Mientras estaba en la escuela secundaria tuve la suerte de asistir a un espectáculo titulado William Tell tiene ojos tristes de Alfonso Sastre, representado por un grupo de teatro llamado Tábano. Me encantó, y no recuerdo cómo, pero vinculaba la historia medieval de Guillermo Tell con la dictadura de Franco, o eso creí ver a mis amigos del instituto y a mí. En los años setenta todo lo que se veía en el cine o el teatro estaba ligado a la dictadura, pero en el caso de Alfonso Sastre su implicación en la lucha contra Franco fue total, y en general su posición artística e intelectual estuvo siempre del lado de el más poderoso, débil y cuestionador. Las otras dos obras que vi en ese momento fueron Los cuernos de Don Friolera, de Valle Inclán, e El círculo de tiza del Cáucaso, de Bertolt Brecht, dos autores de referencia en el teatro del siglo XX y particularmente admirados, estudiados, difundidos y emulados por Alfonso Sastre.
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30 años después conocí a Alfonso. Gerardo Vera (ex integrante del grupo Tábano y experto en Alfonso, nuevamente Tábano y su famosa picadura), como director del Centro Nacional de Drama, me confió la dirección del espectáculo. Marat-Sade por Peter Weiss. Me dio a elegir entre adaptaciones existentes y elegí Tailor’s. De hecho ya lo había elegido, guardaba como oro en el lienzo una edición del texto que se publicó con motivo de la edición por parte de Adolfo Marsillach y que me había regalado mi hermana mayor. Sin embargo, Gerardo me hubiera convencido de no haberla elegido. Admiraba a Sastre. Y yo también.
Conocí a Alfonso en un bar y me sorprendió la libertad que me dio para gestionar su versión de adaptación. El texto de Weiss es complejo en estructura y lenguaje y combina caminos de gran profundidad teatral con momentos del teatro popular más plano y accesible. Sastre prefirió respetar la intencionalidad poética del autor, y su versión es accesible en verso cuando se requiere (cualquier artista de teatro sabe lo difícil o imposible que es traducir el teatro en verso) y llena de diálogos brillantes y llena de intencionalidad política a la hora de actuar. Siempre me ha llamado la atención una sola cosa: la tensión entre la locura y la lucidez del discurso debe ser constante sin que ninguna de las dos prevalezca en ningún momento. La lúcida locura de Alfonso Sastre siempre estará con nosotros. Su sentido del humor y también su rebeldía. Adiós Alfonso. Ten un buen viaje.
Andrés Lima es autor y director de teatro. En 2007 dirigió la versión de Alfonso Sastre de «Marat-Sade» de Peter Weiss para el Centro Dramático Nacional.
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