Cestas y cestas de peces muertos. Desde este lunes las playas del Mar Menor están repletas de peces muertos, que los trabajadores del Gobierno de Murcia están recogiendo en cestas ante la mirada atónita de vecinos y veraneantes. Al principio eran alevines, pero a medida que pasan los días el tamaño de los ejemplares es mayor. El martes 17 de agosto, el gobierno de Murcia había recogido 250 kilos de alevines, una cifra que no se ha actualizado hasta la fecha. La causa de la muerte es una disminución de oxígeno (hipoxia) en algunos puntos de la laguna, indica un portavoz de la comunidad autónoma. En un primer momento, el Ejecutivo Regional aseguró que la muerte de los peces se debió a un aumento de la temperatura del agua, lo que fue rechazado por varios científicos y organizaciones conservacionistas de la zona.
La cantidad de peces muertos ha obligado al cierre de las playas de Cartagena en la parte del Mar Menor desde Cala del Pino hasta Cala Honda. “Esto se podía ver venir, ya habían advertido los expertos. La laguna está monitoreada y los parámetros están mal desde hace una semana ”, describe un portavoz del Ayuntamiento de Cartagena. La alcaldesa del municipio, Noelia Arroyo, considera estas muertes como «el síntoma de una catástrofe ambiental» que se trata como un problema local y no como una «emergencia nacional». El comisario grita para detener el deterioro de la laguna salobre siguiendo las indicaciones científicas. “No nos importa quién lo haga, pero debemos actuar con urgencia. Sabemos que el problema es poner agua dulce con nutrientes al mar y ya hay un plan para solucionarlo, que es el Plan Cero Vertidos ”, dice.
Los vecinos están muy heridos y cansados de las guerras de poder entre el gobierno regional y el estado. Victoria Sánchez-Bravo pasó «toda la vida» en el Mar Menor, inicialmente como veraneante y como residente durante 17 años. Primero solicitó una transferencia de trabajo y ahora se ha jubilado. Fue testigo de la «degradación total» de la laguna, su «muerte anunciada», porque, asegura, «todos los vertidos van a la laguna». «Estamos todos de luto, porque esta barbarie no tiene nombre», explica hoy indignada, tras llegar de una manifestación en defensa del Mar Menor aprovechando que el paseo en bici ha terminado hoy en La Manga del Mar Menor. Victoria dejó de bañarse en las playas de la laguna hace tres años y acusa al presidente regional Fernando López Miras. “Dijeron que el agua era excelente y adecuada para el baño. Ellos son nuestros representantes y deben frenar esta mortalidad, porque miles de peces se han visto afectados ”, enfatiza.
Pedro García, de la Asociación Naturalistas del Sureste (Anse), está indignado. “Siempre culpan a algo, en octubre de 2019 [cuando se retiraron tres toneladas de peces muertos] alla dana, ahora en el aumento de temperatura, pero no van al origen ”, reprocha. El incidente no fue tan grave como el ocurrido hace casi dos años, pero García asegura que hay un agravante: «los peces mueren sin una gota fría, sin grandes cantidades de agua con los nutrientes que entran, solo el agua en mal estado». . Cuenta cómo la gente está «indignada, muy afectada por no hablar de las consecuencias para la proyección nacional e internacional de la zona».
En su opinión, es necesario reducir la zona de regadío del Campo de Cartagena, que desemboca en el Mar Menor; controlar el volumen de agua que llega y los fertilizantes que se vierten, porque es como si fertilizaran el mar e hicieran crecer el fitoplancton (algas) con la consiguiente disminución de oxígeno. También sería necesario volver a naturalizar parte de las áreas más cercanas a la laguna, agrega García, convirtiendo las áreas irrigadas y urbanizables en áreas naturales protegidas que actuarían como filtros verdes para las aguas contaminadas con nitratos antes de llegar a la laguna.
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