La vacunación durante todas las etapas de la vida es un acto que contribuye a una vida sana y un envejecimiento saludable. No solo previene enfermedades, sino también protege de las complicaciones y la discapacidad frecuentemente asociada a esas enfermedades.
La aprobación en 2019 del Calendario Vacunal a lo largo de la vida en España, en línea con lo que estaba ocurriendo en otros países europeos, ha supuesto un auténtico cambio de paradigma, al pasar de una visión pediacentrista a una longitudinal acompasada con el progresivo envejecimiento poblacional, y en la que la vacunación deja de ser exclusiva de niños y adolescentes y se incorpora a todas las edades como una práctica de autocuidado responsable.
De todo esto se habló en el Foro ‘Las vacunas y la generación Silver‘ organizado por ABC Salud en colaboración con GSK y que contó con la participación de Inmaculada Cuesta, secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC); Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y subdirector General de Salud Pública de la Región de Murcia; y Martin Pessacg, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y director Médico del Centro de Salud San Andrés de Madrid.
Se calcula que en 2030 habrá en España casi 12 millones de personas mayores de 65 años y que en 2040, el 40% de la población europea tendrá más de esa edad. Y la edad es un factor predisponente a padecer enfermedades que, además, podemos prevenir con vacunas seguras y eficaces, afirma Inmaculada Cuesta.
Con la inmunización se produce una curva descendente. Las tasas de inmunización, dice esta experta en vacunas, son «muy buenas en la edad pediátrica», casi del 90 o 100%, pero van disminuyendo «conforme los niños llegan a la adolescencia y descienden aún más entre las personas adultas».
Sin la inmunización a lo largo de la vida, enfermedades infecciosas como el Covid, la gripe estacional, el herpes zóster, la tosferina, la enfermedad neumocócica, etc., seguirían causando una morbilidad y mortalidad sustanciales, especialmente en la edad adulta tardía.
«Lo ideal es que una persona llegue a la adultez con todos sus antecedentes vacunales completos», asegura Cuesta.
Porque como recuerda Jaime Pérez, en la población adulta, especialmente los más mayores, una enfermedad infecciosa pue- de traer «más secuelas, un aumento de la fragilidad y una pérdida de calidad de vida brutal».
Con la edad y la inmunosenescencia se pierde la capacidad de defenderse y de protegerse frente a las enfermedades. La inmunosenescencia, explica Martin Pessacg, «no es más que el envejecimiento de nuestras defensas y las vacunas son la única herramienta segura que tenemos actualmente para combatirla».
Con este cambio en el calendario, del niño al de toda una vida, se pretende abarcar a todos los grupos de edad, no solo hasta los 14 años como ocurría hasta ahora.
Para Cuesta, uno de los aspectos más importantes es precisamente llegar a las personas mayores, «donde no hay la cultura de la vacunación, incluso muchas veces ni en los propios sanitarios. Al contrario que en los niños, donde tenemos muy claro que hay que vacunar, en los adultos no se percibe como una necesidad».
Lo ideal es llegar a la edad adulta con todas las vacunas puestas
Inmaculada Cuesta
Secretaria de ANENVAC
Por ello resulta clave concienciar.
Cuando un paciente llega al sistema de salud y tiene ya una edad tenemos que ser conscientes de «que sus defensas ya no tienen el mismo entrenamiento ni la misma activación para protegerlo y tenemos que intervenir», apunta Pessacg.
Es esa percepción de que «no va conmigo porque yo no me voy a poner enfermo, porque yo no lo voy a coger y yo no voy a tener ninguna complicación lo que hace que muchas personas desestimen la vacunación», reconoce Inmaculada Cuesta.
Porque cuando hay concienciación, las personas adultas sí se vacunan.
Con el Covid, explica Jaime Pérez, «se ha pasado de una situación de confinamiento a otra de vuelta a la normalidad; y eso ha sido gracias a las vacunas».
Con la pandemia, añade Cuesta, cambió la percepción del riesgo. «No teníamos vacunas y la gente se enfermaba y se moría y, cuando llegaron, hubo una gran aceptación». Pero ahora, por ejemplo, se piensa que ya no hay Covid y se ha perdido el miedo. «Pues esto es lo que pasa con otras enfermedades».
Lo cierto es que, coinciden los expertos, la vacunación sigue siendo una estrategia de salud pública infrautilizada a pesar de sus enormes beneficios socioeconómicos y para la salud.
No hay duda de que los programas de inmunización dirigidos a adultos son ahora más importantes que nunca y así ha quedado demostrado con la aprobación del último calendario de vacunación a lo largo de la vida que incluye nuevas vacunas y nuevas recomendaciones de vacunación para la próxima temporada.
Las vacunas combaten el envejecimiento de nuestras defensas
Martin Pessacg
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y director Médico del Centro de Salud San Andrés de Madrid.
Entre los hábitos saludables que se recomiendan a las personas adultas se encuentra el no fumar, el consumo moderado de alcohol, seguir una dieta sana, hacer ejercicio, etc.
¿Y las vacunas?
«Si queremos inculcar bien los hábitos saludables hay que hablar de inmunización, cuyo beneficio es incuestionable», comenta el presidente de la AEV. Y, como el hábito preventivo no es una cuestión que tengamos en mente de forma constante «hay que ponerlo fácil».
Para el doctor Pessacg, la recomendación de informar a la población de las posibilidades vacunales y de los beneficios de la vacunación tiene que ser un acto «diario y constante». La vacunación es, por antonomasia, «el ejemplo de prevención primaria».
Este médico de familia cree que hay que «generar una conciencia, una ola, como ocurre con los padres que llevan a sus hijos a vacunar». Sugiere, por ejemplo, que en las consultas de enfermería o de atención primaria, «aparezca la vacunación en el checklist de tareas con importancia». Y, aplicar la norma de, «aquí te pillo, aquí te vacunas».
Los médicos de familia -dice- somos los responsables del seguimiento de los pacientes y de las personas adultas en todos los momentos de la vida, con o sin enfermedades crónicas».
En los mayores, una infección puede traer más secuelas y pérdida de calidad de vida
Jaime Pérez
Presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y subdirector General de Salud Pública de la Región de Murcia
En su opinión, «todo acto médico en atención primaria tiene que ser una oportunidad para recomendar una vacuna asociada al calendario vacunal para toda la vida».
Otro de los aspectos que puede influir en el desconocimiento de la población adulta de la relevancia de la inmunización se encuentra en que es algo «relativamente nuevo», apenas desde 2012.
Al contrario que con la vacunación pediátrica, explica Jaime Pérez, en la del adulto apenas hay cuatro vacunas, lo que hace más complicado trasladar a la sociedad su relevancia.
Además, la eficacia de estas vacunas se ha demostrado en términos de reducción de las tasas de hospitalización, discapacidad, dependencia y muerte. Pero estos beneficios van un paso más allá, ya que la prevención de este tipo de enfermedades repercute directamente en la economía traduciéndose en ahorro de costes, no solo sanitarios sino también sociales.
Más historias
Un estudio revela desafíos neurológicos de las muestras de alimentos
Los beneficios de las pastillas anticonceptivas son más útiles para evitar situaciones embarazosas
Niveles de colesterol recomendados según la edad y cómo prevenir desequilibrios