El secretario general de la OTAN, Jens Stotltenberg, advirtió el martes a los nuevos gobernantes en Kabul que la alianza tiene suficientes medios militares para evitar que Afganistán vuelva a servir como base para los grupos terroristas que organizan y llevan a cabo ataques en países occidentales. «Durante dos décadas no ha habido ataques en países aliados organizados por Afganistán», recordó el líder de la OTAN. Y advirtió a «los que ahora están tomando el poder» que «los aliados tienen la capacidad y la vigilancia para hacer frente a las posibles amenazas futuras de Afganistán».
«El mundo está mirando», dijo un abatido Stoltenberg en lo que podría decirse que fue la conferencia de prensa más difícil y desgarradora de su mandato. La apresurada y caótica retirada de la mayor operación militar en la historia de la alianza empaña dramáticamente el tramo final de Stoltenberg, que deja el secretario general de la OTAN el próximo año.
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El líder de la Alianza Atlántica reconoció su «sorpresa por la velocidad del colapso político y militar» de la administración creada y mantenida en Kabul por las fuerzas occidentales durante más de 20 años. A diferencia de Joe Biden, que el lunes acusó al ejército afgano de no querer luchar, Stoltenberg defendió el coraje de las fuerzas afganas y atribuyó el fiasco «a la falta de liderazgo político del gobierno».
«Algunas de las fuerzas de seguridad afganas lucharon con valentía, pero no pudieron mantener la seguridad del país porque los líderes políticos no lograron enfrentar a los talibanes y alcanzar una solución pacífica», lamentó el líder de la Alianza.
La comparecencia de Stoltenberg se produjo tras otra reunión urgente del Consejo Atlántico para analizar la situación, la segunda desde que el viernes pasado se aceleró la ofensiva talibán hasta que el presidente afgano huye el domingo, dejando Kabul en manos de los talibanes.
Planes de evacuación
Los aliados comunicaron durante el encuentro su intención de enviar más aviones para evacuar al resto del personal de las delegaciones nacionales, así como a la población local que trabajó para las fuerzas internacionales durante los años de ocupación.
La OTAN mantuvo a más de 800 civiles en la capital afgana para ayudar en el proceso de evacuación, según Stoltenberg. La contribución de la OTAN fue crucial para mantener abierto el aeropuerto de Kabul, cubriendo los servicios de control del tráfico aéreo, organizando el reabastecimiento de combustible y gestionando el sistema de comunicaciones. La cobertura militar de la operación de salida estuvo a cargo principalmente de Estados Unidos, Reino Unido y Turquía, países a los que Stoltenberg agradeció su cooperación.
La OTAN cree que, a pesar del eventual desastre, la misión logró su objetivo inicial, que era «degradar la fuerza de Al Qaeda» después de los brutales ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos y «garantizar que no se organizaran ataques aliados desde Afganistán». Stoltenberg también cree que algunos de los resultados de dos décadas de presencia internacional serán irreversibles incluso bajo un gobierno talibán. «Millones de niñas se han matriculado en la escuela en los últimos años y no hay vuelta atrás», dijo el líder. Insistió que la Alianza no permitirá que el territorio afgano se convierta en el punto de partida de los ataques contra los Aliados: «Tenemos la capacidad de atacar a los grupos terroristas desde la distancia si los vemos tratando de establecerse».
Tensa conferencia de prensa
Durante la tensa conferencia de prensa virtual, Stoltenberg tuvo que escuchar preguntas muy críticas sobre los fracasos de previsión de la organización y el abandono de millones de afganos que confiaban en las fuerzas internacionales. Un periodista afgano preguntó entre lágrimas sobre el destino que ahora les espera a esas niñas que han crecido y se han formado en las últimas dos décadas. «Comparto tu dolor y entiendo tu frustración», coincidió el noruego. Pero enfatizó que los países occidentales enfrentan un dilema. «O salir del país y exponer a los talibanes a regresar al poder o quedarse y sufrir más ataques».
Stoltenberg recordó que todos los aliados aceptaron la decisión de Estados Unidos que, tras llegar a un acuerdo con los talibanes a principios de 2020, anunció el abandono de la misión. El entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fijó el 1 de mayo de 2021 como fecha límite para salir del país. El actual presidente, Joe Biden, ha confirmado la decisión y solo ha pospuesto la fecha simbólica del 11 de septiembre, fecha final de la presencia armada en Afganistán. Los talibanes, que en Qatar estaban negociando con el gobierno afgano una supuesta transición pacífica tras la salida de los occidentales, lanzaron una ofensiva militar a principios de agosto que llegó a la capital en pocos días y se apoderó del país.