mayo 16, 2024

Luis Flores: Defensor del Pueblo insta al gobierno a permitir que una niña congoleña bajo el cuidado de un veterinario de Cádiz viaje a España | España

Luis Flores: Defensor del Pueblo insta al gobierno a permitir que una niña congoleña bajo el cuidado de un veterinario de Cádiz viaje a España |  España
El veterinario Luis Flores Girón con su familia en la República Democrática del Congo.
El veterinario Luis Flores Girón con su familia en la República Democrática del Congo.ITSASO VÉLEZ DEL BURGO

El Defensor del Pueblo envió sugerencias a los Ministerios de Interior y Exteriores para facilitar el viaje a España de Esther, una niña congoleña de nueve años, confiada al cuidado de un veterinario español residente en la República Democrática del Congo. El veterinario Luis Flores, que trabaja en un santuario de primates en el país africano, lucha con las autoridades diplomáticas desde junio para llevar al niño de vacaciones a Jerez de la Frontera (Cádiz).

En los correos electrónicos que Flores ha intercambiado con diversas embajadas, la respuesta siempre ha sido negativa. Primero argumentaron que las restricciones sanitarias impedían a los ciudadanos congoleños entrar en España y, más tarde, que necesitaba validar la protección del menor en un tribunal español. Flores no ha podido ir a España desde hace dos años y quiere que Esther, su esposa y su hijo de dos años que comparten en común conozcan a los hermanos del veterinario y a su padre, que a los 89 años estaba a punto de morir de covid. Sin la visa de Esther, estarían castigados. «No la dejaré sola aquí, el mundo se derrumbaría sobre ella», dijo Flores a EL PAÍS la semana pasada, la primera vez que hizo pública su historia.

Luego de analizar la denuncia de Flores, el defensor interino, Francisco Fernández Marugán, cree que en el caso de Esther existen razones familiares imperativas así como razones humanitarias, dos excepciones que establece la norma actual que restringe el ingreso de algunos países por pandemia. La institución, sin embargo, no cumple con la obligación de las autoridades españolas de convalidar la tutela de la niña en España. El procedimiento de homologación solicitado en Flores, el llamado exequátur, sirve para validar sentencias extranjeras en España, como en el caso de la tutela, pero según las sugerencias del Defensor del Pueblo, no sería necesario otorgar un visado de corta duración para algunas vacaciones.

Flores llegó a la República del Congo a finales de 2016, donde es veterinario jefe del Centro de Rehabilitación de Primates de Lwiro y donde lidera el programa de formación para futuros profesionales. Vivía solo, pero poco después de su mudanza se cruzó con Esther, una niña que entonces tenía cinco años y que vivía con su madre en una choza cerca de la casa del veterinario. La pequeña, que pasaba el día sola, mal alimentada y sucia, empezó a frecuentar Flores asiduamente. Comía y descansaba en casa y por la noche se volvía a dormir con su madre, enferma mental, en el suelo de su choza. Un día, Esther apareció llorando y pidió quedarse a pasar la noche e ir a la escuela y han sido inseparables desde entonces. La niña, según Flores, ahora es la mejor de la clase, ha aprendido francés y tiene un alto nivel de inglés y español.

El veterinario, que en ese momento estaba formando una familia con Oda, su esposa ruandesa y su hijo Antonio, ha iniciado procedimientos para proteger a Esther en un país donde no se permiten las adopciones. Buscó a la familia del padre fallecido de la niña, estableció un consejo familiar que decidió por unanimidad cuidar de la niña, la madre dio su aprobación y un tribunal de menores local aprobó el juicio en enero de 2020.

Ya en enero de este año, Flores acudió a la embajada de España en Kinsasa, la capital del país, para preguntar qué debería haber hecho para aprobar la protección, pero, según él, nunca recibió respuesta. Solo en junio, cuando comenzó a moverse para solicitar una visa, se encontró con todos los obstáculos que aún no ha logrado superar. Flores quiere irse de la región donde vive, Kivu del Sur, por motivos familiares, pero también porque, según su relato, está psicológicamente agotado. La zona ha experimentado una escalada de violencia durante años y los informes de la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, explican las violaciones de derechos humanos resultantes de los conflictos entre diferentes grupos armados y el propio ejército. “La Defensoría del Pueblo simplemente está tomando en cuenta el lugar y la situación en la que vivimos y que solo estamos solicitando una visa de corta duración”, celebra Flores.

Fuentes de Asuntos Exteriores explicaron a EL PAÍS la semana pasada, cuando se les preguntó por el caso, que «la legislación española es muy garantía en el caso de los menores». «Se han hecho esfuerzos para apoyar la solicitud en todos los sentidos, pero debido a las restricciones fronterizas derivadas de la pandemia y la falta de protección reconocida en España, no se puede autorizar la entrada», agregaron. Tampoco vieron espacio para maniobrar en el interior. «Mientras no tenga el exequátur que reconoce la legalidad de esa protección, no podrá ingresar a España», dijeron fuentes del departamento. Esta homologación, filtro para evitar adopciones fraudulentas o trata de menores, no es un trámite requerido para la aprobación del visado, pero las autoridades españolas entienden que sin ella Esther no tiene derecho a viajar como familiar de un ciudadano de la UE.

Desde que dio a conocer su caso a EL PAÍS, Flores ha contado su historia en diversos medios locales y nacionales y ha iniciado una campaña de firmas en la plataforma change.org que ya cuenta con más de 42.000 simpatizantes.