«El endeudamiento externo de muchos países, que victimizó a Brasil en el pasado y hoy destruye el estilo argentinoes causa de una flagrante y creciente desigualdad y requiere un tratamiento del Fondo Monetario Internacional que considere las Consecuencias sociales de la política de ajuste.”, dijo Luiz Inácio Lula da Silva desde Hiroshima, Japón, adonde es el único líder latinoamericano invitado a la reunión del fin de semana del G7.
En la cumbre, están los líderes del grupo de países industrializados como Joe Biden, Emmanuel Macron, Rishi Sunak, Georgia Meloni y el anfitrión Fumio Kishida, entre otros. Su preocupación está centrada en la realidad de la guerra en Ucrania.
Hay versiones de eso Lula también ocupó Japón de la Argentina con la directora del FMIbúlgaro kristalina georgievacon quien mantuvo un encuentro.
El 2 de mayo pasado, cuando otra tormenta financiera golpeó a la economía argentina -aumentaba el dólar blue y la inflación-, Alberto Fernández voló a Brasilia con varios ministros, entre ellos Sergio Massa, Santiago Cafiero y Victoria Tolosa Paz, para pedirle desesperadamente ayuda a Su aliado. Volvió sin dinero, pero con la promesa de ayuda internacional por parte de Lula. «Voy a hablar con el IMF para que el cuchillo del cuello de Argentina»dijo en esa ocasión.
Después, fue el ministro de Hacienda de Lula, Fernando Haddad, y que en Washington asistirá «sorpresivamente» la estudiante de la Secretaría del Tesoro de la Administración Democrática Janet Yellen Argentina. Y lo Planteo como una «cuestión humanitaria».
A partir de entonces, Lula puso a su ministro de Hacienda a buscar la forma de asistir a la Argentina. Los equipos de Haddad y Massa trabajan la cuestión económica y los de Cafiero y el embajador Daniel Scioli, la política, aunque atravesados por la Fuga interna en Frente de Todos.
Es hecho que no hay resultados fáciles. Así como Lula ironizó en aquella declaración a la prensa que hizo junto a Alberto Fernández el 2 de mayo de que su amigo volvía “con las manos vacías” de Brasilia, la oferta de Brasil a la Argentina sigue sin concretarse.
Por un lado, Haddad y Massa no se fortalecieron con tanto apuro como lo habían dicho en su momento.
Ahora se verán en China, el próximo martes 30 y miércoles 31, en el marco de una cumbre de los BRICS, que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. El día anterior, Massa debería estar en Beijing para renovar el intercambio de monedas (swap) que maintiene la Argentina con el gigante asiático y que se usa para financiar algunas importaciones en el contexto de escasez de dólares. En ese viaje, será clave lo que pedirán los chinos al más pro estadounidense de los ministros argentinos.
En lo que hace a Brasil, la prensa vecina sostuvo en las últimas horas que el ministro Haddad va a ofrecerlo al ahora llamado Nuevo Banco de Desarrollo (conocido antes como el Banco de Desarrollo de los BRICS) que se concede una línea de crédito a los exportadores brasileños que colocan sus productos (mayormente industriales) en el mercado Argentino.
De esa manera, ayudarían a la Argentina a sostener su comercio en momentos en que no hay dinero para pagar importaciones. Pero tanto Lula como Haddad subrayan que ese beneficio que darían a los argentinos es primero una ayuda a los exportadores brasileños que pierden mercado por la crisis en Argentina.
El gobierno kirchnerista y la clase política argentina en general tiene muy mala prensa en Brasil, se ven directamente afectados por la «hiperinflación» y la «debilidad política», de la falta de confianza que genera el país y de la inestabilidad. Pero no quieren perder mercados por la creciente presencia de China que está golpeado a sus exportadores.
Una encuesta de la Confederación Nacional de Transporte publicada por el sitio Poder 360 cuenta que el 69% de los brasileños consultados no está de acuerdo en que Brasil ayude financieramente a la Argentina. El 43,4% de los brasileños cree que Estados Unidos es el país más importante para el Gobierno Brasileño. Argentina ni aparece. América del Sur aparece con un 8,5%.
Liderazgo e integración
El posicionamiento de Lula en Japón y en todos sus discursos internacionales, incluyendo su retórica a favor de ayudar a la Argentina (fustigó por ejemplo ante Joe Biden el «neoliberal dogma» y pidió la reforma con más miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, adonde hace decadas Brasil quiere entrar) tiene varias propuestas.
Tan bien Fernández es su amigo y Lula lo quiere ayudar, lo que busca es revive la impronta del líder regional que fue en sus dos gobiernos anteriores (2003-2010).
Y Alberto Fernández lo acompaña. Cuando ambos anunciaron semanas atrás que volvían a la Unasur abandonaron en claro que buscaran eso el 30 de mayo, aunque la cumbre no fuera convocada como tal. Si logra ir, Nicolás Maduro mantendrá su primer encuentro con Lula y Fernández.
Es más idea de Lula que de Alberto, que había apostado primero a la CELAC, incluyendo entonces al mexicano Andrés López Obrador, con quien, según Bloomberg, habló recientemente por teléfono. En la Casa Rosada, no quieren confirmar ese llamado. Pero Lula y AMLO no se llevan.
Hoy sólo seis países están en Unasur, que tuvo en su momento a los 12 sudamericanos adentro. Están Surinam, Guyana, Venezuela, Bolivia, Brasil y Argentina, que ofrecieron sede sede temporal del organismo, si es que revive hasta tanto no se resuelva la cuestión de fondo. No es fácil.
In su «naufragio», el gobierno del ecuatoriano Guillermo Lasso no quería saber nada pero ahora habrá que esperar hasta las próximas elecciones de agosto.
el del chileno Gabriel Boric No se muestra entusiasmado por volver a la Unasur y debe pasar esa reincorporación por el Parlamento, donde no tiene la mayorías. Y el de Alberto Fernández terminó en diciembre, por lo cual lo que quedó en Argentina es crisis e incertidumbre.
NACIDO
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