El asfixiante y exigente calendario que exprime a los futbolistas en aras del negocio culminará esta temporada con la disputa, entre el 14 de junio y el 14 de julio, de la Eurocopa de Alemania. Caza mayor para Antoine Griezmann (32 años), que acostumbra a gestionar sus picos de forma cuando en el horizonte aparecen un Europeo o un Mundial. El ejercicio de administrar sus energías ante una gran cita de selecciones lo practica el atacante francés desde sus tiempos en la Real Sociedad —a la que se enfrenta esta tarde; a las 16.15, DAZN)— y su primera etapa en el Atlético de Madrid. Para el Mundial de 2014 aún era un novato, pero en la Eurocopa de 2016 —subcampeón— y en las Copas del Mundo de 2018 — campeón— y la de 2022 —subcampeón — fue el mejor jugador de la selección francesa. Griezmann es uno de esos jugadores que presumen de conocer a la perfección su cuerpo y a esas tres citas internacionales en las que resplandeció llegó pletórico de forma.
Los números del galo esta temporada no son malos, tres goles en Liga y uno en Champions, pero tanto Simeone como sus compañeros saben que ha arrancado con el motor diésel. Todavía no es el intenso todocampista que firmó la temporada pasada sus mejores registros como jugador de ataque completo, 15 goles y 19 asistencias. En la presente campaña aún no ha dado un pase de gol. Su actividad con la pelota también es menor. Acumula menos remates por partido (1,78) que la temporada pasada (2,88) y da menos pases (37 frente a 41).
Hasta ahora, en esta temporada, Griezmann ha sido más un jugador de momentos puntuales muy buenos que el futbolista que gobernaba partidos al completo el curso anterior. Solo cuando siente que el equipo y el partido necesitan que se explaye con y sin balón ha ofrecido su versión más completa. Aun en ese modo diesel que le aprecian en la caseta, es primordial para Simeone.
No hay una estrella del fútbol mundial que, en plenitud, acometa los esfuerzos defensivos que hace Griezmann. La temporada será larga y le conviene no cargar en exceso de kilometraje sus piernas. Además, tanto las lesiones de Memphis como las de Correa le han convertido en el segundo jugador de campo que más minutos ha disputado en los últimos seis encuentros (558 minutos), solo superado por Mario Hermoso (569). “Hay veces que hace falta estar abajo, despejar balones desde el punto de penalti, defender… Me sale normal. Es algo que siento. Veo a todos mis compañeros que están todos atrás defendiendo, pienso que no puedo fallarles y tengo que ayudarles”, explicó recientemente.
Más área
El último encuentro ante el Feyenoord fue ejemplarizante de este inicio de temporada en el que se aprecia a un futbolista selectivo en sus esfuerzos y muy concreto cuando decide entrar en juego. Griezmann apenas apretó la salida de balón de los centrales del Feyenoord. Se limitó a taparlos a una distancia amenazante sin más. Tampoco se ofreció como acostumbra para mediapuntear y ayudar a la construcción del juego pese a los problemas que tuvo el equipo para romper la presión adelantada del Feyenoord.
Eso sí, su única aparición en el área en todo el primer tiempo fue definitiva. Logró el tanto del empate a dos con una oportunista tijera de espaldas. En el segundo acto elevó algo la intensidad, pero fue reemplazado a doce minutos del final con el marcador ya a favor del Atlético (3-2). No es habitual que Simeone prescinda de su mejor jugador en el tramo final de partidos complejos, pero el equipo necesitaba piernas frescas para defenderse y contragolpear. Las de Griezmman no lo estaban después de esa media docena de partidos consecutivos que acumulaba.
Simeone, conocedor de la paulatina puesta a punto del francés, mantuvo una charla con Griezmann en los días previos al derbi contra el Real Madrid. Le sugirió que además de implicarse en la construcción del juego, no perdiera de vista descolgarse y pisar área con frecuencia. El delantero le respondió con un gol de cabeza y cuando tuvo que jugar a ofrecerse por los espacios libres para coser juego también lo hizo.
“Estoy buscando estar más cerca del área, donde más puedo hacer daño. Hay veces que no entro en juego, entonces me lleva a bajar para tocar el balón, pero no es lo que necesita el equipo ahora. Estar más arriba, tocar igual menos balones, pero hacer más daño”, explicó el atacante rojiblanco al término del derbi del 24 de septiembre. Sus palabras ratificaron el mandato que le dio el preparador argentino. Un Griezmann más selectivo y concreto.
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