Carlo Ancelotti, de 62 años y con el porte de un veterano diplomático de las antiguas cancillerías europeas, apareció a su regreso a la liga española con los nombres más pesados de la plantilla. Ante la eterna pregunta de quién acompañaría a Benzema, el técnico vitoriano se replanteó el pasado de sus jugadores y acabó eligiendo a Hazard y Bale, protagonistas de una larga hibernación, cada uno por motivos muy distintos. Al principio no había espacio para el nutrido grupo de jóvenes, la apuesta económica y estratégica del club tras la marcha de Cristiano. Tampoco para el prometedor juvenil Miguel Gutiérrez, que entró por banda izquierda pese a las lesiones de Mendy y Marcelo. A la espera de todos los giros que da el curso, el italiano ha lanzado por primera vez el mejor currículum del vestuario.
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Desde 2018, el ataque del Madrid vuelve cada tres días a la casilla de salida en un círculo infinito. El sueldo es grande, pero las soluciones, aisladas más allá del delantero francés, vuelven a doblar. La decisión de Ancelotti con Hazard evocaba lo que tantas veces ha intentado Zinedine Zidane: retractarse en cuanto el belga haya afinado mínimamente su puesta a punto física.
El recuerdo de sus días de gloria y las pocas soluciones encontradas hasta ahora en Valdebebas siguen animando al inquilino del banquillo blanco a ponerle en primera línea a la menor oportunidad en busca de un adelantamiento en la línea ofensiva del equipo que aún no se ha producido. «No sé si estará conmigo, pero tarde o temprano llegará», aseguró proféticamente el ZZ que murió hace unos meses sobre el belga. La fe de Ancelotti parece similar. Tras una pretemporada sin minutos y un plan de trabajo preciso, el ex del Chelsea apareció desde el principio en Mendizorroza. Fue la primera vez en sus tres temporadas en el Madrid que estuvo presente en su debut. Los demás lo capturaron en su lugar más conocido de España, la enfermería.
La apuesta por Bale, sin embargo, es típica del actual entrenador merengue que, a la espera de novedades del mercado, es lo único nuevo que recibió arriba. Hace un año su obituario Juventus y ahora, piruetas futbolísticas, se muestra como la baza ofensiva de este Madrid que sigue sin gastar un euro por segundo verano consecutivo.
Las tres ocasiones de Hazard
La última vez que galés y belga se enfrentaron en un campo fue en junio de 2020, ante el Mallorca, en la Liga Post-Confinamiento. Aquella tórrida noche en el desierto de Di Stéfano fue la condena del francés en Bale, pero la imposibilidad de encontrarle otro destino con su sueldo y su pasado reciente le devolvió una temporada después al Bernabéu. «Lo veo bien y motivado», dijo el sábado el técnico italiano en las entrañas de Mendizorroza, con más ánimo para salir de apuros que para levantar expectativas. El declive de Bale de tres años y medio invita a la cautela, pero la precariedad ofensiva de los bianconeri y la capacidad productiva del jugador, aunque de forma desenfadada, le animan a intentarlo. Los inicios del campeonato, con la mente fresca, siempre han sido un buen momento para un último intento con el galés, incluso con un centro de Zidane.
Lo mejor que se puede decir de su paso por Vitoria es su voluntad. Hazard, más o menos, arrancó con un poco de brío y espoleó a Benzema al 0-1. Él fue quien creó más (3) veces de los dos conjuntos, según las estadísticas de Opta. Y el galés, en ese partido tan desigual tan suyo (solo hizo ocho buenos pases, uno menos que Rodrygo en un tercio del tiempo), dejó tres tiros. «Fue difícil jugar entre líneas porque el Alavés terminó bien», analizó Ancelotti sobre los dos.
Con todo en su sitio, desfilan los más jóvenes: Rodrygo, Asensio o Vinicius, que marcó un poco en el fondo y al que el técnico celeste mandó sus deberes para el futuro. Le dije que es muy difícil encontrar delanteros que marquen a los cuatro, cinco o seis toques. Necesita uno o como máximo dos. Entonces, tienes que estar dentro del área para poner. Es muy joven, está a punto de progresar ”, finalizó el técnico en una frase en la que se entiende que, para él, el brasileño aún no se ha graduado pese a los 119 partidos que acumula como jugador del Real Madrid. No así Hazard y Bale, cuyo problema no es el aprendizaje, sino el rendimiento En Vitoria, lo que más pesó fue el pasado.
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