abril 24, 2024

as nació el Gordini deportivo qu’entusiasmó a Fangio

El Andino GT, un famoso auto nacional de edición limitadatransitó a largo y sinuoso camino, lleno de curvas y contracurvas. Salió del lapiz de Luis Varela en 1966 como proyecto de competencia para el Gran Turismo Argentino, categoría que nunca estrenó. Convertida en deportiva con asesoramiento de Renault, pero la empresa esquivó la dotación de equipamiento derivando la carpeta a un departamento lateral.

sin embargo, estas líneas inspiradas en un icónico conquistador de Alfa Romeo a Juan Manuel Fangio, que apadrinó la iniciativa. Ni siquiera la colaboración de otros ases del volante modificará agilizar la fabricación. Finalmente, luego de un achicamiento de objetivos, la tormentosa economía argentina lo empujó tiene un final inevitable: dieciséis años después del inicio, apenas quedarán un centenar de unidades del Gordini deportivo que entusiasmó al Chueco.

La historia del Andino GT es también la de un joven diseñador, Luis Varela, quien hace más de 19 años ha tenido experiencia en el mundo automotriz, tanto en la tribuna como en los boxes. Aficionado de periodista, además llevaba además espaldas la preparación de media docena de coches de competición. Sin embargo, el Andino GT significa un gigantesco salto mortal.




Andino GT

Tras elegir la malable mecánica de Renault Gordini, une fuerzas con otros actores de la industria para el desarrollo de un deportivo que siguió las líneas del admirado Alfa Romeo Canguro. Además de Fangio, también llegaron en ayuda Oreste Berta (ya les sacaba chispas a los Torinos de Turismo Carretera) y Tulio Crespi. Todo terminó en 1981, cuando la ola de importación se desplomó a la industria argentina.

Así surgió el Gordini deportivo que apadrinó Fangio

A mediados de la década del 60, el sector automotriz será parte central del deporte y de la industria. En las pistas, la ACTC dio casi carta blanca para la modificación de los coches del Turismo Carretera, que acercaba a la era de los estrafalarios sport prototipo. Al mismo tiempo, en las calles se paseaban kilómetros de vehículos fabricados por la cantidad de empresas que se instalaron en los años anteriores al calor de la promoción automotriz.

Andino GT (foto: autohistoria.com.ar)


Andino GT (foto: autohistoria.com.ar)

Luis Varela bebía de ambas corrientes. Escribía para revistas argentinas, italianas y francesas. Se había metido también en competición. Con ese fin nació el Andino GT. Cuando aún no tenía número, la iniciativa apuntaba a jugar fuerte en el Gran Turismo Argentino.

Gracias a contactos de su padre, IKA-Renault lo prueba un completo manual de Gordini. Este auto, emblema de Argentina y de la clase mediática que ha vendido 80 mil ejemplares, se presenta como el punto de partida ideal: maleable, mecánica confiable y con autopartes made in Argentina y, por ende, accesible.

El GTA ya no está en el punto de mira. Pesado al primer contratiempo, Varela siguió adelante. Tenía entre ceja y ceja un icónico modelo italiano que, tan bien nunca llegó a producción, marcó tendencia. El Alfa Romeo Canguro (1964), diseñado por Giorgetto Giugiaro para la firma Bertone, fue un prototipo que se publicitó para su presentación en París. A través de revistas, su postal cruzó el mar y llegó a esta orilla. En Varela la quedó pegada la imagen. Había que hacer la realidad.

Andino GT


Andino GT

En mayo de 1966 se reunió con autoridades de la empresa francesa en Argentina. Les mostró una maqueta 1:10 de su auto. Pero el presidente James McCloud no le dio la respuesta que esperaba. El que sí mostró interés fue Roberto Lui, que encabezaba la Asociación de Carreras de Concesionarios de IKA-Renault (ACCIKA). Él le prestó su concesionario en 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, para desalojar el cuerpo.

Su esposa, Rosita, the dio el último toque: if elvaino de los Alpes hubiera elevado a la francesa Alpine, no podría esperarse menos de aire de los Andes. Estaba dicho: la creación se llamaría Andino. El bautismo se materializa el 25 de agosto de 1968 -día en que arranca el GTA- con una prueba en el autódromo nuevejuliense.

