Hay finales antológicos, otros que decepcionan y los hay que no producen ni frío ni calor, difíciles de clasificar. Este sábado entre Ashleigh Barty y Karolina Pliskova fue simplemente extraño. No quedará en la memoria y desde luego duró más de lo debido, con la sensación casi siempre de que, hiciera lo que hiciera el checo, acababa cayendo en las redes del australiano. Y así fue: 6-3, 6-7 (4) y 6-3, en 1h 56m. A diferencia de sesiones anteriores, en las que exhibió catálogos y recursos en todas partes, el número uno fijó su rúbrica de manera más efectiva que los adornos.
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Su triunfo, el primero en Wimbledon, exalta sin embargo al mejor tenis. Los hay más espectaculares, los hay que pegan más fuerte o los que tienen mayor impacto mediático, pero ninguno hace todo como ella: recoge, analiza, procesa y ejecuta. Barty es un todo. La australiana de 25 años, que lleva dos temporadas ocupando el trono del circuito femenino, desató una final en la que Pliskova tuvo dificultades para entrar y en la que, una vez entró, ya era demasiado tarde. Aunque el debate se ha alargado -durante nueve años no se había resuelto una final femenina en tres rondas- la campeona se ha cortado las alas con jerarquía y compostura.
Como resultado, Barty se coronó y sumó el segundo mayor a su récord, habiendo ya conquistado la tierra (2019) y el césped. Con su victoria, la australiana le hizo un guiño a su compatriota Evonne Goolagong, que celebró el título londinense hace 40 años e incluso lo alzó en 1980; Margaret Court ya lo había obtenido, en 1963, 1965 y 1970. De esta manera, Barty suma y continúa, 12 trofeos y que ya esta temporada suma, ganándose respeto con su camaleónica actuación; lo mismo ocurre en las duras (Yarra Classic Valley y Miami) o en la arcilla (Stuttgart), como en el green sagrado de Wimbledon.
Entusiasta, cerró el hermoso círculo que había abierto hace una década, cuando ganó el título junior a los 15 años, y así se unió a la inglesa Ann Jones, la suiza Martina Hingis y la francesa Amélie Mauresmo como las únicas en llegar a la doble. Mientras tanto, Pliskova se fue vacía en su segunda final en un gran escenario; Falló en Nueva York en 2016 y se topó con el revés cortado del australiano en la final del sábado. Barty se levanta y la alternancia continúa: Naomi Osaka abrió el año con una sonrisa en Melbourne, Barbora Krejcikova sorprendió en París y canta bingo en el distinguido Londres.
ANE MINTEGUI, FINALISTA JUNIOR
La española Ane Mintegi derrotó este sábado a la checa Linda Fruhvirtova (6-3 y 7-5) y por tanto jugará la final del torneo en categoría júnior ante la andorrana Victoria Jiménez o la alemana Nastasja Schunk.
El guipuzcoano de 17 años se convirtió en el primer jugador nacional en luchar por el título desde que Magüi Serna lo hiciera en 1996; Luego, Canarias perdió ante la francesa Amélie Mauresmo, quien más tarde (2006) se llevaría el título general.
Mintegi, originario de Idiazabal, entrena durante todo el año en el TEC Carlos Ferrer Salat y el año pasado terminó en cuartos de final en el Abierto de Australia. Inspirada en el tenis de Carla Suárez, estos días brilla sobre el césped aunque no sea su superficie favorita y aspira a convertirse en la primera española en levantar el trofeo como junior este domingo.
En caso de victoria, el vasco tomaría el testigo de los dos únicos campeones: Manolo Orantes (1967) y Alejandro Davidovich (2017).
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