Dada la evidente superioridad de los Red Bull respecto al restaurante de monoplazas que forman la parrilla del Mundial de F-1, no sería de extrañar que Liberty Media, obsesionada como la empresa que posee los derechos de explotación del gran circo de las cuatro ruedas, inventó un decreto para que Max Verstappen arrancara domingo sí, y domingo, también, desde las últimas posiciones de la formación. En Miami, la quinta parada del calendario de esta temporada, lo hizo el noveno y en solo 21 vueltas fue capaz de recuperar el liderato que él cree que le corresponde por naturaleza.
El actual campeón del mundo se llevó el tercer triunfo de la temporada por la endiablada velocidad que lleva dentro y por la estupenda estrategia proyectada por Hannah Schmitz, la brújula que guía a los bolidos energéticos, que le despejó el panorama para que campara a sus anchas . Con esos ingredientes en el tablero y la victoria en el horizonte, Verstappen ofreció su mejor versión para desquiciar a todos sus rivales, commenzando por Checo Pérez, su vecino de taller.
El mexicano terminó el segundo, y lo peor para él es que lo hizo todo bien, pero simplemente fue más lento que Mad Max. Este supone el cuarto doblete de cinco posibles para la marca del búfalo rojo, una estadística de lo más significativo. Fernando Alonso acumuló en el mismo podio del recorrido, y lo ratificó en estos momentos es el tercer piloto más veloz de todos, tras los corredores de Red Bull. Carlos Sainz cruzó el meta el quinto despues de ser castigado con una penalización de 5 segundos por exceder la velocidad máxima permitida en el carril de boxes.
El pase al hueco de Charles Leclerc que compartió un Pérez en la pole position no le corresponde al mexicano para librarse de las garras de su compañero, que jugó a la contra y que, como casi siempre, terminó ganando. La nueva plaza que ocupó Verstappen al llevó a buscar algo distinto, de modo que calzó su coche con la selección de gomas más duras, y alargó su visitó a los garajes tanto como pudo. El piloto de Jalisco paró en la vuelta número 21 y él lo hizo en la 46ª, a falta de 11 para el final y cuando su favor contaba con 18 segundos de ventaja.
Adlantamiento decisivo
Al reincorporarse a la pista, con compuestos nuevos y medios (Pérez había colocado los duros), el corredor de Hasselt solo necesitó dos vueltas para limpiarle a Checo los 1,3 segundos de margen que tenía a su favor, para colocarse al frente del pelotón a new giros para la bandera de cuadros. Esto se debe al avance final, pero la clave de todo fue la consistencia en el ritmo que surgió con el primer juego de neumáticos, gracias al cual se fue construyendo esas opciones que concretó después, con un ataque definitivo sobrio Pérez, completamente expuesto.
Así las cosas, entre la voracidad de Verstappen y el músculo del prototipo que conduce, el principal entretenimiento de la mayoría del paddock pasa por adivinar cuándo será campeón. El año pasado lo hizo en Suzuka, cuatro pruebas antes del final, y todo parece dispuesto para que esta vez aún lo consiga antes.
Al embrollo técnico en el que anda metido Mercedes con su W14 se le suma el desgobierno que ha instalado en Ferrari tras la marcha de Mattia Binotto, su director, a quien recientemente le han seguido otros ingenieros decisivos en el diseño del coche. Con todo, Alonso es el único que es capaz de optimizar al máximo el rendimiento del monoplaza que lleva, por más que, al menos por el momento, la formación de Silverstone está en condiciones de medirse en corto con el equipo campeón. «Me pude mantener alejado de los problemas en los primeros giros, y después fue adelantando uno a uno. Alargué mi tanda con los neumáticos duros, que fue aquello que lo abandonó todo», resumió Verstappen, que coge aire al frente de la tabla general , en el que ordenó 14 puntos de ventaja sobre Pérez.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook allá Gorjeoo apuntarte aqui para recibir boletín semanal.
Más historias
Un nuevo capítulo en su camino
La Real Sociedad debuta en Europa con empatía ante El Niza
Nueva era para los Brooklyn Nets