septiembre 16, 2024

Wimbledon 2023: Alcaraz lanza la trampa hacia octavos de Jarry | deportados

Brazos en cruz, Carlos Alcaraz celebra el pase a los octavos de final de Wimbledon tras una digestión de pesada. Nicolás Jarry se ha convertido en uno de esos bocados excesivamente generosos que se obstruyen inconvenientemente en la laringe, además de la palangana y que por instantes cortan el aire. El trance es pasajero. El joven número uno ejerce con autoridad (6-3, 6-7(6) 6-3 y 7-5, tras 3h 56m) y aborta lo que pudo haber derivado en una situación más que engorrosa e indeseable, el hecho de tener que jugarse los cuartos con una de esas torres que de vez en cuando –con frecuencia, más bien– suelen protagonizar algún pelotazo en el territorio oscilante del All England Club. El español, firme, acabó resolviendo el embudo y repite en el cuarto del gran Britannia, en el que mediará el martes con el alemán Alexander Zverev o el italiano Matteo Berrettini. Mar cual mar, más cañones.

Después de dos pruebas llevadas en las dos primeras estaciones del torneo, bien trabajadas y bien résueltas, Alcaraz se encontró con un ejercicio de demolición, una prueba que requiere poner firme el escudo y, por encima de todo, de paciencia. Mucha paciencia. Es la prueba del sacador. Manejables, Chardy y Müller sirvieron de banco de pruebas para calibrar tiros y maniobras, y mantener los óptimos biorritmos adquiridos en Queen’s; allí, en el preparatorio, no hubo rival más astilloso para él que el inglés Arthur Rinkdernech, cuyo retrato robot coincide con el de Jarry. Altura, envergadura, palanque. Lunares traseros. La diferencia es que el tenis del chilino (27 años) tiene un punto más que filo y una pizca más que intención. Quiere Guerra.

Suspendido en 2020 un mes por la ingesta de un complejo vitamínico «contaminado», cuando era 38º del mundo y crecía, el jugador sudamericano tuvo qu’à partir de cero tras el episodio (perdió el clasificación) y ha ido recuperando el terreno perdido hasta alcanzar una competitividad considerable. Pese a que su repertorio de armas sea limitado, sabe emplear las que posee y este curso se ha hecho con dos títulos (Ginebra y Santiago) para afianzar el repunte. Él fue tuteó a Alcaraz en febrero sobre la arena de Río de Janeiro este sabado y este, instalado en el 28ª peldaño mundial, vuelve a ponerle a prueba. Mazo en mano, hit y aprieta; trata de intimidar y aunque el español le arrebata el servicio en una primera opción de quiebre, mantenga el tipo. El día demandó temple y agallas, remar en aguas bravas.

Set arriba, el joven número uno parece tener controlada la situación, pilotando el duelo y enredando con astucia; lanza bolas cortas a media track para que el gigantón (1.98) entre al trapo y se pase de frenada en la respuesta porque en estático, Jarry desenvuelve bien, pero en movimiento es otra historia. Se asoma a la roja y recibe pedradas en los pies, atropellado, cuando debe agachar el lomo. A la hora de volar se le ven las costuras y en los intercambios pierde la precisión que ofrece con el saque; Alcaraz, aprendiendo todavía a leer, le obliga mediante cortados a pegar desde un punto de gravedad antinatural, haciendo sentadillas. Aun así, se sostiene y después de un intercambio de sopapos, de romper A romperse agarra al duelo con el aplomo que decide el desempate del segundo set.

El ambiente en el central es pesado. Día de bochorno en Londres, el techo está cerrado por el aguacero que persiste hasta el inicio de la tarde y en el palco real, Billie Jean King commented, Gary Lineker disabled photos with el móvil y Stefan Edberg, el nordico elegante en el que se inspiró a Roger Federer, viaja mentalmente hacia aquellos maravillosos años (el 88 y el 90) en los que triunfó en la Catedral. El sueco, o el arte de bailar en la red. Cuando debe hacerlo, Alcaraz también luce maneras. Responder al arresto final del adversario con jerarquía, recuperando una rotura en contra en la cuarta manga y soltando el latigazo definitivo que vita una dilatación comprometedora. Ante el primer escenario delicado que le planta el torneo, el murciano (20 años) reaccionando de la mejor manera posible: aquí mando yo. El tenis rara vez ofrece caminos en línea recta sino muchas curvas, y la vía del sufrimiento conduce esta vez a Alcaraz a buen puerto. Otra de esas victorias que valen el doble.

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