abril 26, 2024

Pierre de Maere, una nueva figura en el caldo de cultivo del pop urbano belga

Mírame. El mandato es bien de su tiempo. Al bautizar su primer álbum de esta manera, Pierre de Maere (pronunciado “de Mare”) asume con confianza un apetito por la celebridad, nacido frente al espejo de un dormitorio, antes de ser multiplicado por diez por el mundo digital. Es difícil, en cualquier caso, no fijarse en esta nueva figura de la quiniela belga del pop urbano, programando con garbo la puesta en escena y el sonido de su narcisismo.

Si hace un año fue ganador del mérito cultural de la localidad de Walhain, una ciudad de unos 7.000 habitantes, donde ha pasado los últimos diez años, en el centro casi exacto de Bélgica, en la provincia de Brabant Walloon, el dandi tiene otras ambiciones. Apenas seis meses después de firmar con su discográfica, Cinq 7 (Bertrand Belin, Dominique A, Philippe Katerine…), no llenó la sala parisina de La Cigale, en mayo de 2022, para reincidir unas semanas después, en la de la Trianón? Se planea un Olympia en la primavera y una serie de festivales (incluidos Les Vieilles Charrues y Francofolies) en el verano. Viernes 10 de febrero, dos nominaciones a las Victoires de la Musique – categorías “Revelación Masculina” y “Canción”, para Un día me casaré con un ángel. (40 millones de reproducciones en Spotify) – posiblemente lo lleve a los trofeos.

La embriagadora aceleración de su debut, el cantante se la debe a TikTok (donde una versión viral deUn día me casaré con un ángel.), pero sobre todo a un lirismo de ardientes erres y agudos vuelos, espesado con electro shock y pop precioso, en sintonía con clips e imágenes que magnifican su belleza andrógina. “Música, visuales, estilismo… Quiero presentar un proyecto global”se entusiasmó el joven esbelto de rostro rafaélico y magulladuras desproporcionadas, conocido en París hace unos meses, entre dos ensayos.

Nacido en Bruselas, en mayo de 2001, sigue, diez años después, a sus padres que quieren poner a sus hijos en el verde de la campiña valona. Pero la calidad de vida puede rimar rápidamente con el aburrimiento cuando la adolescencia alcanza su punto máximo. “Tenía una vida muy tranquila y feliz, pero esa realidad era un poco aburrida”, encomienda a este hijo de arquitecto, enamorado de la canción francesa, y especialista en impuestos, gran amante del rock. “Quería soñar, que todo brillara. »

Las lecciones de batería, luego el descubrimiento del software Garageband, con el que juega con los primeros cables de su teléfono inteligente, le permiten acercarse a la fuga en la música. Antes de que una pasión por la fotografía comience a encantar su vida diaria. “Cuando tenía 15 años, fotografié a mi hermana y sus amigas, luego me acerqué a una agencia de modelos. De ahí data mi pasión por el estilismo »dice este fan de Gucci, Dior Homme, Alexander McQueen o Charles de Vilmorin (» un amigo «), que mira como un experto en su mirada y sus imágenes.

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