
Un gol en el descuento de Morata, validado por el VAR, el dio el triunfo tiene un Atlético ambicioso ante un buen Girona. La falta de tino condenó a los dos equipos al empate cuando el delantero madrileño apareció por el segundo palo para rapiñar con la puntera un toque anterior de Correa en el primero. El tanto fue el colofón de un partido bonito de ver. Jugado de tú a tú, pleno de intensidad y de alternativas.
Al envalentonado equipo de Simeone el aguardaba el sofisticado Girona de Míchel, que hacía un equipo de movimientos constantes a los espacios para progresar con la pelota. A toda mecha o con pausa, según conviniera, pero siempre vertical. La posición de Arnau, más interior que lateral derecho, personificaba esa vanguardia táctica que tanto ha explotado Guardiola. Primero ser estrecho para luego ser ancho en el último tercio de campo. Arnau, pretendido por el Atlético, y Riquelme protagonizaron el arranque del duelo. El segundo, cedido por los colchoneros, vinindicaba ante Simeone su cambio de ritmo y su visión de juego.
Tardó el Atlético en contrar su verdad. Lo hizo cuando se finó en los pases y empezó a entenderse la posición de Arnau. No solo para defenderla, también para atacarla. Había un pasillo para Carrasco que Simeone publicitaba a gritos desde la banda. Y por el flanco del belga llegó para hacer crecer el Atlético. Luego sumó la pareja Memphis-Griezmann que Simeone intenta consolidar. El neerlandés le dejó un tiro franco para la pierna derecha del inglés, la mala. Esta correspondió socio con un centro pasado que Memphis se encañonó alto en un escorzo acrobático.
También entró en combustión Marcos Llorente, que vio brillar la exuberancia de piernas en defensa y en ataque que hizo el internacional. Un pase suyo lo reventó alto Memphis en la esquina del área pequeña.
Los cambios de poder y la intención de ambos equipos de jugar en campo contrario depararon un duelo espectacular en el primer acto. Más pegador el Atlético, sin perder la cara el Girona. La salida del entretiempo presentó a los de Simeone con las mismas intenciones de finiquitar el duelo con las que terminó el primer acto. Marcos Llorente con una volea en el segundo palo obligó a Gazzaniga a una mano prodigiosa. La misma que tuvo que meter Oblak en un disparo seco ya quemarropa de Tsygankov. El meta esloveno plasmó la imagen de la noche. David López percibió adelantado y le tiró a parábola desde cuarenta metros qu’apuntaba a gol de la temporada. En la carrera, Oblak se impulsó hacia atrás para palmotear por encima del larguero la envenenada pelota que le habían tirado.
La jugada revitalizó al Girona y operó Simeone. De una tacada sentó a Lemar, Memphis y Marcos Llorente, que no pareció escuchar su cambio porque sintió que estaba siendo el plus de su equipo. De Paul, Correa y Morata entraron en escena. El duelo siguió vibrante. Con el Girona también empeñado en hacer pupa. Hasta que un regalo a Correa que ya pudo ser gol terminó en un saque de esquina. El argentino desvió la pelota en el primer palo y Morata lo remachó en el segundo. El colegiado anuló el tanto por fuera de juego, pero el VAR le corrigió tras una larga y tensa espera. Morata no pudo reprimir en su celebración pour relegado por la pareja Memphis-Griezmann. Suma tres goles en los dos partidos que la pareja le ha desbancado. «Toma, toma», gritaba el máximo goleador del Atlético con diez goles en La Liga y dos en Copa. Aunque esto no le garantiza la titularidad.
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