abril 23, 2024

Champions League: el sheriff alucina al Real Madrid | Deportes

Champions League: el sheriff alucina al Real Madrid |  Deportes

Un choque histórico ha conmocionado al universo del fútbol. El epicentro, el Bernabéu monumental. ¿Cómo explicar? El equipo más totémico de la Copa de Europa ha sucumbido a un aprendiz rival con nombre lúdico para muchos. La compañía del sheriff moldavo, un novato en la pasarela de la Champions League, ha dejado el fútbol turulado. El Real llegó tarde al partido. En desventaja lanzó todo tipo de bombas de racimo sobre el área del principal héroe de la noche, el portero Athanasiadis.

Fue su noche, este martes, como la de tantos de sus alguaciles, resistiendo con una fe conmovedora. Tanto es así que en el minuto 89, con el Real invadiendo la finca anfitriona, un luxemburgués de 27 años, Sébastien Thill, da el toque final a la Real, a la propia Real, con un remate diabólico. Fútbol con su lógica ilógica. El club de Transdniéster es el líder excepcional de un grupo para el que hacen campaña el Madrid y el Inter, dos campeones de Europa, dos líderes.

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Tanta disputa con el sheriff que el Real Madrid tardó media hora en demostrar que no ganaría antes de jugar. Menos aún si el partido se jugara en chanclas. Cada madridista siguió su camino hasta que Yakhshiboev remató triunfante de cabeza sin enjaularse. Tampoco nadie ha enchironó a Cristiano, un equipo con plantilla y bisel a la izquierda del que la Real ya debería estar avisada.

No por su resonancia nostálgica, sino porque fue este cristiano quien asistió de igual forma a sus compañeros en el doblete ante el Shakhtar de la primera jornada. En Chamartín, con la gente reunida en la Champions en la casa matriz, 0-1. Asombro general. Nada de bromas. El sheriff, un hombre modesto dispuesto a improvisar la gloria. Un equipo sin un solo jugador que podría presumir de haber jugado ni siquiera un segundo en la Champions League antes de esta temporada.

Ancelotti alinea a Camavinga y Valverde con Casemiro y da rienda suelta a Hazard, liberado de los extremos. Tonelaje para el eje y cilindro para el accesorio. Ni uno ni el otro. Para empezar, un Madrid temerario, sin estructura. Todos eran Camavinga, de aquí para allá, no siempre significativos. Al frente, el novato campeón de Moldavia, un elemental pero bien repleto equipo aéreo en las trincheras, con las piernas quietas y esperando una cometa. Sin espinazo, antes del embocamiento uzbeko de Yakhshiboev, el Real apenas puede molestar a los muchachos del sheriff con un tiro libre de Benzema. Todo estaba confuso en Real. Simplemente, la lógica debería prevalecer por sí misma. Las pinturas del ucraniano Yuriy Vernydub estaban decididas a rebelarse contra lo deductivo. Especialmente con 0-1.

Desde el objetivo anfitrión, el sheriff fue alcanzado por un convoy en la parte superior. No es que Madrid se convirtiera en Versalles, pero él tocaba la batería. Al frente, Hazard como un perchero. En el último cuarto de hora del primer acto, una catarata de oportunidades para los locales. Un tormento para el portero Athanasiadis, que recibió latigazo por todos lados. A la vista del gol, Benzema, Hazard, Vinicius, Nacho, Casemiro, Miguel … Un equipo en ataque, aunque con demasiados abusos en los centrales laterales. No había fórceps en el corredor central, bien gobernado por el colombiano Arboleda y el peruano Dulanto.

Entre becca y becca, otra alarma para el Madrid. Un mal empujón de Courtois le dio a Yakhshiboev otra oportunidad. Esta vez el golpe vino de un dedal.

De vuelta del intervalo, más o menos igual. El sheriff encapsulado, el iluminado Athanasiadis y la caballería blanca desatada. Nada para articular el juego, sin camisa, sin gaitas tácticas. Nadie ha interpretado como Vinicius la banalidad de la batería de bombas del portero griego en el área. El brasileño, a lo suyo. Bola y cadena, finta, bicicleta y adelante. Así que angustió al equipo moldavo cuando Costanza le quitó la cadena con un toque por detrás. El VAR no condenó nada. Vinicius no se desesperó, quien en un abrir y cerrar de ojos inventó otro truco. Se infiltró entre dos oponentes y Addo lo envió al suelo. Esta vez el VAR tuvo otro ojo. Benzema, tan preciso como enérgico desde el spot, firmó el empate.

El 1-1 no alteró los planes de Ancelotti, que ya había dispuesto cuatro cambios simultáneos. La revolución: con Kroos, Modric, Jovic y Rodrygo de Hazard, Nacho, Miguel y Casemiro. Camavinga y Valverde se utilizaron como laterales ortopédicos, Jovic se adelantó a Benzema, Rodrygo se fue por la banda derecha y Kroos y Modric quedaron como únicos faros. Las bocinas sonaron en el Bernabéu cuando una vez más Cristiano, el otro Cristiano, se dirigió hacia la izquierda, puso el compás en su geométrica zurda y Bruno tocó a Courtois. Patidifuso chamartín.

Los fanáticos se quedaron sin aliento cuando el VAR tiró de las líneas y se notó que Bruno estaba fuera de juego. Lo que nunca estuvo fuera de lugar fue el graduado Athanasiadis, tan ágil con las manos como con los pies. Para los pies los de Thill. El duelo con la Real se desvanecía, cada vez más precipitado contra la portería rival, cuando el inesperado jugador luxemburgués golpeó la portería de Courtois con un disparo atronador. El Sheriff a la conquista del paraíso. Pequeña broma.

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