abril 25, 2024

La amistad «sin complicaciones» de García Lorca y Benjamín Palencia se exhibe en el centro del poeta de Granada | Cultura

La amistad "sin complicaciones" de García Lorca y Benjamín Palencia se exhibe en el centro del poeta de Granada |  Cultura

«Amistad sin estridencias, pero verdadera y con mucho respeto». Ramón Palencia, bisnieto del artista Benjamín Palencia, define así la relación “poco publicitada” entre Federico García Lorca y su tío abuelo. Laura García Lorca, sobrino del poeta, profundiza en esta idea, recordando que “significa mucho que Lorca confíe los primeros pasos de La Barraca, su proyecto político y artístico más importante, a Benjamín Palencia”. Amistad creativa. Benjamin Palencia y Federico García Lorca recrea a través de los dibujos del primero y la correspondencia entre los dos, siete años de amistad artística y personal entre dos artistas que compartieron afinidades artísticas, mucho humor y una cuota de erotismo epistolar.

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La hora exacta en que se conocieron no está documentada. Sin embargo, hay unanimidad en que debe haber sido en 1924, posiblemente en 1925, en un acto en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Allí vivió el poeta y el pintor, nacido en Barrax (Albacete), en 1894, residió en la capital desde la adolescencia. Nada más iniciarse su carrera pictórica, dice su sobrino, «empezó a conocer a todos esos artistas que estaban en la Residencia de Estudiantes». A continuación, explica Enrique Andrés Ruiz, uno de los comisarios de la exposición junto al galerista Guillermo de Osma, “siete años en los que han pasado tantas cosas, incluida probablemente una visita de Palencia a la casa de Federico en Granada con motivo de la Conmemoración del IV Centenario de la Universidad de Granada ”, probablemente en 1931, año de dicha conmemoración. Fue una época, prosigue, en la que «los artistas de vanguardia viven en un clima de colaboración mutua y comparten proyectos comunes, desaparece el artista que se dedica exclusivamente a su profesión».

Carta ilustrada de Benjamín Palencia a Federico García Lorca, escrita en 1926.Fermín rodríguez

Este espíritu de colaboración es el que se refleja en la exposición que podrá visitarse en el Centro Federico García Lorca hasta el 17 de octubre. Se trata de dos salas en las que, en primer lugar, se exhibe la obra de Benjamín Palencia que conoció el poeta, su material pictórico de los años veinte y treinta. Una treintena de obras en papel seleccionadas por Guillermo de Osma que muestran a Palencia cercana al surrealismo, al Arte Nuevo y, cambiando la perspectiva artística, a los poetas del momento. La segunda zona de la exposición exhibe unos dibujos inspirados en la cerámica numantina del Archivo Benjamín Palencia para mostrar, finalmente, la obra del amigo y colaborador de Lorca Palencia. Están las obras iniciáticas de La Barraca – «el proyecto de acercar la cultura a todos los pueblos a través del teatro», como nos cuenta Laura García Lorca – y se exponen muchos de los bocetos previos que Palencia había preparado antes de encontrar la versión definitiva. conocido emblema del cuartel, una máscara teatral en una rueda de carro. Emblema que se materializa en la exposición que muestra las insignias que tanto Lorca como Federico utilizaron en los conocidos monos azules de quienes formaban parte del proyecto.

Exposición 'Amistad creativa' de Benjamin Palencia y Federico García.
Exposición ‘Amistad creativa’ de Benjamin Palencia y Federico García.Fermín rodríguez

Amistad creativa También muestra las figurillas que, por encargo del poeta, diseñó Palencia para la representación de La vida es un sueño de Calderón de la Barca. Esta fue la primera ópera que La Barraca representó parcialmente en Burgo de Osma (Soria) en 1932, en la primera representación pública que se realizó. Se trata de decoraciones y figurillas vanguardistas y aparentemente atrevidas demasiado para el público al que iban dirigidas, la España rural de hace 90 años. “Son trajes impresionantes, cuya modernidad y puesta en escena contrastan con el público, que parece sacado de un aperitivo del siglo XVI de Cervantes”, comenta Laura García Lorca. Sin embargo, el público de estos pequeños pueblos, explican los comisarios, “llenó los espacios donde actuaba La Barraca y siguió con gran atención la muestra. Era un teatro con un lado vanguardista, sin duda, pero por otro lado también fue un intento de Frederick por salvar el teatro popular ”, concluye Enrique Andrés Ruiz.

La exposición tiene una posdata especialmente interesante. La correspondencia entre el artista plástico y el poeta, que muestra una relación de amistad especialmente desinhibida desde su primer encuentro, alcanza un clímax humorístico-pornográfico en un par de cartas de Palencia a García Lorca y Emilio Prados que el pintor completa con dibujos eróticos y comentarios llenos de ironía y humor. La amistad de ambos, bien documentada por escrito, sin embargo, solo la podemos imaginar, porque hasta el momento no han aparecido fotografías de ambos juntos.