En octubre de 2017, recien alcanzada la cumbre del circuito, Garbiñe Muguruza confirmó durante un encuentro con este periódico: «Nací casi para jugar. No recuerdo haber hecho otra cosa, ni sabría. número uno ha ido procesando todo lo que conlleva su deporte y el haber estado en lo más alto: lo bueno, que ha sido mucho y en ocasiones único, excepcional, pero también lo malo. mundial se coronó (2020) como maestra en Guadalajara (México), hito inédito para una mujer española.
«Así no podía seguir, estaba pasándolo mal y no es necesario», apunta una fuente cercana a la deportista, que en las últimas fechas ha ecendido la luz de alarma con el paso a un lado que ha dado. «Ahora mismo, no se sabe qué decidirá», agrega la misma persona, mientras el interrogante se agranda y la hipótesis de un posible adiós a su deporte va cogiendo fuerza, sin que ella disipe la duda y, en cambio, trate de alejarse de la actividad rutinaria que ejerce desde que era una niña. Muguruza empuñó por primera vez una raqueta contra tres años y desde entonces no la ha soltado; Ahora, sin embargo, necesita aire, desconectar y reflexionar, arrastrada emocionalmente por el vértigo de su profesión y una mala racha de resultados que le han conducido hacia una situación delicada.
A principio de febrero, Muguruza anunció que no competiría en Abu Dhabi por «motivaciones personales» e inmediatamente después renunció a las ciudades de Doha y Dubai. La inquietud, sin embargo, aumenta de manera exponencial cuando la semana pasada anunció mediante un escueto mensaje que su pausa se prolongará al menos hasta el verano. “Pasar tiempo con la familia [tiene dos hermanos] y los amigos [a los que se añade su pareja] ha sido realmente saludable y sorprendente. Así que voy a alargar este periodo”, comunicó a través de las redes sociales.
Nunca fue predecible Muguruza, sino todo lo contrario. Mejor, un acertijo. Golpeó tan fuerte en su irrupción en la élite -finalista en Wimbledon con 21 años- mientras se desmoronaba trastornado, sumergido en una fuerte crisis. Posteriormente remodelado sobre el entorno técnico –con la contratación de Conchita Martínez– y reaccionó –finalista del Open de Australia en 2020–, antes de tocar el cielo en Guadalajara. Pero desde ahí, curvas y más curvas en su trayectoria, las mismas que han marcado sus partidos; demasiadas derrotas y, sobre todo, demasiado sonoras, difícilmente comprensibles varias de ellas por forma y fondo. Desde el éxito maestro en tierras mexicanas, 12 victorias y 21 caídas. Este año, cuatro tropiezos en cuatro primeras rondas. A su fugaz paso por Oriente Medio, su confianza en darle la vuelta a la historia se resquebrajó.
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Establecimiento… fuera de la competencia
Expuesta al juicio constante al que somete el tenis y erosionado por los resultados, Muguruza (29 años) ha optado por frenar y reconsiderar su porvenir, aunque desde una posición neutral. ¿Seguir o no seguir? No lo sabe. No hay respuesta todavía. Si existe la constancia de haber descubierto un nuevo universo, y la cotidianeidad alejada de lo profesional, en el que disfruta y se siente feliz. No ahogada. La estabilidad que se ha negado a lo largo del último año y medio, entre peloteo y peloteo, ha ido encontrándola en el ámbito personal.
«Lo ha vivido siempre todo con mucha intensidad, es la primera que se demande. Debe pensar con calma, analizar y no tener premio. encuentra ante una encrucijada y de que la elección es incierta.
Mientras tanto, el miércoles ella y Conchita anunciaron oficialmente su desvinculación profesional, que no personal. El respeto y el aprecio son recíprocos, pero la preparadora desea seguir activa y la jugadora –fuera de las 100 pluses por primera vez en una década, hoy día la 131ª– intenta depurar la mente y reordenar su estructura vital entre actividades livianas como jugar al padel, dar paseos o cortar el césped. Alejada de las pistas, Muguruza trató de encontrar la paz interior y déshacerse de sa versión que el consumo antes y después de saltar a la pista, presa de los nervios y la tensión. A la espera de esa «magia» que no ha vuelto y cansada de que desde el exterior no se entienda su naturaleza irregular, con el paréntesis anunciado lanza una moneda al aire.
«El tenis lo tiene», apuntan desde su entorno, a la espera de saber cuál es su voluntad final y anteponiendo el factor anímico al físico. «Para regresar necesitaría hacer una pretemporada y enseguida reencontraría el ritmo porque la base es muy buena, pero la clave está en lo que dessee de verdad», concluye.
Acostumbrada tiene que vivir entre la adrenalina de la competición y con un currículum que soñaría la inmensa mayoría, el tenista siempre ha ido de frente, sin esconder que encuentra alicientes más allá de la raqueta e insinuando que su carrera no sería larga muy longeva. «No me veo jugando hasta los treinta y tantos», ha señalado en repetidas ocasiones. El tiempo, su tiempo, lo marca ella, siempre dentro de una burbuja particular; así se elevó, así hizo historia. Asi es el mundo de garbiñe. Queda por ver si abandonada circunstancialmente esa esfera del tenis, vuelve a recobrar el apetito por jugar. Muguruza y el mañana, tan sencillo ya la vez tan complejo: una cuestión de felicidad.
ESPAÑA LLEGA A LAS FINALES DE LA COPA BILLIE JEAN KING
CA | Madrid
La selección española femenina volvió a acceder a la fase final de la Copa Billie Jean King, que se disputó en noviembre en una sede todavía por definir, al rematar la eliminatoria disputada en Marbella ante México: 3-1. A las dos primeras victorias sumó la definitiva de Nuria Párrizas ante Marcela Zacarías, la 196ª del mundo, por 6-3 y 6-0. Hay dobles, Aliona Bolsova y Rebeka Masarova cedieron ante Giuliana Olmos y Renata Zarazúa (4-6, 7-6(5) y 10-5).
En cambio, en Montecarlo, es domingo (a partir de las 14:30 horas, Movistar Deportes) se médirán por el título del Masters el ruso Andrey Rublev y el danés Holger Rune. El primero, finalista del torneo en 2021, se deshizo de Taylor Fritz merced al 5-7, 6-1 et 6-3 obtenido, mientras que el segundo vio el acceso gracias al 1-6, 7-5 et 7-5 firmado ante Jannik Sinner; campeón en noviembre en París-Bercy, el nórdico disputará su segunda final de un 1000.
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