¿Por qué deberías diversificar tus inversiones?

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Invertir es una de las estrategias más eficaces para aumentar el patrimonio personal a lo largo del tiempo. Sin embargo, muchas personas, especialmente quienes se inician en el mundo financiero, cometen el error de concentrar sus recursos en un solo instrumento, sector o mercado. Diversificar las inversiones no es solo una recomendación frecuente entre los expertos, sino una práctica respaldada por décadas de análisis financiero, estudios empíricos y lecciones obtenidas de eventos históricos.

La base de la diversificación: principio y descripción

La diversificación, en términos sencillos, consiste en distribuir el capital disponible en una variedad de activos con el objetivo de reducir la exposición al riesgo. Este principio se basa en que no todos los activos se comportan igual ante los mismos escenarios económicos. Por ejemplo, una crisis económica puede afectar negativamente las acciones de empresas tecnológicas, pero al mismo tiempo favorecer a empresas de consumo básico o a activos refugio como el oro.

Harry Markowitz, un economista que fue honrado con el Premio Nobel, presentó en los años 50 la Teoría Moderna de Cartera, la cual apoya de manera matemática las ventajas de la diversificación. De acuerdo con este enfoque, diversificar una cartera puede disminuir la volatilidad de los resultados sin tener que comprometer el rendimiento anticipado.

Reducción de riesgos: resguardando los activos frente a situaciones desfavorables

Uno de los riesgos más relevantes para todo inversionista es el llamado riesgo no sistemático, aquel asociado a factores específicos de una empresa, una industria o un país. Diversificar implica colocar fondos en diferentes activos tales como acciones de diferentes sectores, bonos gubernamentales y corporativos, bienes raíces, materias primas e incluso inversiones en diferentes regiones geográficas.

Por ejemplo, en la crisis financiera global de 2008, aquellos que solo apostaron al sector inmobiliario en Estados Unidos enfrentaron pérdidas significativas. En contraste, los portafolios que integraron bienes raíces, acciones internacionales y bonos soberanos lograron un rendimiento más estable. Diversificar las inversiones es una táctica defensiva que resguarda contra eventos imprevistos.

Mejorar rendimientos: el arte de sacar partido a múltiples oportunidades

Ampliar una cartera no solo significa disminuir el riesgo, sino también mejorar los posibles beneficios. Los ciclos económicos impactan a cada tipo de activo de forma distinta. Por ejemplo, durante épocas inflacionarias, las materias primas como el oro y el petróleo usualmente se valorizan. En ciclos de crecimiento, las acciones del sector tecnológico tienden a encabezar los incrementos.

Además, incluir activos de mercados emergentes puede ofrecer mayores retornos en ciertos periodos, aunque con riesgos adicionales. El equilibrio óptimo entre riesgo y retorno se logra evaluando continuamente el contexto económico global y ajustando la proporción de cada activo.

Caso ilustrativo de diversificación

Imaginemos a un inversionista con un capital de 100,000 euros. Si decide invertir todo en acciones de una sola empresa, su exposición al riesgo es máxima. Si esa empresa entra en bancarrota, la pérdida total está asegurada. Sin embargo, si distribuye ese capital en 20 empresas de diversos sectores y nacionalidades, junto con bonos, bienes raíces y fondos indexados internacionales, una caída en una parte de la cartera tendría un impacto limitado sobre el resultado global.

Un estudio del Banco Mundial realizado tras la crisis asiática de 1997 mostró que los portafolios diversificados internacionalmente recuperaron su valor original en menos de cuatro años, mientras que los portafolios concentrados tardaron hasta siete años en hacerlo. Esto evidencia el valor tangible de repartir el riesgo geográficamente y entre diferentes clases de activos.

La importancia de la psicología en la distribución de riesgos

La diversificación también desempeña un papel psicológico esencial. Los mercados financieros pueden generar estrés cuando la volatilidad es elevada. Un portafolio variado reduce el riesgo de pérdidas significativas, lo que ayuda al inversor a conservar la tranquilidad y a evitar tomar decisiones apresuradas, como vender en situaciones de pánico.

Diversificar las inversiones en distintos instrumentos ayuda a los individuos a concentrarse en sus objetivos a largo plazo, evitando distracciones o conmociones causadas por fluctuaciones repentinas en uno o un par de activos específicos.

Desafíos y límites de la diversificación

Si bien diversificar es fundamental, hacerlo en exceso también puede ser contraproducente. Existen costos asociados a la compra y mantenimiento de múltiples activos, y una diversificación excesiva podría diluir los rendimientos si no se realiza con criterio. Por ello, es recomendable contar con asesoría financiera, definir claramente los objetivos y ajustar el portafolio en función del perfil de riesgo y el horizonte de inversión.

El valor de la diversificación

Diversificar las inversiones es construir una protección activa frente a la incertidumbre inherente de los mercados. Esta estrategia permite estabilizar rendimientos, minimizar riesgos y capitalizar oportunidades que surgen en diferentes contextos económicos y sectores. Integrar la diversificación como principio esencial contribuye a un crecimiento financiero más sostenible y resiliente, alentando una relación más tranquila y estratégica con el dinero a lo largo del tiempo.

By Agustín Oquendo

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