abril 19, 2024

De Chile al mundo: la apuesta por la innovación pública | Red de expertos | Planeta futuro

De Chile al mundo: la apuesta por la innovación pública |  Red de expertos |  Planeta futuro

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La pandemia del covid-19 ha puesto a prueba severamente la capacidad institucional de todos los estados, incluso en los países más desarrollados. En situaciones de crisis, la necesidad de generar respuestas ágiles y sistémicas tiende a contrastar con estructuras de gobernanza rígidas y compartimentadas, que revelan las limitadas capacidades de las instituciones.

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Por tanto, la capacidad de los Estados es fundamental para superar problemas públicos complejos, especialmente los de carácter social y sanitario. En efecto, el tratamiento eficaz de las enfermedades que han aquejado a la población en otras épocas de la historia ha sido ampliamente superado gracias a la capacidad de coordinación de las instituciones públicas, como la educación, los servicios de salud o el transporte.

Entonces, ¿cómo es posible abordar los desafíos actuales, si los estados continúan operando de la misma manera que antes de la pandemia? ¿Se han propuesto nuevas formas de coordinación que permitan abordar la implementación conjunta de soluciones?

Para comenzar a responder estas preguntas, Chile fue pionero en el desarrollo del primer Índice de Innovación Pública. Esta iniciativa del Laboratorio del Gobierno de Chile, en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mide las capacidades de innovación de los organismos públicos del estado. Uno de los principales resultados de la primera medición del Índice es el insuficiente nivel de desarrollo de las capacidades que tienen las administraciones para transformarse, con miras a una mejor prestación de servicios a sus usuarios. Las 37 instituciones medidas en 2020 reportan, en promedio, una capacidad de 29,1 puntos de un máximo de 100. También hay grandes diferencias entre las instituciones: mientras que algunas superan los 55 puntos y se convierten en puntos de referencia, muchas otras organizaciones tienen una puntuación más baja. 25.

Las 37 instituciones medidas en 2020 reportan, en promedio, una capacidad de procesamiento de 29,1 puntos sobre un máximo de 100

Si bien los resultados muestran un trabajo en progreso, las brechas más relevantes radican en la falta de procesos instalados donde la experimentación colaborativa permita llegar a soluciones más relevantes. A esto se suma la necesidad de una gobernanza que favorezca la generación de innovaciones públicas y la urgente necesidad de generar mecanismos para una mayor colaboración entre instituciones y ciudadanos.

Entender al estado como un importante proveedor de servicios, y no como un grupo de instituciones que hacen cumplir las leyes o proporcionan productos de forma independiente, es fundamental para llevar a cabo las transformaciones estructurales necesarias. La medición del Índice arroja luces de esperanza en esta dirección. Un ejemplo concreto es el diseño e implementación del subsidio al empleo, como un servicio encadenado e integral de ocho instituciones públicas que está generando 80% de satisfacción en el desembolso de más de 500.000 subsidios durante la pandemia. Este es también el caso de la simplificación burocrática del programa “Hoy Nací y soy Fonasa”, basado en la interoperabilidad de bases de datos para el registro automático de recién nacidos al seguro público de salud, que benefició a más de 130.000 niños en 2020.

Por tanto, el Índice surge como una brújula para autoridades y funcionarios comprometidos con un nuevo tipo de Estado, como un servicio para orientar a las instituciones en la implementación de políticas y programas que tienen al ciudadano como elemento fundamental. Este servicio podría replicarse en otros países de la región que, como Chile, quieran impulsar la innovación pública para dar saltos de calidad en la prestación de servicios a sus ciudadanos.

Esto será posible siempre que la metodología sea pública y aplicable a cualquier administración, la herramienta de recolección de datos se desarrolle en una plataforma de código abierto y, finalmente, se publique toda la sistematización de aprendizajes para la transferencia de conocimiento entre países. El paradigma ya no es un estado, sino un estado más amigable, ágil y decisivo.

Florencia Attademo-Hirt es el representante del grupo BID en Chile e Roman Yosif Capdeville el director ejecutivo del laboratorio del gobierno chileno.

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