Si alguien esperaba que la pandemia sirviera de catalizador para recuperar el estado del bienestar que alejó la crisis económica de 2009, los datos reflejan otra realidad: en medio de la crisis sanitaria y social, el porcentaje del presupuesto que las comunidades autónomas asignados en el 2020 las políticas sociales (salud, educación y servicios sociales) disminuyeron un 2% con respecto al 2019, según los resultados de un informe de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales con base en datos oficiales del Ministerio de Hacienda, aunque la Asociación subraya que podría haber ligeras diferencias cuando se conozca el balance final de 2020 en 2022. Una conclusión sorprendente a pesar de que en cifras absolutas se han destinado 5.681 millones más a estos apartados que vuelven a la calidad de vida de los ciudadanos ‘vida diaria para el aumento anual de los presupuestos, aunque es claro que el porcentaje que las comunidades asignan a l las políticas sociales continúan en declive. En concreto, en 2020, año de las emergencias sociales, este incremento fue solo del 1,35% en valor absoluto respecto al incremento medio de los fondos para políticas sociales en los últimos cinco años.
Si analizas este gasto mirando a cada una de las comunidades autónomas, 12 de las 17 comunidades autónomas han reducido el porcentaje de su presupuesto destinado a estos conceptos durante 2020 y solo cinco han dedicado una mayor parte de su presupuesto a salud, educación y servicios sociales: La Rioja, Cantabria, Galicia, Castilla y León y Aragón.
José Manuel Ramírez, presidente de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, es contundente en su análisis de la situación: “Decepción es la palabra que resume lo que se siente cuando el discurso repetitivo y artificial de los gobiernos regionales no se traduce en el presupuesto de cada comunidad. La disminución del dinero destinado a políticas sociales, incluso en el año más crudo del covid, refleja que el esfuerzo del Estado por brindar dinero extra a las comunidades para este fin no recayó directamente sobre la ciudadanía ”. Ramírez agrega: “Puede ser más evidente en el 2021, y eso significará que la burocracia ha ido en contra de la gente y lastra el impacto de estas medidas económicas por la complejidad de los trámites para acceder a beneficios y servicios. Por tanto, no se trata sólo de tener dinero, sino de agilizar y simplificar los trámites ”.
Si bien el informe indica que hay que tener en cuenta que el coste de prestación de estos servicios no es el mismo en todos los territorios de España, las grandes diferencias que existen entre las distintas autonomías son aún más sorprendentes si la atención se centra en la cantidad. que se dedican a estos conceptos por habitante y año. Madrid, con 2.204 euros por persona y Cataluña, con 2.426 euros, son las dos comunidades autónomas que se encuentran en la cola de la inversión social por ciudadano, un 17,5% menos que la media en España. Y son Navarra, con 3.456 euros, y País Vasco, con 3.415 euros, los territorios que más gastan en salud, educación y servicios sociales para cada uno de sus ciudadanos. El gasto social medio por persona en el conjunto de las comunidades es de 2.590,32 €, 28,74 € menos que en 2019. Un importe que se compara con 2009, año en el que alcanzó su punto máximo la última crisis económica. , representa un incremento mínimo de 54,98 € más por persona y año durante un período de casi 12 años.
“Cada comunidad autónoma tiene su propia trayectoria”, explica José Manuel Ramírez. Valencia, por ejemplo, partía de una base deplorable por sus anteriores políticas sociales y Castilla-La Mancha no ha podido recuperar desde 2009 el dinero destinado a estos rubros porque con el gobierno del PP ha sufrido recortes de casi un tercero en su balance. «Las peores paradas son Madrid y Cataluña en este análisis.» Cataluña «, explica Ramírez,» tenía una magnífica situación en las políticas sociales hace 10 años que se ha deteriorado desde el inicio de tu elaboras. Ahora, por poner un ejemplo, cada media hora muere una persona dependiente que sigue en lista de espera para recibir su ayuda ”. “Y en Madrid”, prosigue Ramírez, “también están para otras cosas. Así lo demuestra el hecho de que el gobierno de Díaz-Ayuso haya decidido que el subsidio de comedor para un niño es incompatible con que su familia reciba el ingreso mínimo viable. Esto significa una media de 216 euros por familia al mes, mientras que el comedor para cada niño cuesta 90 euros al mes ”.
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El informe destaca dos elementos que han obstaculizado la recuperación del gasto social. Por un lado, el país ha encadenado dos años consecutivos de prórrogas presupuestarias 2018 y que el anteproyecto de presupuesto 2020 en el que trabajaba el gobierno de Pedro Sánchez quedó desactualizado al cambiar las previsiones macroeconómicas por efecto de la pandemia. Por otro lado, las dificultades para acceder a las ayudas debido a los complejos trámites burocráticos que deben cumplirse para obtenerlas. “El estado del bienestar”, dice José Manuel Ramírez, “hay que protegerlo. Pedimos que se consideren un escudo presupuestario y fórmulas urgentes. No puede terminar rehén de estrategias partidistas y falta de estatura política ”.
