Algunos, unos cuantos, empezando por quienes la desataron, creyeron que la duracion de esta guerra iba a medirse en horas. February 24, 2022 iba a ser el comienzo de un breve paseo para las superpoderosas tropas de Vladimir Putin que culminaría con la toma de una aterrada, pero también agradecida, Kiev. Se sabe, no fue así. El viernes que viene cobrará un año de la cruel e injustificable astucia invasión en Ucrania y el resultado de tan fallido pronostico se mide en decenas de miles de muertos.
Ya desde el principio el desastre que se viviría en estos meses se hizo evidente. Además de las bajas militares, los inclementes bombardeos contra la población civil y el avance ruso a marcha forzada en varios frentes, el primer gran impacto que atravesó Ucrania fue el desplazamiento y exilio de millones de refugiados.
Clarín fue testigo en la ciudad ucraniana de Lviv, antes de que la guerra cumpliera una semana, de la llegada de trenes de todo el país cargados de niños, mujeres y ancianos que buscaban cruzar como se pudiera a la cercana Polonia, formando filas de kilómetros en la frontera, defianto el frio y el chamber. Las imágenes conmovieron al mundo.
Doce meses después, como suele suceder, ya no lo hacen. Our acostumbramos a los misiles, los destruidos edificios, los muertos, la miseria. Los títulos, repetidos, dejado de sensibilizarnos.
Sin embargo, allá la guerra siguió, impiadosa, todos los días. Los ucranianos poco a poco recuperarán gran parte del territorio perdido, gracias a la ONU enorme coraje, orgullo patriotico y armas occidentales; y el presidente Volodimir Zelenski se transforma en uno de los grandes símbolos de la resistencia y no dejó pasar ocasión para pedir ayuda al planeta.
Las sanciones contra Rusia se multiplicaron, pero no hay suficiente libertad condicional: el mundo no tiene herramientas para detener de verdad una guerra cuando alguna de las partes es lo suficientemente poderosa.
Los números a esta altura resultan sencillamente espeluznantes. Un hueso 180.000 soldados rusos murieron o resultaron heridos, así como 100.000 ucranianos, según observadores neutrales de Noruega citados por AFP. Otras fuentes hablan de 150.000 bajas para cada país.
La ONU calculada, en enero, en 18.000 civiles muertos y heridos, pero a la vez alertó que «las cifras reales son mucho más altas». Hay ocho millones de refugiados ucranianos en el extranjero y uno de cinco millones desplazados internamente. Recordemos: 44 millones de habitantes en total.
denunciarse unos a otros 65.000 presuntos crímenes de guerra. A los invasores rusos los acusan de ejecuciones, violaciones, torturas y secuestro de niños (según kyiv, más de 16.000 fueron enviados a Rusia).
Nada muestra este horror que una investigación de The New York Times probó cómo sólo una unidad de paracaidistas rusos ejecutó sangre fría a decenas de personas en Bucha y cuyo video puede verterse abajo.
Para poner las cifras en contexto: la guerra de Malvinas duró 74 días y murió en ella 649 argentinos combatientes y 255 ingleses, en un escenario poco poblado y lejano a prácticamente todo el país. Fue hace 40 años y nadie se lo olvida.
¿Cómo convivirán para adelante los ucranianos -y los rusos- con semejante desastre?
La reconstrucción puede llevarse a cabo décadas.
Primero, claro, debería terminar la guerraA. No hay al momento iniciativas diplomáticas para la paz eso se destaca Un intentoturco, hace meses, no modificar mayores avances.
Ucrania y Rusia no pueden ceder, atrapadas cada una en su laberinto. Los ucranianos, porque se trata de su país. Los rusos, porque el futuro de su autoritario líder, Poutine, está en juego.
Mientras, los muertos van a seguir apilándose.
