abril 29, 2024

Caballito, como una zona de guerra

Un amigo dice que Caballito está lleno de “conchetos aspiracionales”. Estoy siendo injusto. No soy de Caballito ni vivo aquí. Vivo en el parque Chacabuco, que está en su límite, y yo estoy más abajo de Pompeya. Caballito sigue representando un ideal de clase mediáticaporque la ubicación del centro geográfico de la ciudad también determina el nivel socioeconómico.

Barrio de quintas en el siglo XIX, la expansión urbana de la capital que se produjo en el siglo XX modificó el perfil. El Parque Rivadavia fue parte de la casa del empresario y político Ambrosio Plácido de Lezica (1808-1881); en su momento, el hombre más rico de la Argentina.

Generadores probados en la Estación Elevadora de Aysa, en Caballito. Foto: Juano Tesone.

Estación de metro Caballito tuvo en 1914 Hay escuelas, empresas y edificios. Las elegantes zonas residenciales (como el barrio inglés) convivían con otras casas más modestas. Su lujo: las calles alineadas. Y el silencio. No hay nervio industrial en Pompeyo, con sus fábricas y artesanos, ni en los nobles aristócratas de Recoleta, con sus mansiones de doble llamada. Para los sur de la Ciudad, era nuestra salida cercana. El lugar donde se encuentra la secundaria. Dónde aprender inglés. Dónde guardar la primera ciudad adolescente.

Hoy Caballito es una zona de guerra. La explosión de la subestación Edesur ocurrió en calles de generadores de tamaño monoambiente, Monstruos cargados de diésel que ofrecemos un suministro eléctrico precario con cambio de ruido atronador y gases contaminantes. Verlos en operación miedo.

La muerte de Pedro Goyena en 500 años se ha convertido en la trampa macabra de lo viejo: todo lo que sucede en la casa a causa de la construcción de una torre, impulsado no tanto por el morbo que genera la tragedia como por su el sentimiento secreto que puede pasar algo parido con la obra de gigantescas construcciones que desfiguran sin tener en cuenta la fisonomía del distrito.

Derrumbe en Pedro Goyena al 500, Caballito.  Foto de Juano TesoneDerrumbe en Pedro Goyena al 500, Caballito. Foto de Juano Tesone

En realidad, habrá otra tragedia, que es social y que dura años: las personas que duran en los vasos, dentro de las cajas automáticas, tienen balcones y peligros. Aquí, una cafetería especializada. Allá, una ranchada de argentinos sin tecnología.

¿Hay silencio? Perdido. Caballito ahora es ruido. La construcción de la torre que se eleva a una velocidad récord antes de tener una casa. Las reparaciones en la carretera que se producen cuando el vehículo neumático te está rompiendo la piel. Los camiones de recuperación básicos, los “procesadores” que se preparan a la hora menos deseada para vaciar contenedores que antes han estado vacíos (informalmente, otro signo de los tiempos).

Caballito diseñó un polo gourmet. Sí. Y los libros del Parque Rivadavia son más lindos y prolijos. También. Hay clases de gimnasia gratuitas en el mismo parque. Bien. Pero la sensación de que un hombre está en el barrio es que algo esta crujiendo. Es así como los desarrollos de esta clase mediática del siglo XX, que la trajo aquí como pudo y quizás no tienen nada que ver con lo mismo.