abril 25, 2024

Tres generaciones de la familia Farruco unidas en el Teatro Real | Madrid

Tres generaciones de la familia Farruco unidas en el Teatro Real |  Madrid

El Teatro Real sigue apostando por convertirse en un lugar de referencia para el flamenco durante tres años con el ciclo Flamenco Real. Esta vez trae un espectáculo conmovedor, casi una biografía, Farruquito y amigos, a la que asistirán las tres generaciones de los Farruco y artistas consagrados como Ketama, Antonio Canales y Pepe de Lucía. El bailaor sevillano, Juan Fernández Montoya, Farruquito, sube así al escenario el próximo 9 de julio junto a su madre, Rosario Montoya, La Farruca, y su hijo Juan, el Moreno, para ofrecer al espectador un recorrido por sus raíces y su dedicación al cante, una constante que ha marcado su trayectoria profesional y su vida personal.

Farruquito agradece todo el cariño que están recibiendo y menciona a su abuelo, El Farruco, de quien todo el linaje ha aprendido el amor por este arte. “Queremos evolucionar en la vida y no hemos perdido la esencia de la unión y tener presente esos principios y esos primeros pasos. No he comido ni dormido desde hace dos semanas ”, comenta divertido el bailaor en la presentación del Teatro Real. Señala que es un momento «único e irrepetible» que vivirá de la mano de su madre y su hijo, y explica que su espectáculo es un viaje vital en el que no hay historia ni trama. Todo pasa a través de la música y la escenografía, que le servirán para contar los escenarios que más le han marcado y definido. Por eso con Ketama recrea cuando ve bailar a su abuelo, “el momento en que me enamoré del flamenco”, aclara. Y es que de la mano de Carmona debutó en Broadway cuando solo tenía cinco años. Entonces entra en acción Antonio Canales, un amigo de la familia. “Él me aconsejó y lo estuve observando, cómo ha crecido y evolucionado. Él sale a correr y yo me sumo y tenemos una disputa flamenca ”, prosigue.

El bailaor sevillano Farruquito posa en el Teatro Real para la presentación de su nuevo espectáculo.KIKE TO

Rosario Montoya, la Farruca, baila para Alegrías a medida que avanza el espectáculo. Un momento de silencio trasladará al público a esa relación especial que se establece entre una madre y un niño, «donde nos decimos muchas cosas sin decirnos nada», prosigue el bailaor. Esa nostalgia termina con una canción de cuna oscura que le vino a la mente mientras su hijo dormía, que entra en escena con esa naturalidad que tanto la caracteriza y que demuestra que la pasión por el flamenco se transmite de generación en generación. El final de la fiesta será «apoteósico» y fascinará a un público que comprenderá mejor la forma de ser de este artista. «No sé qué pasará, pero será emotivo y lloraremos por los cuatro lados», dice Farruquito.

El pequeño de la estirpe flamenca, Juan, el Moreno, se pone nervioso ante la idea de actuar en el Teatro Real: “Estoy muy ilusionado de bailar en este escenario porque mi padre me dijo que es uno de los más importantes teatros del mundo. No tuve mucho tiempo para practicar en el colegio, pero este verano mejoraré más que nunca ”. Confiesa que su paso favorito es la soleá, aunque en este espectáculo pasará por Seguidillas y Bulerías. “Todavía no puede sentirse solo y la soleá va con la edad”, dice Farruquito, quien apunta que su hijo ha aprendido en casa, contagiado de la magia del flamenco que tiene en mente desde pequeño. «Para nosotros, la danza no es un movimiento, no es una medida, no enseñamos en qué consiste la buleria, que se aprende en el conservatorio», apunta Farruquito sobre un arte que consiste sobre todo en «dolores y alegrías de bailar». «. como le había dicho su padre.

El festival de Lisboa de este año ofrece el título 'La mujer en el flamenco'.  Por eso reúne a representantes femeninas de este arte, desde Estrella Morente (en la foto) a María Juncal, desde Alejandra Gutkin a Marta Chasqueira.

Flamenco, entre las palmeras y la agonía

En cuanto al talento del hijo de nueve años, Farruquito indica que se le percibe «de la misma manera que se descubre que un niño tiene gracia». “Cuando ves a un niño divirtiéndose es porque tiene lo más importante, no quiero que tenga éxito si no le gusta. Lo que debe hacer ahora es trabajar duro de por vida. Pero si ya tiene esa naturalidad, es el primer paso ”, explica. Rosario Montoya, su abuela, La Farruca, agrega sobre este punto que no obligan a sus hijos a elegir esta profesión, pero que si les gusta siempre los apoyan, sin dejar de advertirles que es un camino difícil que requiere de pleno Dedicación.

La emergencia del coronavirus se llenó de quejarse al sector. De ahí que este espectáculo sea también un homenaje al esfuerzo y sacrificio de mantenerse a flote. “Teníamos motivos para rendirnos, encerrados en una prisión. El flamenco no tenía derecho a nada, muchos compañeros lloraban y se retiraban del baile. No lo merecíamos durante la pandemia. Y es una pena que mucha gente se gane la vida con el flamenco. Intentamos que vengan a visitarnos para que sus corazones se regocijen y nosotros tengamos este pedacito de libertad ”, dice La Farruca, quien confiesa estar muy emocionada de volver al Teatro Real después de los años.

Para esta saga de artistas, la danza es una manifestación, reivindicación y defensa del pueblo gitano, que es la expresión del flamenco. Un mensaje para ser felices y «abrir nuestro corazón en el canal y ver nuestras almas desnudas en el escenario», en palabras de Farruquito. Su hijo admite que admira la velocidad de su abuela y que su padre nunca se rinde. Ante esta afirmación, el bailaor se hace cargo y asegura que su verdadera lucha es acercarse al flamenco para que forme la banda sonora de las vidas: “El flamenco mismo tiene mensajes de familia, de diversión, de compartir con los demás, de dejarse llevar, de ser libres. , conviértete en lo que quieras. Todo el mundo lo necesita tarde o temprano ”.

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