Los estertores más absolutistas del rubialismo siguen encastillados en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. La sede de la Federación Española de Fútbol se ha transformado en un Gran Hermano orwelliano donde los más fieles a Luis Rubiales pretenden ser los ojos que todo lo ven, los oídos que todo lo escuchan y las bocas que todo lo cantan. Lo sabe bien el seleccionador sub-21 Santi Denia, erigido en un símbolo de dignidad al no aplaudir el discurso machista que Luis Rubiales pronunció en la asamblea del 25 de agosto. Desde entonces, el exjugador del Atlético, integrante del histórico equipo que conquistó el doblete (Liga y Copa) en 1996, se sabe marcado muy de cerca por los fiscalizadores que amedrentan a empleados desconcertados y temerosos por el tsunami que vive la institución.
El pasado viernes, al poco de ofrecer la lista de convocados —primero fue Luis de la Fuente—, Santi Denia comprobó de primera mano que el autoritarismo se intensifica cuando los poderes establecidos se resquebrajan. Francis Hernández, hombre afín a Rubiales y coordinador de las categorías inferiores de la federación, le mostró con vehemencia a Santi Denia su desacuerdo con su intervención en la rueda de prensa. En ella, volvió a reafirmarse en su decisión de no aplaudir aquel discurso coronado con “el falso feminismo en España es una lacra”. “He cometido muchos errores en mi vida y la edad y las canas me hacen ser más reflexivo. Analicé y reaccioné como me sentí, me salió no aplaudir”, explicó Santi Denia el viernes. Enfrente, Francis Hernández se molestó.
Fuentes federativas aseguran que el tono de Hernández fue elevado y desagradable para con el técnico de la sub-21. Su bronca fue escuchada por algunos operarios y empleados federativos entre el asombro y la indignación. Algún testigo, aunque sabía de la fidelidad del coordinador del fútbol base federativo hacia Rubiales, quedó perplejo por los modos que empleó. “Fue la actitud propia de un talibán del rubialismo”, aseguran fuentes federativas que confirmaron los hechos.
Las broncas no van con Santi Denia. No son su estilo ni su educación. En sus tiempos de jugador, era un central tranquilo. Un defensa callado y educado que jugaba más que pegaba en aquel histórico Atlético de Madrid de los Kiko, Sorozábal, Pantic, Vizcaíno, Simeone, Molina, Caminero, Penev…
Nunca fueron de su agrado ni el barullo ni las polémicas que protagonizaba Jesús Gil —dueño del club— casi a diario. Empleados federativos que han conversado con Denia sobre el asunto han encontrado como respuesta su tranquilidad y su bonhomía. “Quiere centrarse en lo que él llama sus chicos”, relata un empleado desde la Ciudad del Fútbol.
En la federación hay quienes se preguntan cómo es posible que alguien con escaso currículo en el fútbol, más allá de haber jugado en Tercera División, pueda dirigirse así a una persona como Santi Denia, con mucho más recorrido. Hernández, granadino como Rubiales, llegó a la federación en 2018, al poco de que el presidente suspendido provisionalmente por la FIFA durante 90 días ganara sus primeras elecciones. Su entrada en el organigrama deportivo supuso que Ginés Meléndez, el hombre que desarrolló el fútbol base que terminó por darle a España su primera Copa del Mundo en 2010, optara por marcharse antes de tiempo. Según publicó Relevo, Hernández era socio de una deficitaria empresa de eventos que Rubiales trató de contratar cuando era presidente del sindicato de Futbolistas (AFE).
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