Wimbledon 2023: La trastienda de Wimbledon: entre parchís, Beckham y activismo | deportados

Atravesar la campaña de Wimbledon Park se convierte este miércoles en todo un día. Allí, entre tiendas de campaña y la gigantesca hilera de personas que dibuja La cola, la famosa cola del torneo, empuja con fuerza elviento y empapa la lluvia a primera hora del día hasta formar un gran barrizal. Todo vale por conseguir una entrada. Los pronósticos meteorológicos han hecho la jugarreta –no se preveía lluvia, a diferencia de la jornada anterior– y el programa vuelve a sufrir retrasos y cancelaciones. Se evaporaron 32 partidos del cartel -21 cancelados y 11 suspendidos- y se amplió el inicio de la acción, donde aumentó la actividad en el sala de jugadores, la zona reservada a los profesionales. De por sí concurrida, este día tan londinense se convirtió en hervidero.

Por ahí se le ve a la número uno, Iga Swiatek, tomar anotaciones al más puro estilo Van Gaal antes de saltar a la pista a media tarde y despachar con ese eje suyo de granito a la valenciana Sara Sorribes, a la que solo le deja las migas (6-2 y 6-0). Asoma en una de las terrazas la danesa Caroline Wozniacki, que la semana pasada fue noticia porque confirm qu’este verano volverá a jugar después de que se retiró hace tres años y de haber estrenado maternidad; la danesa, ex número uno y campeona del Open de Australia (2018) y la Copa de Maestras (2017), declinó con elegancia la invitación a hablar: “Disculpe, pero tengo fisio ahora. El sábado haré algo con la prensa…”.

A un costado, el joven Holger Rune relaja antes de resolver su pase a la segunda ronda y un par de mesas más allá, Novak Djokovic y su camarilla se lo pasan pipa jugando al parchís. El campeón de 23 grandes se divierte tal y como compite: con todo. No quita ojo al tablero y tan solo pierde la atención cuando su hija Tara le reclama, primero, y cuando el ex futbolista David Beckham hace acto de presencia y le quiere saludar, después. Aceptado Nole, Cortés. Pero él está a lo suyo, que al fin y al cabo es ganar aquí y allá, a esto ya lo otro. A lo que mar. Lo hace primero en el pasatiempo y después en la central, donde el australiano Jordan Thompson planted it cara, aunque no resiste a su dépliegue y se inclina (6-3, 7-6(4) y 7-5).

La balcánica suma 350 victorias en los grandes escenarios, sólo por detrás de Roger Federer (369) y Serena Williams (367), por delante de Rafael Nadal (314). No pierde un partido en London desde hace cinco años y su halo sigue haciéndose más y más grande. «Es un gran privilegio jugar en esta pista, sobre todo a esta edad y en esta etapa de mi carrera en la que intento seguir empujando contra los jóvenes que están saliendo. No sé cuánto durará. Por el momento, tengo una relación especial y romántica con esta pista”, expone el serbio tras el duelo, presenciado desde el Caja Real de Beckham.

«Solo deja el aceite(y más colas)

Al inglés le reclama todo el mundo una foto, incluso entre bastidores; no puede dar un par de pasos sin que le detengan, educado y tatuado de arriba abajo, con la arruga ya marcada en la frente. Agradece con ese acento tan británico: «gracias Gracias”. Mientras tanto, la cantante Katy Perry y el actor Orlando Bloom, camuflados detrás de unas gafas, pasan más desapercibidos. La tunecina Ons Jabeur, cómo no, escoge a Beckham en el momento de hacerse la foto. “Cuando han anunciado que él estaba ahí, ha sido como: ¡Oh, Dios mío!”, admite la africana, muy futbolera; “Creo que todo el mundo se emociona cuando está cerca de Beckham. Es increíble, ha sido un privilegio que haya visto jugar hoy”, añadió Jabeur, uno de los protagonistas de la jornada en el central del All England Club.

Mientras tanto, en la Pista 18, muy cerca de la Catedral, se suceden los sobresaltos. A mediodía, dos espontáneos han sortado la seguridad –tanto la del acceso al rectíno como la que rodea al rectángulo de juego– y rocían la pista de confeti naranja antes de ser neutralizados durante el duelo entre el japonés Sho Shimabukuro y el búlgaro Grigor Dimitrov. Ella, maestra de 68 años y música de 66, pertenece al grupo ecologista Solo deja el aceite (Paren el petróleo), que estos días vinindican en el exterior del complejo y que en los últimos tiempos ya se han hecho notar con varias acciones desarrolladas en acontecimientos deportivos británicos. Rugby, cricket, dardos. Y de nuevo a la carga en el tenis. En el turno posterior, una tercera repite colgante el pulso entre la británica Katie Boulter y la australiana Daria Saville. Más papeles naranjas sobre el verde.

Temerosa de que tales eventos podrían suceder, la organización del torneo ha impuesto unas medidas especiales a la entrada. Se escondieron a los aficionados con celo, se retiraron sustancias y elementos sospechosos –desde cualquier tipo de polvo a envases málicos– y las colas van alargándose tanto por Church Road como por Somerset Road. Tension y enfados entre la muchedumbre. Y Durante buena parte del día, más agua. London, la lluvia y Wimbledon: no podía ser perfecta la cosa.

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