Ferias y galerías eclipsan los salones de artistas

Ferias y galerías eclipsan los salones de artistas
Los artistas se alinean antes de la inauguración del Salon des Artistes Indépendants en el Grand Palais, para decidir la ubicación de los lienzos, en París, el 8 de abril de 1953.

La feria Art Capital se celebra hasta el 19 de febrero en el efímero Grand Palais de París. Reúne alrededor de dos mil artistas, según Yvon Neuville, su presidente este año. Está asociado desde 2006, a petición del Ministerio de Cultura de la época, con el Salon des artistes français (creado en 1880), el Salon des Indépendants (1884), el Salon Comparaisons (1954) y el Salon du Dessin. y pintura a base de agua (1949 para dibujar, pintura a base de agua agregada en 1954). Cuatro entidades con historias diferentes, pero basadas en un mismo principio: son asociaciones de artistas que organizan la exposición anual de sus miembros y no, como ocurre con las ferias, un conjunto de galerías que presentan a sus potrillos…

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Sin embargo, antes de su inauguración, Art Capital dio la voz de alarma y lanzó una petición: la subvención que le pagaba el Ministerio de Cultura (contactado, éste no respondió a nuestras peticiones), y que permitía pagar la ubicación del Grand Palais, se ha reducido drásticamente: “De 300.000 euros, pasamos a 55.000 euros”, dice Bruno Madelaine, presidente de French Artists. Depende de los expositores llenar el vacío. En el caso de los del Salon des Indépendants, “la aportación se fija en 100 euros para formar parte de la asociación, 145 euros si quieren formar parte del comité, presentarse además para expositores en el Grand Palais [tous ne participent pas] un precio que oscila entre los 345 y los 650 euros, dependiendo del tamaño del cuadro”especifica Frédéric Julien, su portavoz.

Si bien los precios pueden variar de una feria a otra entre los cuatro presentes, multiplicados por dos mil expositores, eso deja mucho para cubrir los costos. Pero el dolor también es simbólico: si el evento sigue bajo el patrocinio del presidente de la República, ningún ministro de Cultura desde Franck Riester (2018-2020) ha tenido a bien prologar el catálogo. Señal, según los expositores, de un desinterés por sus prácticas: «El ministerio promete arte conceptual oficial, que no compramos, y nos hace pagar por ello», acusa Bruno Madelaine. Frédéric Julien atempera la propuesta y ofrece otra explicación: “Algunos artistas proclaman alto y claro su falta de interés, incluso su desprecio por los políticos. Trato de recordar las canciones, pero ni siquiera les enviamos una invitación oficial. No es que sean asombrosos, tal vez nos amen. »

“Apreciación Cultivada”

Quizás esto también sea un signo de los tiempos. en el 19mi siglo, para un artista, el salón era imprescindible, aun cuando también estuviera representado por una galería. Esto es lo que Renoir trató de explicar a su marchante Paul Durand-Ruel en 1881: “Apenas hay quince aficionados en París capaces de amar a un pintor sin salón. Hay ochenta mil de ellos que ni siquiera comprarían una nariz si no hay un pintor en el salón. Por eso envío dos retratos cada año, por pocos que sean. »

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Por Agustín Oquendo

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