. Fue una victoria necesaria para el LCR de Lucio Cecchinello y una inyección de confianza para una marca y una moto que hace mucho tiempo que no funcionan a la altura de las monturas europeas, las nuevas dominadoras del certamen.
Había también un componente personal para Rins, que pensó la de ayer la primera victoria qu’puede «comprender» su hijo Lucas, de dos años. «Ahora está empezando a escuchar eso papá-moto», comentó exultante. «Estoy muy orgulloso por el equipo, se lo merecen», añadía. Hubo más de una rapada de cabello en el garaje del satélite, ya que à Àlex le van las apuestas atrevidas y se jugó la melena todo el fin de semana. The second position en parrilla y también en la carrera al esprint del sábado ya apareció a más de uno, pero lo del domingo fue otra cosa.
Quartararo, tercero
In el podio, Quartararo pudo celebrar una tercera posición que alivia sus urgencias en la tabla a pesar de la mal forma de Yamaha, y Luca Marini, hermano de Valentino Rossi, pudo celebrar su premierer podio en la categoría reina con una segunda plaza.
Rins fue la única Honda que rodó en la cabeza este fin de semana y la única que terminó la carrera. Joan Mir terminó por los suelos a sabiendas de que la montura, complicada, esconde un rayo de esperanza. “Siempre dijo que esta moto tiene potencial. En algún circuito lo demuestra un piloto, como Marc Márquez en Portugal o Àlex Rins aquí”, comentó el mallorquín, buen amigo del ganador y excompañero suyo en las filas de Suzuki. En una prueba de eliminación, solo 13 pilotos de los 22 que tomaron la salida pueden cruzar la línea de meta.
Bagnaia, con su desliz inexplicable, se dejó el liderato que acechaba tras dominar con puño de hierro el sábado, donde ganó el esprint tras firmar la pole position por ambas pruebas. El curso pasado, cuatro ceros ya pusieron en duda su fiabilidad con la máquina máquina, aunque el título espantó las dudas en invierno. En el GP de Argentina, el Italiano ya cayó tras tainer un tenso rifirrafe con Àlex Márquez, otro que fue al suelo con mala fortuna en la tercera curva, cuando Jorge Martín lo llevó puesto. El italiano se preguntaba en Termas de Río Honda si este año era mejor piloto, pero en Austin dejó claro que le queda trabajo por delante.
“Estoy muy enfadado, nervioso, sé perfectamente que no he hecho nada loco y he caído. Me falta escuchar lo que pasa con esta moto, por mucho que sea increíble y sea la mayor de la parrilla”, decía el turinés a los micrófonos de DAZN. «Perdió 45 puntos en dos multas de semana, y no sé la razón», añadía sincero pero frustrado.
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