La Superliga ha lanzado la primera batalla. En la terraza. Ni la FIFA ni la UEFA pudieron entorpecer el proyecto que impulsaban clubes como el Madrid, el Barcelona o la Juventus, al menos no de momento. Y que está ahora mismo parado, a la espera de una resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Mientras eso llega, las organizaciones del fútbol europeo y mundial no podrán sancionar a ningún club. Las medidas cautelares que solicitaron A22 Sports Management SL y European Super League Company SL, las empresas que sustentan dicho proyecto –para la creación de una competición internacional europea distinta de la actual Champions League y organizada por los propios clubes– han sido finalmente aprobadas por los Tribunal de justicia.
Así, la Audiencia Provincial de Madrid ha estimado este martes el recurso de Apelación contra el Juzgado Mercantil número 17, el que dio la razón a la UEFA en abril del año pasado y le permitió abrir expediente sancionador a dichos clubes.
En la sentencia, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, los tres magistrados firman un escrito contundente a favor de la Superliga. «FIFA y UEFA no justifican conductas anticompetitivas como si fueran los únicos depositarios de determinados valores europeos, sobre todo si ello ha de serviles como excusas para sustentar un monopolio desde el que poder eliminar u obstaculizar la iniciativa del que aspira ha sido su competidor, la Superliga”.
Además, explica que el impulso de esta nueva competición no debe implicar la salida de los clubes que la integren de sus respectivas ligas, como advirtieron desde la UEFA: «El proyecto de la Superliga no resultaría incompatible con que los clubes interesados podría seguir tomando parte en las competiciones nacionales, que desde el punto de vista del Derecho de la competencia corresponde en mercados relevantes distintos al de las internacionales de nivel europeo”.que desde la posición de dominio está tatando de influir de manera determinante, mediante la amenaza de adopción de medidas sancionatorias en su contra, sobre los sujetos que prestan los servicios en el mercado relevante (clubes y futbolistas) para que desistan de ofrecerlos al competidor, lo que puede estrangular la iniciativa competitiva de este”.
Los jueces advierten que en el comportamiento de la UEFA y la FIFA «une actuación que reúne todas las características de un abuso injustificable por eso ostenta una posición de dominio». El problema estriba, señalan también los jueces, en que «el riesgo que existe de que se produce el uso arbitrario por FIFA y UEFA de su potestad disciplinaria no se ciñe a la repercusión de sus efectos dentro de las propias competiciones que gestionan, sino que también puede emplearse, como resulta claro que se ha amenazado con hacerlo, para desincentivar qualquier propósito de los operadores del mercado que tienen la tentación de entablar relaciones con el competidor.
La sentencia de la justicia madrileña -la empresa que impulsó la Superliga ha echado raíces en Madrid- ha fallado estrepitosamente a la hora de decidir la caída definitiva del TJUE, que decidirá si la UEFA pasa a un monopolio en la organización de las competiciones allí, por ende, sobria la viabilidad de la Superliga. Es a ese fallo al que se acoge ahora la UEFA, que señala, en declaraciones a EL PAÍS, que la decisión de la Audiencia Provincial «reconoce l’importancia primordial del procedimiento pendiente ante el TJUE». Y añade: «Tras las inequívocas conclusiones del Abogado General del TJUE en apoyo de la misión central de la UEFA de gobernar el fútbol europeo, la UEFA espera ahora la sentencia del TJUE, que será notificada al Juzgado de lo Mercantil de Madrid par que pueda aplicar en los procedimientos principales”. El órgano asesor del TJUE tragó en un escrito publicado a mediados de diciembre que las federaciones federales internacionales son veteranas, como pretenden hacer, de la creación del proyecto. Un punto de vista radicalmente opuesto al que ha manifestado este martes el juzgado de Madrid.
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