
Victorino Martín sacó un marrón de la parte superior y lo tiró, involuntariamente, por supuesto, sobre los hombros de la afición. El criador saludó con alegría y homenaje a seis toros veteranos en su casa, que habrían cumplido seis en noviembre, hartos de comer y perforar el portafolio de la empresa, sin esperar que el júbilo fuera pasajero, porque los seis toros, próximos a la jubilación, escribieron una página negra en la historia del famoso hierro.
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Bellos de rostro, todos asfixiados, faltos de fuerza física, mansos, con codicia perdida, malas ideas en las entrañas, unos somnolientos, otros violentos, sin clases, con varias durezas, no eran toros para la lucha de hoy ni de ayer.
El primero, por ejemplo, llamado Gallareto, no honraba el lugar que la historia le había reservado: haber sido el primer toro en subir a la arena después de la larga sequía de la pandemia. Se alejó despacio, vio a Escribano esperándolo de rodillas en los medios, y se acercó al torero como quien va a la barra libre con dos copas más. Somnoliento salió y permaneció así durante toda la lucha, inválido, además, embotado, sin calidad, con desencanto generalizado.
Ese era Gallareto, y así, más o menos una chispa, sus hermanos, viejos como él, lo seguían pensando mucho en su carne y poco coraje en sus entrañas. Solo el cuarto galopó sobre las banderas y nos hizo creer que conservaba algunas esencias que le faltaban. Fue el menos feo del encierro, y permitió a Escribano brillar en varios pases con ambas manos, en los que destacó más su actitud valiente que la calidad de su rival.
Recibió a sus dos toros de rodillas por los medios e interpretó al tipo real; especialmente, antes del cuarto, estaba a punto de afeitarse la barba mientras realizaba un cambio largo.
Los informó a ambos con facilidad y facilidad; No pudo hacer nada antes del primer cierre, y el cuarto robó varios naturales profundos y un par de manos derechas limpias exponiéndose frente a un animal duro que cargó con la cara hacia arriba.
La actuación del Albacete Sergio Serrano también es muy meritoria, muy valiente toda la tarde, comprometida, combativa y con una actitud encomiable frente al segundo, suave y violenta. Aprovechó con inteligencia y templanza, la nobleza del quinto obtuso, atrajo a nativos de la categoría y lo mató con eficacia y prontitud, de modo que anduvo un apéndice.
Otro toro con muy poca entrega fue el tercero, frente al que Fortes se posicionó muy bien, esquivando eficazmente los tornillos y salió sin un rasguño de la dura estaca. Ni el sexto, muy marginado, que no tenía pase, le ofreció una oportunidad. Mala suerte para el malgache.
(Por cierto, el público madrileño, festivo, festivo y fácil, muy fácil …).
Martín / Escribano, Serrano, Fortes
Tori Victorino Martín, bien presentado, serio, astifiano, manso, marginado y de mala clase; el quinto es noble y anodino.
Manuel Escribano: rayo (ovación); estocada caída _advertencia_ (oreja).
Sergio Serrano: jab y estocada baja _aviso_ (ovación); estocada opuesta (oreja).
Fortes: jab y estocada caen _advirtiendo_ un descabello y el toro se acuesta (silencio); cuatro picaduras, un empujón y un descabello (silencio).
Plaza de Las Ventas. 26 de junio. Ronda de apertura de la temporada. Aparentemente lleno, a pesar de que el letrero de «no boleto» colgaba sobre una capacidad de 6,800 espectadores. Asistió la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que fue recibida con una ovación y brindis de Escribano y Fortes.
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