abril 24, 2024

En el psiquiatra, muebles para decirlo

En 1998, todos seguían con fervor el Mundial de Fútbol que se disputó en Francia. En Buenos Aires, en los días previos a la eliminación de la Albiceleste en cuartos de final ante Holanda, es imposible sustraerse a los gritos de la multitud entusiasta, al ruido de los televisores o al crepitar de las radios. Algo que molestó a la fotógrafa estadounidense Shellburne Thurber, alérgica al deporte.

Viene a la capital argentina a visitar a una amiga, se hospeda con un psicoanalista. Ante la angustia de su invitada, desesperada por no poder leer en paz, ésta le ofrece refugiarse en su estudio. » Yo era bueno, recuerda el artista de 74 años. Ambos muy lejos del mundo y al mismo tiempo en un lugar reportado por muchas personas todos los días. »

Algunas decenas de minutos

Al día siguiente, la artista, conocida por sus imágenes de lugares vacíos (museos, apartamentos, moteles…), le pide a su anfitriona si puede fotografiar su oficina desierta. La terapeuta no solo acepta, sino que la pone en contacto con varios de sus pares, muchos de los cuales están en Buenos Aires: la ciudad tiene una densidad excepcional de psicoanalistas por habitante.

Este fenómeno debe su origen a la historia de inmigración del país, que provino en gran parte de Mitteleuropa, la cuna de la disciplina. Shellburne Thurber luego fue de oficina en oficina, los practicantes le dieron rienda suelta durante unas pocas decenas de minutos. De regreso a Estados Unidos, la fotógrafa continuó este trabajo en Boston, donde todavía vive hoy. Sus imágenes se agrupan en Un análisis, a ser publicado en febrero por las ediciones Kehrer.

“El paciente está seguro allí y, sin embargo, es aquí donde liberará lo no dicho, lo reprimido. Es también aquí, y sólo aquí, donde vive una aventura intelectual muy fuerte. » Shellburne Thurber

Aunque Shellburne Thurber no hizo terapia psicoanalítica Sentido estricto, sin embargo, fue seguida durante varios años por un psicoterapeuta, también psicoanalista. El fotógrafo ve en el gabinete del psiquiatra “un espacio necesariamente aparte” : “Están sucediendo tantas cosas contradictorias. El paciente está seguro allí y, sin embargo, es aquí donde liberará lo no dicho, lo reprimido. Es también aquí, y sólo aquí, donde vive una aventura intelectual muy fuerte, que lo acompaña en su vida cotidiana. » Ella cita muchas historias de pacientes que soñaron con muebles o baratijas que observaron varias veces a la semana durante años.

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