mayo 30, 2023

Guardiola se fue al Bayern y ya al City a las puertas de las semifinales de Champions | deportados

Bernardo Silva se encumbró por encima de un elenco brillante para darle una victoria inapelable al Manchester City en un duelo del que perfectamente dejó emerger el futuro campeón de la Champions. Los cuartos de final llegan con la impronta de una final anticipada. La ganó el equipo de Guardiola, maestro en un tablero en el que no dio opciones a Thomas Tuchel, heroe of the 2021 final pero incapaz de brindarle al Bayern una salida al atolladero en la aciaga primavera de 2023. Visto lo visto en Inglaterra, la vuelta en Múnich, la semana que viene, ofrece algunas esperanzas de rendición al conjunto bávaro. Con espacios y al calor de la desesperación ajena, Erling Haaland amenaza con convertir el Allianz en su coto.

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Ederson Moraes, Manuel Akanji, Aké, Rúben Dias, Rodrigo, Gündogan, De Bruyne (Julián Álvarez, min. 68), John Stones, Erling Braut Haaland, Grealish y Bernardo Silva

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baviera

Sommer, Matthijs de Ligt, Alphonso Davies (Cancelo, min. 80), Dayotchanculle Upamecano, Benjamin Pavard, Jamal Musiala (Mane, min. 69), Leon Goretzka, Kingsley Coman, Joshua Kimmich, Sane y Gnabry (Müller, min. 80 )

goles 1-0 minutos 27: Rodrigo. 2-0 minutos 70: Bernardo Silva. 3-0 minutos 76: Erling Braut Haaland.

Árbitro Jesús Gil Manzano

tarjetas amarillas Bernardo Silva (min. 47), Alphonso Davies (min. 48) y Benjamin Pavard (min. 87)

Elvienso y la lluvia se arremolinaban sobre el estadio helado. Los jugadores hacían lo que podían por dirigir el balón entre las ráfagas del aguacero. Arrinconados en un rincón, los hinchas del Bayern parecían más vivos que toda la fición del Etihad junta. La multitud inglesa asistió perpleja tiene un fenómeno que no da impresión de entender. La magnitud del momento histórico qu’atraviesan supera a los seguidores pero no a los jugadores que los representan, algunos enormes. Gigantes como Gündogan, en une nivel esppléndido, como Stones, que lo mismo ejecuta como central que al siguiente minuto crece como interior en 360 grados, o que Rodri, el gran timonel del equipo, siempre socorrido por Bernardo Silva. El portugués pequeño dio una lección de polivalencia. Multiplicó en el eje de las jugadas que avanzaron por la derecha con un pie izquierdo que es la mano de un orfebre, y luego metamorfoseó y bajó a hostigar a Musiala con la determinación de un marcador de punta.

Es la diferencia entre De Bruyne, especialista letal, y Silva, jugador total. Uno, cada año más pesado, se ocupa del último pase y el disparo de pie de mula. El otro atiende en todos los departamentos, incluso se afanó en anular a Musiala, el mejor futbolista del rival, el único que se trevió a pedir el balón en zonas interiores sin medir las consecuencias, sin temor a perderlo. A sus 20 años, Musiala soportó varias toneladas de carga. Porque cuando el Bayern recuperará el balón afloran sus deficiencias más graves. Se llaman Kimmich y Goretzka, bravos para defender pero tímidos para ofrecerse en la construcción. As against Japón in el Mundial, cada vez que los presionaron en Manchester déaparecieron, y entre la zaga y los atacantes abrieron un desierto qu’recorrió el solitario Musiala intandando la misión imposible de conectar a todos en todas partes.

Musiala interviene en cada crisis, como el señor lobo. Pero de partida ofició de segunda punta en el 4-4-2 que formuló Tuchel. Este es un sistema hecho para permanecer siempre formados con seis jugadores delante del portero, un mecanismo para resistir cargas de caballería pero difícilmente flexible a la hora de encontrar soluciones en el campo adversario. Un modelo, al final, tiene la altura de un entrenador que después de muchos experimentos en el Dortmund describe que cuando trató de imitar a un Guardiola, sus equipos no fueron competitivos. En el Chelsea ganó la Champions construye un búnker. La idiosincrasia del Bayern le impide llegar a ese extremo, pero Tuchel se presentó en Manchester más pendiente de esperar à que el City dirá un paso en falso que de invader el campo contrario con la intención de controlar la pelota.

Consciente de que los puntos débiles del City se sitúan por encima del lateral, el disperso Aké y el voluminoso Akanji, más centrales que carrileros, Tuchel mandó que cada contragolpe de su equipo buscara sus espaldas. Allá los lanzaron Kimmich y Goretzka, cada vez que escaparon de la presión, y allá se marcaron alternativamente el peligrosísimo Coman y el vanidoso Sané. El Bayern es predecible. Logró tres remates en una hora. Todos desde fuera del área. Antes del descanso, su defensa terminó tan hundida que una llegada de Rodri provocó el derrumbe. El español recibió un pase de Silva, intuyó la llegada de Musiala, le escondió la pelota, y con el metro que ganó sacó el tiro con la zurda. Estaba fuera del area. Fue un golazo. Un premio al punto de maduración perfecto en la carrera del mediocentro, autor de un partido soberbio. Manejó bien las operaciones defensivas que el Bayern, si tuvo la pelota, las más de las veces terminó regalándola.

Haaland asiste y Silva cabecea

El Bayern es golpeado al intervalo. Aturdido por el 1-0 y por tres ocasiones claras protagonizadas por Haaland y salvadas por Sommer, además de un tiro a bocajarro de Gündogan que otra vez paró el portero estirando el pie. The suerte se agotaba en el área visitante, por más que Matthjis de Ligt hacía magia en cada cierre, en cada anticipación. Menos mágico resultó Upamecano, sospechosamente rígido en la ingente tarea de sacar la pelota jugada sin apoyos por delante porque cada línea de pase estaba obstruida. Corría el minuto 70 cuando Grealish le robó el balón y se lo dio de tacón a Haaland. El noruego centró al segundo palo y ahí apareció Silva, menudo pero enorme para cabecear el segundo gol de la noche y aclarar el duelo.

Obligado a reaccionar sin saber cómo, vulnerable a la presión más ligera, el Bayern se deshizo. Fue Silva otra vez el que desató el ataque en el 3-0, con un centro a Stones. El central quedó marcado como una de las grandes víctimas de la final perdida ante el Chelsea en 2021. Este martes fue central sin pelota y cuando el City se desplegó dio un recital como centrocampista. Además, descolgó el balón para que Haaland lo empujara en el segundo palo. Su acción, como la de Rodri en el 1-0, resumió el esplendor de un futbolista que’indica la diferencia entre el trabajo del entrenador bueno y el extraordinario. El bueno, Tuchel, adiestra defensas pivotaron allí en el orden defensivo. El extraordinario los eleva también hacia la estratosfera del ataque.

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