abril 26, 2024

Un estudio confirma la «nula colaboración» de la Iglesia para esclarecer el abuso sexual dentro de ella | Sociedad

Un estudio confirma la "nula colaboración" de la Iglesia para esclarecer el abuso sexual dentro de ella |  Sociedad
Los profesores Josep Tamarit (Universidad Oberta), Noemí Pereda (Universidad de Barcelona) y Gemma Varona (Universidad del País Vasco), autores de un estudio sobre la pedofilia en la Iglesia española, este lunes en San Sebastián.

El fenómeno de la pedofilia en la Iglesia española no se conocerá en toda su extensión hasta que la institución católica admita que el abuso sexual de menores ha sido «sistemático» en su seno y «cobrará por el daño causado» a las víctimas. Profesores universitarios con experiencia en victimología también argumentan que el clero católico impide que estos casos salgan a la luz y no ayuda a reparar adecuadamente a quienes han pasado por estas prácticas. Un estudio realizado conjuntamente por la Universitat Oberta de Catalunya, la Universitat de Barcelona y la Universidad del País Vasco concluye que las autoridades religiosas españolas hasta ahora han evitado investigar «a fondo» este problema.

Los responsables de la investigación son Josep María Tamarit, Noemí Pereda y Gemma Varona, y coincidieron este lunes en criticar la «nula colaboración» de la Iglesia en el esclarecimiento de la pedofilia en España y pidiendo que las autoridades eclesiales, como han hecho en otros países , abren sus archivos para que se conozca la verdadera realidad de los abusos cometidos. «Hay muchos más casos de los que conocemos», dijo Pereda para eliminar la probabilidad de los 220 casos de maltrato infantil reconocidos el pasado mes de abril por la Iglesia española.

La presentación del estudio, el primero realizado a nivel académico en España sobre la pedofilia en la Iglesia, se ha celebrado este lunes en San Sebastián durante una jornada sobre «Abuso sexual infantil en instituciones religiosas: respuestas restauradoras a la victimología», en la que otros expertos internacionales explicaron la situación en Alemania, Bélgica, Irlanda y Chile El congreso abordó el tema desde el punto de vista de la criminología, el derecho penal o la psicología. El periodista de EL PAÍS Iñigo Domínguez intervino para exponer la primera base de datos de referencia en España, que fue elaborada por este diario sobre maltrato infantil en el clero católico, y que ya cuenta con un total de 327 casos y 840 víctimas.

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El trabajo realizado entre 2018 y 2021, con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación y fondos europeos, ofrece las conclusiones estadísticas extraídas tras entrevistar a 38 víctimas (todas adultas y 65% ​​hombres) de abusos sexuales por parte de religiosos. Pereda, catedrático de Victimología de la Universidad de Barcelona y coordinador de esta sección del estudio, admitió que recoger estos testimonios fue lo más caro de su carrera académica, incluso más que cuando tuvo que analizar casos de violencia de género. La firma «no tuvo ayuda» de la Iglesia Católica, dijo Pereda, aunque se solicitó su cooperación.

Los abusos ocurrieron cuando los menores tenían una edad promedio de 11,8 años, lo que resalta el carácter «efebofílico» de las prácticas cometidas contra niños, niñas y adolescentes, según explica Pereda. En el 34,2% de los casos el abuso fue puntual y en el resto se repitió «crónicamente» durante un período que oscila entre los tres y los ocho años. Para refutar la noción de que la mayoría de los abusos fueron leves y se limitaron al contacto, la maestra reveló que el 42,1% tuvo penetración. Y los autores fueron principalmente párrocos o sacerdotes (65,8%).

Esos episodios, según Pereda, dejaron «problemas crónicos de ansiedad y depresión, dificultades sexuales, alimentarias y de sueño», así como un «trauma espiritual». El impacto emocional que les causó ha llevado a la mayoría a negar ahora su fe y creencia en la Iglesia Católica, según los testimonios recogidos. A la gravedad de esta situación, los autores del estudio agregaron el hecho de que muchas víctimas habían sufrido previamente maltrato (71,4%) y estaban pasando por situaciones de exclusión social o discapacidad: «Los religiosos eran conscientes de ser altamente vulnerables y desprotegidos, por lo que les permitió garantizar la impunidad ”, dijo el profesor Pereda.

Las víctimas han mantenido su experiencia en secreto durante muchos años. El 86,8% no lo reveló a una persona de su entorno más cercano hasta los 24,1 años en promedio. Muy pocos lo denunciaron a las autoridades (la policía, un juzgado o la propia Iglesia) y de estas, el 52,9% tuvo una mala experiencia después de dar ese paso. El estudio también analiza los resultados de las denuncias realizadas por las víctimas a la Iglesia años después del abuso sexual y luego de un período de maduración y reflexión personal. Los investigadores encontraron que la respuesta institucional «causó un nuevo daño» en las víctimas porque «surgieron en ellas sentimientos de traición que aumentaron su angustia», dice el estudio. Una característica clave de este tipo de abuso es que, para la víctima, el perpetrador es un representante de Dios y actúa «en el nombre de Dios». Por lo tanto, el 56,2% tuvo un impacto extremadamente negativo en su fe.

El proyecto, cuyos resultados se están publicando en la editorial Aranzadi, ofrece modelos concretos de buenas prácticas que permiten a las instituciones, religiosas y público en general, así como a la sociedad civil, desarrollar respuestas de honestidad y compromiso y solidaridad con las víctimas, dos aspectos que aprecian mucho. Asimismo, ilustra cómo otros países han abordado con mayor éxito este problema social y han permitido fortalecer las instituciones involucradas después de tomar en serio el daño causado y considerar este problema en un marco de justicia y salud pública.