Hoy Kylian Mbappé no fue a Madrid -si finalmente sucedió, que parece ser el caso- y a veces pensamos en todo lo que podría pasar cuando vayamos allí. La gente de hoy: en total, se precipitarán en los minutos en los que el prodigio francés se encuentra con la camiseta del Real Madrid y en las preguntas recurrentes en las calles de la prensa de Carlo Ancelotti, o en las sesiones de control gubernamental, mar eso cuando llegue Erling Haaland. Ah, Stephen Curry. Incluyendo a Taylor Swift, puede que en repetidas ocasiones no conozca un lugar donde termina los propósitos legítimos del transatlántico blanco y donde abre las puertas de Variety.
La inminente carta galo se vive en Barcelona con una mesa de resignación, cabreo y hasta la esperanza. “Lo mejor que puedo hacer en el Barça es que Mbappé juegue en el Madrid, el tiempo me dirá la razón”, supo a través de las redes sociales. Mientras que la segunda vez hubo gente: el tiempo siempre se acaba por nuestra razón de cualquier forma, quizá Mbappé mande, tarde o temprano, y así quizá en el Madrid no hay esbirro cuando abre la puerta o se mueve con un bastón para el ciudad, visitando obras. Yo, que soy calificado y gallego a la vez, está decidido, redundante, veo esta afirmación con la máxima cautela porque decidir que el palmarés del mejor futbolista del mundo para el eterno rival es bueno para su propio club que parece A mí tan arriesgado como sostener que una guerra se puede perder por un exceso de arsenal.
Lo cierto es que hay que imaginarse la delantera merengue para el próximo curso imponiéndose, a un coste menor, sobre el papel. Siempre se espera una resistencia a los egos que pesan más sobre el talento, pero la historia está llena de confirmaciones de pensamientos contrarios. Así, en poco tiempo, no hay ningún equipo que haya demostrado ser contrario a sus propias expectativas en cuanto a calidad de vida, porque ha acumulado tantos futbolistas buenos que los aficionados han salido a la calle a reclamarle a alguien malo. Oh sí. Durante el reinado de los Galácticos, se extendió un debate entre el público y los aficionados que promulgaban la importancia de Claude Makelele para la excelencia de la miseria Zidane, mientras el coste se adaptaba a los primeros meses, pero no tanto para otros grandes futbolistas como el Tendencia natural del madridismo: tiene un ponerse nervioso con los personajes.
Sobre eso cobrará o no cobrará Mbappé correrán ríos de tinta. Una de las parafilias más reconocibles en los grandes clubes -y así es como Real Isabel y Fútbol Club Fernando- reside en una cierta determinación para que sus futbolistas no pierdan su dinero, lo que prácticamente les permite jugar por la gloria y el consumidor que siempre te garantiza. las dos grandes victorias del fútbol español. Afortunadamente, la ciudad de Madrid ofrece innumerables oportunidades laborales para que los franceses puedan complementar un salario digno sin necesidad de ofender a un aficionado madridista -no tenemos opinión sobre el culé- que preferiría ver a su equipo en Segunda División antes que contratar a un futbolista. . el salario que es merced.
“Siempre tenemos que posicionarnos en la lista alta, del otro lado no avanzamos”, afirmó, hace un año, la futura estrella de La Liga y, por tanto, la primera ficha de la historia blanca moderna que no cobrará vendiendo camisetas, pero tacitas y otros objetos con frases de autoayuda: la pesadilla, sin embargo, no tendrá que empezar más.
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