abril 22, 2025

Las universidades no podrán utilizar el reconocimiento facial para realizar un seguimiento de los exámenes «online» | Tecnología

Las universidades no podrán utilizar el reconocimiento facial para realizar un seguimiento de los exámenes «online» |  Tecnología

Nueva llamada de atención de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) en relación con el reconocimiento facial. Si hace unas semanas obligó a Mercadona a pagar una multa de 2,5 millones de euros por hacer un mal uso de esta tecnología como prueba en algunas de sus fábricas, la agencia está estudiando ahora la aplicación de estos sistemas de inteligencia artificial en el ámbito de la docencia. La AEPD emitió una resolución de alerta el 27 de julio a la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en la que concluye que la necesidad de tratar los datos personales por estos medios «no está justificada» e insta al centro a «tomar medidas correctivas dirigidas a evitar que el tratamiento previsto provoque una posible infracción de la legislación en materia de protección de datos «.

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La resolución de la AEPD hace referencia a una prueba piloto realizada por UNIR en septiembre de 2020 con un programa informático que prevé la lectura y recogida de datos biométricos de los estudiantes. El examen tuvo lugar en la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología y, según un portavoz del centro, detalló a EL PAÍS, con la total connivencia de los alumnos.

En esencia, el sistema lee las características biométricas de las personas y dibuja un modelo numérico único de cada rostro, de manera que se pueda identificar a los individuos y, en este caso, verificar que no haya terceros que tomen el examen. El programa en cuestión, Smowl, requiere permisos que incluyen acceso a la cámara, el micrófono y el escritorio de la computadora.

Tras las quejas de algunos alumnos y las dudas planteadas por el reconocimiento facial tanto en la AEPD como en la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), UNIR decidió desactivar la aplicación de reconocimiento biométrico del programa, manteniendo el resto. “El programa Smowl toma el control del escritorio del alumno, bloqueando el resto de aplicaciones que no se pueden utilizar durante el examen”, explica Rubén González, vicerrector de planificación académica y profesorado de UNIR. También controla el audio, con el que el profesor escucha si hay ruidos anormales, y el entorno visual gracias al uso de una segunda cámara, que permite ver que no hay nadie detrás de la pantalla del ordenador ”, añade.

Exámenes en medio de una pandemia

El encierro y la situación pandémica han obligado a las universidades a ofrecer a sus alumnos la posibilidad de realizar los exámenes desde casa en 2020. La mayoría de colegios han optado por hacerlo mediante videollamada: el alumno conecta su cámara para poder ver el torso y seguir las instrucciones de el profesor, quien te pedirá que muestres tu cédula y observará que no hagas trampa.

Sin embargo, algunos centros han decidido optar por métodos alternativos. El reconocimiento facial ya se ha utilizado en universidades de todo el mundo para monitorear a los estudiantes cuando realizan exámenes en línea, desde Estados Unidos, donde los estudiantes hacen una lista negra de los centros donde se utilizan estas tecnologías (los llaman e-supervisión), En India. UNIR fue uno de los centros españoles que consideró el uso de esta tecnología.

La AEPD ya había advertido hace un año en un informe que no veía recomendado el uso de esta tecnología como método de seguimiento de exámenes online. “Las técnicas de reconocimiento facial (…) implican el procesamiento de datos biométricos con el fin de identificar de manera única a una persona física, por lo que requieren de garantías reforzadas”, precisó deliberadamente. La pandemia no implica la suspensión de los derechos fundamentales a la protección de datos, concluye. “Debe prevalecer un criterio de prudencia que permita un análisis de sus implicaciones y, en todo caso, un estudio riguroso de los riesgos inherentes a dicho tratamiento y de las garantías necesarias para proteger el derecho a la protección de datos personales”, añadió el análisis. . de la agencia, que en realidad estaba respondiendo a las consultas de los estudiantes y la CRUE sobre la idoneidad de esta tecnología.

Algunas universidades, como la de Granada, han tomado nota y han decidido descartar el uso de estas herramientas. UNIR, por su parte, inició su prueba piloto tras la publicación del primer informe de la AEPD. Justo como esperaba Newtral, un grupo de estudiantes organizado para demandar a la universidad, creyendo que sus métodos eran demasiado invasivos. La asociación que fundaron recaudó más de 6.000 € a través del crowdfunding para pagar a un bufete de abogados que les permitiría emprender acciones legales si fuera necesario.

La nueva resolución de la AEPD supone un reconocimiento a sus declaraciones. “La necesidad de tratamiento no está justificada [de datos biométricos], ya que la identificación online de los estudiantes se realizaba de forma periódica por los centros universitarios visualizando al alumno sin el uso de técnicas de reconocimiento facial. (…) El uso de técnicas de reconocimiento facial puede ser conveniente para UNIR, pero no son necesarias para lograr el propósito pretendido ”, especifica la carta. De hecho, puede leerse como una advertencia para los navegantes: si algún centro opta por recurrir al reconocimiento facial y alguien lo lleva a los tribunales, prevalecerá.

Una tecnología controvertida

Las aplicaciones de reconocimiento facial plantean cuestiones importantes desde el punto de vista del derecho a la privacidad. Tanto es así que el Supervisor Europeo de Protección de Datos (EDPB) y la Junta Europea de Protección de Datos (EDPB) emitieron una declaración conjunta a finales de junio pidiendo la prohibición total de estas tecnologías considerando que representan un «riesgo extremadamente alto» para la privacidad. .

El proyecto de reglamento europeo sobre inteligencia artificial, actualmente en preparación, prevé una moratoria sobre estos sistemas, considerados de «alto riesgo» y por tanto limitados a situaciones excepcionales (por decisión de cada Estado miembro).

Una de las aplicaciones más controvertidas de esta tecnología es su uso por las fuerzas del orden para la vigilancia de espacios públicos. Se ha utilizado en Estados Unidos durante mucho tiempo, aunque la ineficacia de estos sistemas para reconocer los rostros de las personas de color ha provocado una ola de protestas que ha llevado a varias ciudades a renunciar a su uso. En China, el reconocimiento facial es uno de los pilares sobre los que descansa el poderoso y opaco sistema de control social del gigante asiático. Mientras tanto, en Europa, Reino Unido es el país que más decididamente ha apostado por esta herramienta de vigilancia, que poco a poco se está abriendo camino por todo el continente.

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