Adiós a Jimmy Greaves, el Torpedo Müller de la mejor Inglaterra | Deportes

Jimmy Greaves no necesitaba ganar un campeonato para incrustarse en la historia de la mejor Inglaterra, la de los 60: los goles le bastaban. Era un depredador que podía fallar durante todo el partido para sorprender a su víctima en el momento más inesperado y marcar el gol de la victoria. Su gran frustración fue la final del Mundial de 1966: Greaves había comenzado el torneo como titular pero una lesión en el último partido del grupo lo dejó fuera del equipo en el siguiente episodio, los cuartos de final ante Argentina. Su sustituto, Geoff Hurst, marcó el gol de la victoria ese día, seguiría siendo titular y anotaría un hat-trick en la final ante Alemania (4-2, incluido el gol fantasma). Dicen que ese disgusto es el origen del alcoholismo en el que cayó Greaves años después y que marcaría el final de su carrera. El atacante se quedó sin medalla por no haber disputado la final. Una injusticia que la FIFA no corrigió hasta 2009.

Nacido en el este de Londres en 1940, Jimmy Greaves fue descubierto por un cazatalentos del Chelsea que lo contrató cuando solo tenía 15 años. A los 17 años debutó en el primer equipo y marcó el gol que le hubiera dado al Chelsea un empate (1-1) en White Hart Lane. Entonces no lo sabía, pero habría sido en Tottenham donde realmente habría triunfado.

En aquellos días, los futbolistas no ganaban mucho dinero en Inglaterra. Chelsea le pagó 17 libras a la semana más dos más por la victoria y uno por el sorteo. Después de cuatro años, 169 apariciones y 132 goles, Greaves dejó el Chelsea en el verano de 1961 y firmó un contrato de tres años con el AC Milan, que le pagó un bono de transferencia de £ 15,000 y un salario anual de £ 7,000. Pero el delantero londinense se arrepintió nada más fichar, intentó sin éxito dar marcha atrás y se quedó en Italia sólo unos meses: en diciembre del mismo año regresó a Inglaterra. Chelsea (que lo había cambiado por 80.000 libras esterlinas) y Tottenham ofrecieron 96.500 libras esterlinas por él. Ambas ofertas fueron aceptadas y terminó firmando por los Spurs, quienes habían aumentado su oferta a £ 99,999. Uno por debajo de los 100.000 para no convertirse en el primer jugador inglés en romper esa barrera.

Con los Spurs acabaría jugando 379 partidos en los que marcó 266 goles, récord aún vigente en White Hart Lane, y ganando dos FA Cup y la Recopa de Europa. Con Inglaterra disputaría 57 partidos y marcaría 44 goles, cifra que solo han superado Wayne Rooney (53), Bobby Charlton (49) y Gary Lineker (48). Terminó su carrera en el West Ham, adonde llegó en marzo de 1970, pero duró sólo hasta mayo de 1971. Estaba perdiendo el entusiasmo por el fútbol y dependía cada vez más del alcohol. En enero de ese año West Ham viajó a Blackpool para un partido de Copa, pero el campo estaba congelado y los jugadores pensaron que no se podía jugar. Greaves salió a tomar una copa con sus compañeros de equipo Bobby Moore, Brian Dear y Clyde Best. Bebió 12 pintas de cerveza y llegó al hotel casi las dos de la madrugada. El partido se jugó y el West Ham perdió 4-0.

Después de retirarse del West Ham, su adicción empeoró: bebía 20 pintas durante el día y una botella de vodka por la noche. Regresó al fútbol para tratar de superar el alcoholismo y jugó hasta los 40 años para equipos más pequeños, como el Brentwood, su club de barrio. En 1977 buscó la ayuda de Alcohólicos Anónimos y finalmente logró superar su adicción. En 1980 inició una exitosa carrera como comentarista de prensa y televisión, que se prolongaría hasta 1998. En 2012 sufrió un ictus del que se recuperaría. Sin embargo, un segundo derrame cerebral en 2015 lo dejó gravemente discapacitado, incapaz de hablar y en silla de ruedas. Murió esta mañana a la edad de 81 años. Sin duda fue el torpedo Müller de Inglaterra. De lo mejor de Inglaterra.

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