Hay canciones que forman parte de la vida de diferentes generaciones. Ni un día, ni otra persona, pero tú tienes el conocimiento porque lo escuchaste aquí y allá, en un anuncio o en una fiesta. Visítanos con lo mejor de lo mejor, Tina Turner. Cantaba la desaparecida cantante en esta mítica canción: “Oh, eres la mejor. Mejor que todo lo demás. Mejor que nadie, cualquiera que haya conocido. Oh, estoy atrapado en tu corazón. Me aferro a cada palabra que dices. Oh, ¿separarnos? No no. Cariño, preferiría estar muerta. (Oh, eres el mejor. Mejor que todos los demás, mejor que cualquier persona. Cualquier persona que conozcas. Estoy atrapado en tu corazón. Y me aferro a cada palabra que dices. Oh, ¿separarnos? No, no. Cariño , preferiría estar muerta). Ese es el problema, ¿verdad? Aferrarse a las cosas, ay que fueron. Piensa que lo que es mejor hoy será mejor este mes. Ahí radicaliza el riesgo de la nostalgia que es un arma de doble hilo. Seguimos anclados en el pasado, un pasado que, con toda probabilidad, siempre nos parece mejor. Apreciamos el recuerdo de lo bueno, pero nos resistimos a disfrutar el presente y aceptar el futuro. La nostalgia nos duele.
Muchos jugadores consiguieron ganarse la confianza de tanta gente al ganar un premio como Leo Messi. De hecho, en el mundo del deporte en general y del fútbol en particular, suele haber una gran divergencia sobre qué es lo mejor de algo, porque el análisis es totalmente subjetivo y contrasta con opiniones que no se pueden luchar. El argentino, por opiniones y por gente, se quedó arrebatado de la mayoría de los bonos a quienes optaron por él. La unanimidad generada es propia de las grandes leyendas, pero especialmente de los colores o las rivalidades. También es correcto apoyar a los grandes mitos de este deportado y reconocer que nunca estuvo en su mejor momento.
Leo Messi es el mejor jugador que he visto mis ojos y, seguramente, el mejor que veré. Dicho esto, es totalmente compatible pensar que el argentino es el mejor jugador de la historia aceptando que no es el mejor jugador de 2023. Es por tanto él quien reconoce la FIFA con el The Best, el mejor jugador del año pasado. Y, lo más importante, es que valoran los seis meses de competición que duró, tras el Mundial de Catar.
Este premio se decide con los votos de los capitanes y entrenadores de todas las selecciones de las federaciones afiliadas a la FIFA de los cinco continentes que, para mi entusiasmo, fueron elegidos a su jugador favorito y no al mejor de 2023.
Que el equipo de Messi en Miami haya hecho una revolución es por lo que se habla, tanto a nivel futbolístico como, sobre todo, a nivel comercial. Pero para poder promocionar el fútbol hay que entender el nivel de competición que hay en la MLS: es muy importante hoy a nivel europeo.
Por muchas cosas, el argentino, que compartió el mismo número de votos con Haaland, logró obtener el trofeo FIFA gracias a los votos de los capitanes. Una decisión que me parece que la hija de la muerte, a través de la admiración que la mira, incluida la euforia del mundo, no quiere hablar de valorización, más que de realidad. También se pide que solo uno de los tres candidatos que optaron al premio -Messi, Mbappé y Haaland- esté presente en Londres para reconocerlo en caso de victoria. Su ausencia se parece un poco a la gala y también al galardón.
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