abril 26, 2024

Covid-19: inmunidad colectiva: la última obsesión por acabar con la pandemia en México

Covid-19: inmunidad colectiva: la última obsesión por acabar con la pandemia en México
Un grupo de profesores está practicando luego de recibir la vacuna covid-19 en la Ciudad de México.EDGARD GARRIDO / Reuters

La pandemia ha durado más de 17 semanas. Casi 16 millones de personas ya han sido vacunadas y más de 30 millones de dosis de covid-19 han llegado al país. Y el semáforo epidemiológico, que inicialmente había teñido de rojo todo el territorio, le ha dado oxígeno a la economía, con miles de comercios que han reabierto sus puertas y millones de personas que han vuelto a las calles, bares y restaurantes. Mientras otros países sufren los estragos del repunte de los casos, en México no hay señales de la llegada de una temida tercera ola de contagios y se asume cada vez más que la mayoría de los habitantes ha logrado algún nivel de inmunidad frente al virus. más fuerza. Las autoridades aseguran que hasta este mes más de la mitad de la población, unos 60 millones de personas, ya ha sido infectada con covid. El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, dijo esta semana que es probable que México logre la llamada inmunidad colectiva para agosto o septiembre próximo, y las esperanzas de poner fin a la crisis de salud han resurgido. Los expertos, sin embargo, tienen sus dudas. «Es una actitud demasiado triunfalista y eso aumenta el riesgo de un nuevo brote», advierte Andreu Comas, académico de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).

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El 27 de febrero del año pasado, pocas horas después de la confirmación del primer caso de coronavirus en el país, López-Gatell estimó, al igual que diversos especialistas, que hasta el 70% de los mexicanos podrían estar infectados por coronavirus. Los pronósticos se recibieron con gran preocupación. Casi un año y medio después, la historia es completamente diferente. Ahora bien, el hecho de que tres de cada cuatro habitantes tengan inmunidad porque han sido vacunados o porque se han infectado y han generado anticuerpos se lee como una reducción de la escalada y no como una emergencia sanitaria.

La inmunidad colectiva es un concepto teórico que se basa en cuántas personas necesitan protección para detener una enfermedad contagiosa, ya sea porque ya están enfermas o porque están vacunadas, explica Comas. La idea es que si hay suficientes habitantes infectados, entre el 70% y el 75% en el caso del SARS-CoV-2, habrá más personas inmunes y la probabilidad de que la enfermedad se transmita de persona a persona sea mínima. Esto significa que no solo quienes ya tienen los anticuerpos son inmunes, sino toda la comunidad, debido a la baja probabilidad de contagio.

Con el estallido de la epidemia, algunos países, como Suecia, han optado por intentar lograr la inmunidad colectiva como estrategia. Se evitaron confinamientos, medidas sanitarias y se decidió que el virus circularía, pero el plan resultó en más muertes, más saturación en los hospitales y fue un fracaso, reconocido por la propia Casa Real. «La dispersión natural era una mala idea entonces y ahora es una mala idea», dice Comas.

El epidemiólogo sugiere imaginar la epidemia como un gran iceberg. Las muertes y los casos más graves son solo la punta y bajo el agua se encuentran las infecciones más leves y asintomáticas. Pero debido a que el coronavirus tiene una gran fuerza de infección, dejar que corra en una población solo se suma a esa fuerza que ya tenía y es como si estuviéramos empujando ese iceberg a la superficie poco a poco. Si no se contiene el covid y se mantienen las medidas preventivas, «habrá casos y muertes más complicadas y graves», dice Comas.

El caso de la inmunidad parcial en México se complica porque hay más personas con inmunidad natural –porque ya entraron en contacto con el virus– que con inmunidad artificial porque ya han sido vacunadas, señala Roselyn Lemus-Martin, PhD en Molecular Biología en la Universidad de Oxford Según datos y estimaciones de las autoridades sanitarias, hay unos 60 millones ya infectados y unos 15 millones de personas vacunadas, lo que también es una muestra palpitante de subregistro y falta de pruebas en el país, que solo cuenta 2,5 millones de casos en su consejo oficial.

«No pondría tantas esperanzas en el tema de la inmunidad colectiva», admite el académico, quien agrega que es mucho más conveniente buscar la inmunidad a través de las vacunas, aunque destaca que la tasa de vacunación «no está lo suficientemente acelerada» para anticipar que guión. La inmunidad natural también dura solo unos meses, por lo que se deben realizar más estudios para saber cuántos han estado en contacto con el virus y durante cuánto tiempo, enfatiza Francisco Oliva, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana. «Para medir un rebaño, se necesitarían más muestras aleatorias e investigaciones epidemiológicas», agrega Oliva.

¿Es realista que haya inmunidad colectiva en México durante agosto y septiembre? Para Comas depende de dos factores: la tasa de transmisión de la enfermedad y la tasa de vacunación. El Programa de Virus de la Universidad, creado por investigadores de la UASLP y el Instituto Potosino de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, prevé que si se continúa con la vacunación a este ritmo, se alcanzaría el 75% de la población inmunitaria entre el 14 y el 21 de diciembre. Si el número de dosis administradas diariamente se duplicara, sería a mediados de octubre. Si se triplicara, tres de cada cuatro habitantes serían inmunes en la primera semana de septiembre. No hay consenso: para Olivas el pronóstico es factible y para Lemus-Martin no.

Con la vacunación masiva, Estados Unidos, el país que inmunizó a la mayoría de las personas, ha experimentado un optimismo similar con algunos especialistas que anticipan que la inmunidad colectiva podría lograrse este verano, incluido el epidemiólogo jefe Anthony. Fauci, pero ahora la mayoría de los expertos no lo creen se logrará este año. Entre los factores a tener más cuidado está la llegada de nuevas variantes del virus. La investigadora de la Universidad de Guadalajara, Nataly Vega Magaña, explicó en una entrevista la semana pasada que cuanto más circula el virus, más probabilidades hay de mutar y esto hace que el escenario de confianza por esa inmunidad parcial al contacto con la enfermedad sea un arma de doble filo. Otras razones son la renuencia de varias personas a vacunarse y las características del virus en sí, dice Lemus-Martin. “No es automático que lleguemos a tal número de contagios y ya estamos del otro lado, es un proceso muy complejo”, insiste la investigadora.

Si bien al comienzo de la pandemia se hablaba de la inmunidad colectiva como objetivo local, cada vez más especialistas instan a pensar en la epidemia como un fenómeno global, principalmente debido a los flujos de personas y el comercio. «Deberíamos estar hablando del 75% de las personas vacunadas en el mundo, lo que puede suceder a este ritmo hasta 2023 y 2024», dice Lemus-Martin. Por supuesto que podemos hablar de ciudades o pueblos que logren cierto grado de inmunidad, pero esto no cambia que hay que tener cuidado con las variantes que se dan en otros lugares o que hay que adaptar las vacunas para que sean efectivas frente a determinadas mutaciones. «La vacunación está destinada a quedarse», dijo Vega Magaña.

Comas insiste en que también hay que pensar en el coste de la inmunidad a la infección que se ha conseguido. “Ha caído el PIB, se ha perdido un año escolar, se han producido cientos de miles de muertes”, recuerda la investigadora. Con cada vez más advertencias desde la Academia de que no existe una salida mágica de la epidemia hacia la normalidad, la apuesta debe ser ampliar la cobertura de vacunación y mantener las medidas de prevención, además de tener una mayor sensación de seguridad. «Tenemos que cuidarnos, todavía no podemos reclamar la victoria», condenó.

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