
IEs raro encontrar una buena respuesta a una pregunta mal hecha. Y esta es, lamentablemente, la situación en la que se ha puesto la Federación Francesa de Fútbol (FFF) para afrontar la reforma de su gobierno. Esta reforma es, por supuesto, impuesta por el receptor, ya que es el ley del 2 de marzo de 2022 quien la guía. Esta pieza de legislación es, por supuesto, imperfecta. Pero constituye una formidable invitación para que las federaciones insuflen más democracia y transparencia a su funcionamiento. Y abre una oportunidad real para que el movimiento deportivo se acerque a su base.
Esto está lejos de ser despreciable en un contexto de desconfianza, alimentado, hay que recordarlo, por repetidas crisis institucionales que dan una imagen muy pobre del deporte francés. Une fenêtre est donc ouverte, d’autant plus salutaire dans le cas de la FFF, pointée du doigt il ya peu, dans un audit ministériel, pour le manque de pluralisme de ses instances, la concentration des pouvoirs et l’effacement de ses autorités de control. Tantos temas que deberían estar en el centro de esta reforma.
Sin embargo, la FFF parece haber tomado una decisión completamente diferenteel de aprehender esta reforma como un tema de » cumplimiento « con la ley Es decir, el objetivo sería traducirlo de la forma más restrictiva posible, conservando todo lo que pueda ser del modelo actual.
Dado que se requiere permitir que los clubes se unan a la Asamblea Federal, la FFF elige hacerlo limitando su influencia tanto como sea posible. ¿Los clubes deben votar para la elección del presidente porque la ley así lo exige? Por tanto, votarán en esta única ocasión, ya que la ley lo permite. Aunque no tenga sentido, los clubes, por tanto, en este nuevo sistema, quedarán excluidos de la asamblea en cuanto se trate de votar presupuestos, reglamentos, políticas federales, todos temas que les conciernen primordialmente. En breve : “Vota por mí, luego cállate. »
Rescate de un modelo en crisis
La inquietante impresión que se desprende de la reforma propuesta es que no parte de una reflexión sobre lo que debe ser una gobernanza federal democrática y transparente, sino sólo de un intento por salvar un modelo en crisis. ¿La apertura del comité ejecutivo a la oposición para fortalecer el pluralismo? Ni siquiera se habló del tema.
¿Mecanismos de control de la acción federal para fortalecer la transparencia? Abolimos la Alta Autoridad, luego te diremos cómo se extenderá… o no. Todos los temas clave para el funcionamiento democrático y la transparencia de la acción federal han sido hábilmente dejados de lado o pospuestos.
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