La conciencia es un activo del cerebro que, por momentos, incomoda e intimida. Habita entre parietales y, cuando abandona su laberinto sinuoso y arrugado, se planta ante nosotros y nos interpela. A veces preferiríamos que no existiera y que sus cuerdas vocales, en lugar de tensas, fueran laxas. Que padeciera de afonía permanente. Pero no. Su verborragia es infinita y su timbre de voz, estridente. Sus imputaciones, a menudo, resultan fundadas.
A modo de defensa argumentamos que siempre somos víctimas de la perversidad ajena y que nuestra cruz no tiene límites. Que su altura y peso desmedidos dificultan sobrellevarla. Ante lo inconvincente del relato, sonríe. No como signo de disculpa o empatía sino irónica ante tanta osadía. Cuando se distrae, de nuevo, incentivamos nuestro ego y nos regodeamos ante falsos espejos, fabricados adrede. Esos que nos devuelven imágenes efímeras y colmadas de irrealidad.
Cuán oportuno sería poseer la decisión suficiente para intentar un hondo y descarnado mea culpa. Para admitir que, más de una vez, somos el resultado de altas dosis de desidia y soberbia. De egolatría e intolerancia. Finalmente, no deberíamos ocultar que nos seduce adoptar a la cobardía como ideal compañera de viaje. Por eso, dar respuesta franca a estas demandas constituye un inexcusable deber de “conciencia”.
Alejandro De Muro / demuroalejandro4@gmail.com
Ecos de las elecciones
El resultado electoral habla muy mal de lo que somos los argentinos a la hora de votar. Somos imberbes en política, premiando a nuestros propios verdugos.
Un ministro de Economía que llevó al país a un momento terrible, con inflación incontrolable, pobreza, inseguridad y una hiperinflación que golpea la puerta, más un Gobierno que se llevó la vida de más de 123 mil argentinos por su corrupción en la pandemia, son premiados con chances de continuar en el poder. ¿Qué nos pasa? No sabemos ver que la pobreza son votos para que este populismo nefasto siga manteniendo poder. Ojalá en noviembre abramos los ojos, porque si no seguiremos viviendo arrodillados ante ellos.
Darío Díaz / dariodiazalb@gmail.com
Argentina: país poderoso y sin verso, gobernado por corruptos llamados kirchneristas. El peronismo no ha tomado conciencia que en todo el planeta no existe otra nación con petróleo, carbón, acero, cobre, litio, tecnología, científicos, universidades, con cereales y ganado para darle de comer a cincuenta planetas como la Tierra. Sin embargo estamos llenos de deudas, de ignorantes y nunca crecemos. ¿No se preguntó por qué? Tenemos que cambiar por nuestros hijos y nuestros nietos. Dejarles otro país, otra patria. No vote porque recibe coimas, subsidios o regalos. Vote por dignidad Argentina, vote por su crecimiento y su futuro. Vote por alguien culto e inteligente y sobre todo, patriota y no por un kirchnerista charlatán.
Lic. Claudio M. Perez Bobasso / licperezbobasso@gmail.com
Cumplimos 40 años de democracia y esto merece un festejo. Que el pueblo pueda elegir hay que valorarlo y la manifestación de cada votante es lo mejor que nos puede pasar. Somos libres, y eso no tiene precio, más allá del resultado del domingo y las definitivas en noviembre, el ejercicio de poder votar es lo importante.
Susana Mastronardi / susumastro@gmail.com
Patricia Bullrich y Horacio R. Larreta equivocaron su camino en las disputas por las PASO para dirimir quién sería candidato a presidente. Las peleas fueron duras y demasiado públicas, los argentinos no somos como los norteamericanos que se “matan” en las primarias y luego se abrazan y cooperan una vez conocido el resultado del voto. Esa simple falta de visión y de comprensión de la verdadera idiosincracia argentina fue el verdadero “cajón de Herminio Iglesias” de JxC. Así de fácil entender porqué perdieron. ¿Cómo no se dieron cuenta de esto? ¿No tenían asesores suficientemente influyentes que les abrieran los ojos? Una gran tristeza, la Argentina lo lamentará.
Ricardo Olaviaga / rolaviaga157@gmail.com
Axel Kicillof fue reelecto. No se entiende muy bien la disociación que existe en la sociedad al votarlo. Por su guapeza, arrogancia e impericia, Argentina deberá pagar US$ 16.000 millones por la estatización de YPF. La mayoría que lo votó no identifica que buena parte de la pobreza que vivimos es consecuencia de esos manejos. Qué lamentable nuestra pobre Argentina.
Eladio Sergio Castillo / eladiosergiocastillo95@gmail.com
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