Mientras el Festival Eñe avanza en las librerías y distintos espacios institucionales, desde el Círculo de Bellas Artes hasta el Instituto Cervantes, en Madrid se espera este viernes al abogado y ensayista británico Philippe Sands, quien presentará La última colonia, un relato sobre el exilio, la justicia y el legado colonial británico.
Sands, quien mantiene un lazo sostenido con especialistas en derechos humanos de Argentina, sorprendió hace unos años con el ensayo Calle Este-Oeste, en el que rastrea el intenso debate que llevó a la formulación del concepto de «genocidio» tras la Segunda Guerra.
En esa polémica decisiva entre teóricos del derecho estuvo implicado su abuelo. Disertará este viernes en la Casa del Libro, la librería que cumple un siglo, y en el Círculo de Bellas Artes.
El sábado, el Festival Eñe premia al escritor nicaragüense Sergio Ramírez, exiliado en España desde 2021 por decisión del régimen de Daniel Ortega.
El jueves, en el mismo barrio de Chamberí, la narradora chilena Alejandra Costamagna dialogaba en la esquina de Olavide, bar de libros, mientras se presentaba en la librería La Fábrica El corazón dañado de una poeta, la entrevista digital con la escritora María Negroni.
El video de Revista Ñ fue seguido de su diálogo con Matías Serra Bradford, editor de la sección literaria y escritor (ambos desde el auditorio de ArtHaus Central, en el Microcentro porteño), y con Marina Artusa, corresponsal de Clarín y anfitriona de la charla en Madrid.
Este conversatorio, de media hora, fue grabado hace pocos meses en la cúpula del Palacio Bencich, una joya arquitectónica de la avenida Córdoba, reabierta y reconvertida desde junio pasado en espacio de arte por la fotógrafa Giorgia Alliata. Estas y otras entrevistas con escritoras se podrán ver en Ñ, en el portal del diario, al celebrarse los 20 años de la revista en noviembre. Están siendo presentadas en el Festival Eñe, de Madrid y Málaga.
“¿Gótico? Sí, pero yo no me refiero al terror sino a la poesía. Gótico es el impulso romántico de la poesía al provocar la fisura del orden, establecido desde el Siglo de las Luces. La poesía expresa todo lo que no se puede controlar. En otras palabras, no aludo a todas las formas que adopta el género fantástico sino al deseo, con su arsenal de noche, cuerpo y muerte.” Con esas palabras arrancó en las salas enlazadas de Buenos Aires y Madrid el intercambio online con Negroni.
Luego de una obra prolífica que comenzó en la poesía y se expandió a varios géneros –de excelencia en ensayos literarios híbridos, como Objeto Satie, entre otros-, Negroni se ha convertido en una autora de culto por su novela El corazón del daño, muy seguida entre los lectores españoles. La autora, sin embargo, mantiene su autonomía de opinión, en un estilo que le permite hacer afirmaciones casi contraculturales en tono amable y persuasivo.
Así, se mostró escéptica cuando se le pidió que definiera los rasgos generales de una cultura “contemporánea”, un adjetivo acaso convertido ya en muletilla, y llegó a definir la idea misma de lo contemporáneo como una suerte de estafa disimulada.
“No sé qué es realmente lo contemporáneo, no creo que exista; quizá es solo una palabra para unificar distintos puntos del mercado, diversas líneas de productos. En ese sentido es que el género del terror me parece que puede designar ‘productos’ narrativos, no obras. En eso han convertido la literatura, en productos.”
Buena lectora de poetas españoles actuales, Negroni señaló las diferencias estéticas radicales dentro de las tradiciones hispanoamericanas.
“Siempre advierto y aprecio que los poetas españoles, incluso una figura como Antonio Gamoneda, suelan dejarse llevar y tener ese gesto de entusiasmo, en contraste con la poesía argentina, que tiene una tradición más concentrada y reticente.”
Tres escenas elocuentes
Ha sido este un año venturoso para dos autores argentinos en la escena teatral de Madrid. El Teatro de la Abadía comenzó su temporada con una adaptación de la novela Rabia, de Sergio Bizzio, en la versión de Claudio Tolcachir.
Y transcurren en el Teatro Español de Madrid las últimas funciones de El corazón del daño, la versión teatral de la última novela de Negroni, con Marilú Marini y la dirección de Alejandro Tantanian. De hecho, algunos de los asistentes este jueves en La Fábrica habían visto la obra teatral o tenían entradas.
Se trata de la segunda adaptación que conoce Negroni, cuya novela El sueño de Úrsula fue adaptada en una ópera de cámara con música de Mariano Vitacco, vestuario de Renata Schussheim y diseño visual del artista Eduardo Stupía, en 2017 para el CCK.
Cuando la corresponsal Marina Artusa le preguntó por sus impresiones al presenciar su novela encarnada en la voz de Marini -la autora participó en la adaptación del monólogo teatral-, Negroni admitió haber necesitado “cuatro funciones” de reajuste.
“La obra me gustaba en todo momento, porque Marilú es excepcional, pero yo no sentía ese texto como propio. La literatura es texto y silencio, no hay nada alrededor de ella, no hay acciones sino quietud. Recién la cuarta vez que la vi, en esa semana de septiembre, pude soltar el libro, reconocer que la obra teatral era otra cosa, un hecho distinto que tomaba su curso. Con la adaptación de Los sueños de Úrsula, eso quedaba claro desde el primer momento, porque el género de la ópera, con sus dramatizaciones y música, lo hace radicalmente distinto.”
La conversación en dos escenarios tuvo sus momentos de memoria vívida. “Recuerdo a Juan Gelman, cuando una vez me dijo que la literatura era como la ceniza del cigarrillo: algo tiene que arder primero y eso que ardió es la experiencia, en suma, la vida. Pero entonces si la literatura se hace con la biografía, también son centrales las lecturas de quien escribe”.
El cierre del encuentro tuvo su instancia evocativa –una magia ligeramente gótica, en su doble acepción–, cuando el editor Serra Bradford le preguntó por la figura de la poeta Susana Thénon, cuya obra Negroni prologó y ha difundido activamente.
“No puedo decir que conocí a Thénon -contó-. Claro que la vi, habrán sido unas veinte veces en total, pero yo no era próxima a su biografía, no sé nada de su infancia, por ejemplo. Pero cierta vez, cuando la visité, la encontré esperándome en su casa a oscuras, con casi todas las luces apagadas y los muebles enfundados, su madre sentada lejos, al fondo. Y me bastó esa escena para comprender su poesía y de dónde venía su universo”.
Enviada especial a Madrid
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