mayo 18, 2024

Más que cifras | Educación

Más que cifras |  Educación

Este 18 de julio se cumple el 123 aniversario del descubrimiento del polonio por Marie y Pierre Curie. Unos meses después, anunciarían el descubrimiento del radio. El personaje de Maria Sklodowska, más conocida como Marie Curie, es, como apunta mi querido amigo y profesor de Matemática Aplicada Francisco Michavilla, “el símbolo exaltado del emigrante científico”. Pero también es, para la mayoría de nosotros, un acicate en nuestra lucha por una sociedad más igualitaria. María, la primera profesora de la Sorbona, la primera en recibir dos premios Nobel, pero que en su país y en su época no pudo ingresar a la universidad como estudiante y, años después, también se le negó el acceso como estudiante de maestra. Y es que María, siempre cuestionada por su género, su origen, su etnia, incluso sus relaciones personales, nunca ha tenido una vida fácil.

Maria Sklodowska recibió su primer premio Nobel en 1903 y desde entonces solo 23 mujeres han ganado este galardón en las disciplinas de la física, la química o la medicina frente a los más de 500 hombres que lo han ganado. Con razón, Virginia Woolf, hace ya un siglo, reclamó la voz y el papel público de la mujer, denunciando que Anonymous había sido un nombre de mujer durante gran parte de la historia.

Estamos ante un problema universal, fruto de nuestra historia. Incluso hoy en día, solo el 28% de todos los investigadores del mundo son mujeres. Y las mujeres jóvenes que estudian grados y ciclos técnico-científicos siguen siendo una minoría. Aunque más del 50% de los estudiantes universitarios en nuestro país son mujeres, solo el 25% de los que estudian Ingeniería o Arquitectura lo son, según datos del Instituto de la Mujer. En carreras como TI, ese porcentaje cae al 12%. La brecha de género está presente en todas las disciplinas científico-tecnológicas y en todas las fases, y aparece como preludio de una posterior brecha de salario y pobreza a lo largo de toda la vida. De ahí la necesidad de fortalecer el liderazgo de las mujeres, visibilizarlas, transformarlas en referentes.

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Emily Dickinson solía decir que las mujeres ignoran nuestra verdadera estatura hasta que nos llaman a ponernos de pie. Por eso es necesario incorporar la perspectiva de género a nuestro sistema, y ​​que nuestra sociedad recupere el talento femenino que estamos perdiendo, como han denunciado en este mismo la directora del CNIO María Blasco y la premiada matemática Marta Macho. periódico. Quienes hoy desprecian esta mirada y dicen, «al mismo tiempo», defienden las STEM, las enseñanzas técnico-científicas, demuestran que no comprenden o, lo que es peor, que una vez más pretenden utilizar la educación con personas oscuras y oscuras. intenciones.

Nuestra civilización se basa en el conocimiento, una síntesis de habilidades, contenidos y valores. Por tanto, nuestro sistema educativo debe tener en cuenta esta perspectiva. La escuela no busca una mera educación mecánica, vacía y frágil. Queremos que equipe a todos los estudiantes con las habilidades suficientes sobre valores sólidos y universalmente aceptados. Fingir disentimiento sobre esos valores para obtener beneficios políticos a partir del descontento o la preocupación es simplemente inaceptable. Están formulados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, abc que, de acuerdo con los organismos internacionales más importantes, hemos ampliado y profundizado. Y les recordamos a quienes apuestan por la vuelta a la barbarie, que una sociedad que los excluye, que se alimenta del desprecio por ellos, está abocada al conflicto y al fracaso.

El ensayista y analista geopolítico Pankay Mishra explica que la democracia es la búsqueda institucionalizada de la igualdad. Hoy y aquí nos hemos propuesto que nuestros hijos, independientemente de su género, origen o condición social, tengan pleno acceso a los conocimientos que brinda el sistema educativo. No separemos a las Marías de nuestro propio país, no les hagamos más difícil el acceso al conocimiento en la época en que viven, ni las dejemos atrapadas bajo techos de cristal inhumanos. Hagamos contemporánea la educación y acerquemos la formación de nuestros hijos e hijas con la cabeza, las manos y el corazón abiertos para promover su desarrollo integral y pleno.

Isabel Celaà es exministro de Educación y Formación Profesional (2018-2021).

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