diciembre 1, 2024

«Hola, soy el vicepresidente»: la llamada telefónica que alertó a las empresas eléctricas | Economía

«Hola, soy el vicepresidente»: la llamada telefónica que alertó a las empresas eléctricas |  Economía

A última hora de la tarde del lunes, los dirigentes de las eléctricas recibieron una llamada telefónica de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera. El propio Ministro de Transición Ecológica les informó que al día siguiente el Consejo de Ministros aprobaría, mediante real decreto, un plan de choque con medidas para hacer frente al aumento de la electricidad. Era algo que ya estaba en los círculos más informados; pero tenía que ser confirmado. Sin embargo, no les dio muchos detalles. Solo el comunicado de las medidas, que los técnicos del ministerio vienen preparando desde agosto y que se han acelerado por el imparable aumento de los precios mayoristas de la electricidad.

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Esa misma noche, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una entrevista con TVE, concretó algo más. Algunas medidas son transitorias, como la reducción del impuesto especial, que se suma a la reducción del IVA y del impuesto a la generación; la reducción de los «beneficios extraordinarios» que se obtienen de la retribución de la energía no contaminante al precio fijado por el gas («las empresas podrán soportarlo», dijo el presidente), lo que permitirá reducir los costes incurridos en la recaudación u obligación de las empresas dominantes (es decir, las grandes) de realizar subastas entre independientes. Otras de carácter permanente, como establecer un suministro mínimo vital para que las familias más vulnerables no se queden sin electricidad o controlar los desagües de los pantanos para evitar la especulación.

Las razones del plan estaban más que justificadas por el aumento de los precios del gas, que son los que marcan el precio marginal al que se vende toda la energía en el mercado mayorista, y de los derechos de emisión de CO₂. Casualmente, tras realizar las mediciones, el precio de la energía saltó el pasado jueves al récord de 188,18 euros MWh (los días siguientes bajó a 146,57 este domingo), cifras que ninguna oficina de investigación había anticipado ni con mucho (como mucho habían puesto alrededor). 60 euros).

Lo peor de todo es que el mercado de futuros indica que los precios del gas continuarán disparándose hasta al menos marzo de 2022 y el gobierno no puede actuar al respecto. Lo único que puede hacer es encomendar a los dioses de los mercados internacionales que abran el grifo ya las autoridades de Bruselas que cambien el sistema de precios y el mercado de CO₂, sobre el que especulan los fondos de inversión. Para ello no quedó más remedio que hacerlo en las partes de la factura de la luz en las que se puede maniobrar: costes e impuestos regulados, que han pasado de representar el 75% de la tarifa a menos del 50%, mientras que la energía pesa más de la mitad. .

No llueve como a todo el mundo le gusta

Pero por muchas razones dadas, no llueve como a todos les gusta. Mientras las asociaciones de consumidores y ambientalistas aplauden, las empresas del sector se quejan y preparan artillería para acudir a los tribunales, alentadas también por los bancos de inversión, que han producido una batería de informes en los que se abarrotan las prohibiciones del plan.: Precariedad jurídica, incertidumbre regulatoria , ralentización de la recuperación … Las eléctricas cuestionan la sentencia del presidente de que pueden soportarla. Según los empresarios del sector, la reducción de los denominados «beneficios extraordinarios» de la generación hidroeléctrica y nuclear (por valor de 2.600 millones) «es una medida injusta y engañosa, basada en un supuesto aumento de beneficios». “Tiene”, añade, “un impacto enorme en la estabilidad de un sector que no es responsable de esta situación ni se beneficia de ella, lo que se puede comprobar observando el valor bursátil de las empresas a pesar de la subida de precios a lo largo de 2021 ″. .

Las empresas también señalan que no han tenido en cuenta que han vendido prácticamente el 100% de la producción básica (hidráulica, nuclear y renovable) para 2021 y más del 75% en 2022 a un precio que no supera los 60 euros MWh, mucho. más bajo que el mercado localizar (Puedes comprarlo o venderlo con entrega inmediata y al precio actual del mercado). En su opinión, se producirá una reducción de ingresos de aproximadamente 65 euros MWh, además de los 10 euros MWh que perderán por la eliminación de la retribución percibida en plantas antes de 2005 que no emiten CO₂ (licitaciones beneficios caídos del cielo que se encuentra en proceso de redacción de ley en el Congreso de los Diputados). En este sentido, el Foro Nuclear, en el que están presentes las empresas eléctricas, ha amenazado con emprender acciones legales y cerrar las centrales nucleares antes de la fecha pactada si no se retira el proyecto, lo que no puede hacer sin contar con un informe favorable de la ‘ operador del mercado.

Pero las empresas renovables también se quejaron, alarmadas porque la redacción del artículo 4 del real decreto-ley no aclara si la reducción de «beneficios extraordinarios» afecta a las estructuras que desarrollan con contratos de compraventa cerrados (conocida como APP por sus siglas en inglés). De ser así, anunciaron que deberían cerrarlos y dejar de invertir. «Esta es una desaceleración en la transición energética», dijeron también en la industria. La confusión fue tan grande que el vicepresidente Ribera tuvo que aclarar que la medida no se aplicará a las plantas que no hayan obtenido beneficios extraordinarios tras la venta de energía al precio del gas. Las aguas se calmaron, pero los espíritus no.

Las empresas, sin embargo, tienen alguna esperanza de que el ministerio reconsidere su posición y revise la ley para que la sangre no llegue al río. Por eso, antes de ir a los tribunales, están moviendo sus poderosos hilos. Quieren agotar todas las posibilidades de acercarse al Gobierno por los caminos que encuentran abiertos, que no son solo los de la Transición Ecológica. Por otro lado, les alivia, en la medida de lo posible, que la mayoría de las medidas sean transitorias.