La tendencia a la baja en el porcentaje de gasto que las comunidades autónomas dedican a educación, salud y servicios sociales se mantiene desde 2010. Ese año, el gasto en políticas sociales en los presupuestos autonómicos suponía el 67,4%, y 11 años después se redujo en nueve puntos y representa el 58,4% de sus presupuestos. Si comparamos con 2009, las comunidades que desde entonces han seguido registrando las cifras más bajas de gasto social son Cataluña, con casi 1.832 millones de euros menos dedicados a estos tres ámbitos; Castilla-La Mancha, que gastó 525,76 millones menos en 2020 que en 2009, y Castilla-León, que destinó 79,49 millones menos a estos conceptos.
Las cifras que recoge el informe sorprenden aún más si se desglosan los conceptos y se detallan por separado los importes destinados a servicios sanitarios, educativos o sociales durante 2020. Asturias (38,79%), Castilla y León (36,79%) y Madrid (35,12%) ). %) fueron las autonomías las que dedicaron un mayor porcentaje de sus presupuestos a la salud, y Valencia (28,91%), Navarra (25,34%) y Cataluña (25,3%) las que menos dinero destinaron a todos los servicios que tienen que ver con la salud de sus ciudadanos. Sin embargo, estos porcentajes no vuelven de igual forma a los habitantes de sus respectivos territorios y en cuanto al gasto por ciudadano son Madrid (con 1.204,44 euros por persona y año), Cataluña (1.251,03) y Murcia (1.268, 22) aquellos que gastan menos en atención médica. En el otro lado de esta tabla de gasto se encuentran el País Vasco, Asturias y Navarra, que son los territorios que más dinero dedican por habitante a este concepto, todos con cifras que superan los 1.700 euros.
En materia de educación, la Comunidad de Madrid vuelve a situarse al final del ranking de gasto por habitante con 905,66 euros: una cifra muy alejada de los 1.329,38 euros que destina Euskadi a este apartado, que ocupa el primer lugar entre los autonomías que gastan más en educación.
En cualquier caso, es el gasto en servicios sociales el peor en 2020. En este epígrafe se encuentran las acciones encaminadas a promover la promoción e integración de personas y colectivos concretos en la sociedad, evaluando, resolviendo sus posibles dificultades sociales y aportando recursos para mejorar su vida y tratar de evitar la exclusión social. La comunidad que más dinero destina por persona y año es Navarra (557,02 euros), seguida de Asturias, Extremadura y La Rioja, mientras que Baleares se sitúan al final del ranking con 157,66 euros por habitante, Canarias, 243, 02 euros, Murcia, 259,92 euros y, de nuevo Madrid, con 274,87 euros. No obstante, el informe subraya que algunas de estas cifras deberían matizarse porque, por ejemplo, en el País Vasco una buena parte del dinero que se dedica a los servicios sociales lo gestionan las Diputaciones y en Canarias y Baleares muchas de ellas. están delegados en los Cabildos y en los Cabildos Insulares. Pese a ello, los autores de este estudio concluyen que el “resultado sigue siendo extremo, ya que las comunidades que dedican el mayor porcentaje de su presupuesto a los servicios sociales – Asturias, Extremadura y La Rioja, respectivamente con un 10%, 9, 1% y 8,7 % – superan, por ejemplo, a Cataluña en casi cuatro puntos, que dedica el 6,2% de su presupuesto a este concepto.
Otra conclusión del informe que llama la atención es que, a pesar del desafío que plantea la crisis sanitaria y social derivada de la pandemia, los presupuestos finales para 2020 [los que se publicaron en abril de este año con datos de las cantidades gastadas realmente]apenas suponen un incremento respecto al presupuesto de 2019 [el resultante y final una vez cerradas partidas no pagadas, remanentes, etcétera]. Una situación que ni siquiera corrige el presupuesto inicial de 2021, dado que solo aumenta un 6,78% respecto al inicial de 2020.
Si tenemos en cuenta todas las políticas gestionadas directamente por las comunidades autónomas, la crisis derivada de la pandemia ha supuesto un aumento significativo del gasto en deuda pública autonómica en un intento de calificar el informe de la Asociación Estatal de Administradores y Gestores de Servicios Sociales como «Agonizante y no logró mantener las políticas de seguridad». Pero también es que este empeño de los resultados pírricos ha supuesto una drástica reducción del dinero que se ha destinado a otros sectores, incluidos algunos tan importantes como la cultura, la conservación del patrimonio, la justicia o la seguridad. Áreas que, agrupadas bajo el epígrafe de «otras políticas», han visto reducidas las partidas de gasto en un 30% desde 2009 y en 2020 han sufrido un nuevo recorte de 5.000 millones de euros.
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