Luz, cámara, acción: el Andino GT legado a las calles

El 20 de enero de 1970, la agencia Donati de avenida del Libertador y Rodríguez Peña lucía llena de periodistas, camarógrafos y de autoridades de Renault (incluido el presidente Yvon Lavaud). La estrella, además del auto, era el mismísimo Fangio. El contexto no podía ser mayor.

Luis Varela y Juan Manuel Fangio.


Luis Varela y Juan Manuel Fangio.

Varela y Lui -la juventud y la experiencia- presentaron su auto con mecánica de Renault y sensual diseño italiano. El objetivo era, decían al unísono, pasar a una pequeña producción en masa. Hasta el momento contaban con un plantel de ocho personas en 9 de julio aunque podrían duplicar, siempre a gusto del mercado.

Lo que les mostró a los cronistas era un Gran Turismo de dos puertas, biplaza. El chasis, elaborado por la bonaerense Spina Hnos., está construido con un canal central de sección rectangular y con traviesas internas. De la carrocería estaba gravado Lito Sist, que dominaba la soldadura de aluminio. En las primeras unidades, la trompa y la cola eran de ese material, mientras que el habitáculo estaba hecho de chapa. Él y Varela esperan transitar pronto hacia la fibra de vidrio.

Andino GT


Andino GT

Con réplicas mínimas en la suspensión, la base mecánica estaba heredada del vehículo. El motor me encontré en el centro, justo delante del eje trasero, tal como había recomendado a Tulio Crespi (autor de Tulia 1, regular del TC y luego creador de la Tulieta GT). La base del impulsor contiene 850 cm3 y alcanzaba los 40 CV a 6.800 rpm. Médiante las mejoras aerodinámicas, trépaba a 160 km/h. La versión mejorada – con kit firmado por Berta, Antelo o los hermanos Battellitenía motor de 1.200 cm3 y llevaba la velocidad máxima a 180 km/h. Todo con la garantía Renault.

En los detalles radicaba la distinción. El tablero de completo instrumental marca Siam La Plata se monteba sobre noble roble italiano, mientras que el parabrisas ofrece una vista panorámica a 62° de inclinación y las ruedas -de diseño exclusivo- cargaban llantas de aluminio.

Del kit al crac, reconversion y final del Gordini deportivo

La mirada artesanal se combina con la profesionalidad de los grandes números, un Dream Team. Pero el signo de aquel fallido Gran Turismo Argentino continúa en el Andino GT. La fábrica elegida para confeccionar las carrocerías fue Cepeda, de la vecina localidad de Bolívar. Su capacidad y aptitud, sin embargo, no respondía a las exigencias del proyecto. Así, la elaboración de cada auto -que terminó de fabricarse en 9 de Julio- se tomó entre seis y siete meses.

Andino GT (foto: autohistoria.com.ar)


Andino GT (foto: autohistoria.com.ar)

En los primeros tres años se venderán apenas 12 vehículos, en Donatti y en Nueve de Julio Automotores. Los costos también apretaban. Ante un desplome que asomaba en el horizonte, en 1973 el Andino GT redujo sus ambiciones: ya ensuciar la planta lista para rodar y transformarse en un para kit que cada cliente lo construyera con sus propias manos. Luis había apartado, después de sufrir un accidente. Quedaba Varela, que dedicó parte de su tiempo a un proyecto paralelo para lanzar la marca Fangio en Europa.

El volantazo mejoró la rentabilidad y pudo colocarse en el mercado cerca de 90 kits (ya no se conseguían en Donatti, sino en Buenos Aires Buggy Center). No obstante, los años pasaron ya los inconvenientes internos sumaban las turbulencias de una economía nacional cada vez más comprometida.

Como otros proyectos, Andino GT se estrelló contra la realidad económica sembrada por José Alfredo Martínez de Hoz, Ministro de Economía durante el 5º año de Jorge Rafael Videla en el frente de la dictadura (1976-1981). La reducción de aranceles y la consiguiente apertura del mercado local hizo que cientos de empresas nacionales encontraran imposir competir con productos importados desde todas las latitudes.

El desplome alcanzado al deportivo que tuvo como musa a Alfa Romeo, tomó la mecánica de Gordini, se inspiró en Alpine y, con el aval de Fangio, se metió para siempre en el recuerdo argentino.

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