abril 26, 2024

Manuel Vicent: A cierta edad | Opinión

Manuel Vicent: A cierta edad |  Opinión
Un hombre camina por la playa.AscentXmedia / Getty Images / iStockphoto

Si los pájaros te despiertan por la mañana y cuando abres los ojos desde tu habitación ves el mar; Si cuando me levanto de la cama toda la casa ya huele a café y a tostadas con velas; Si cuando te estiras como un gato no te rompen los huesos y tu cuerpo se siente bien macerado por un sueño placentero que ni siquiera recuerdas, considera que el día empieza muy bien. Si después del desayuno te bañas en la playa desierta y luego en la terraza del bar del pueblo a la sombra de los plátanos, comparte con tus amigos un encuentro en el que no hablamos de política y enfermedades, sino de cosas sencillas en vida, vivencias, proyectos, de recuerdos, este placer se potenciará si al final haces un recorrido por el mercado de frutas y verduras, y en el punto de confianza comprarás lo que piden tus ojos, higos, melocotones ,. A la hora del almuerzo, nunca te sientas a la mesa con alguien que no te agrada. Recuerda que los comensales que te acompañen serán más importantes que la comida para una buena digestión. La risa es muy digestiva. De lo contrario, coma poco y hágalo despacio. La ola de calor exige una buena siesta al son de las cigarras. Prueba a hacer esto en una madera semi-clara, con una brisa que hincha las cortinas y exuda un aroma a alcanfor y membrillo. A medida que avanzan las horas hay un momento de media tarde para la música y la lectura, pero es vital que la puesta de sol te sorprenda con una copa en un bar junto al mar donde suena el columpio Cole Porter. Lo ideal sería buscar un amigo esteta con quien hablar, por ejemplo, de los prerrafaelitas para merecer que el sol, derritiéndose en el horizonte, te dé el rayo verde. Ni siquiera importa. Ahora se queda toda la noche para contemplar las vagas estrellas acostado y esperar a que suceda ese milagro mañana.