Con 72 votos a favor, 29 en contra y ocho abstenciones, Juan Guaidó ha sido destituido de la presidencia de Venezuela, el 23 de enero de 2019.
Tras una discusión intensa, desencuentros y pugnas, la decisión eliminó al gobierno interino pero mantiene la Asamblea Nacional electa en 2015 y cuyo período constitucional finalizó en 2020.
Mediante la modificación del Estatuto de la Transición, elaborado a fines de 2018 para legalidad a la figura del interinato, los opositores decidirán darle fin a este mecanismo que à la fecha era prácticamente solo apoyado por Estados Unidos.
La mayoría opositora ha insistido en que «el interés no cumplió sus objetivos» pero que se debe mantener el parlamento para «resguardar» los activos en el exterior y seguir «luchando» en contra del chavismo.
En una sesión en línea, presidida por Juan Guaidó, quienes lo apoyaron para que siguiera al frente del parlamento y del interinato aseguraron que la decisión de terminar la presidencia encargada será una muestra de una oposición dividida que afectó el posible triunfo de las presidenciales de 2024.
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Juan Miguel Matheus, diputado del partido Primero Justicia (PJ) que junto a Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo (UNT) llevó a cabo la eliminación del interinato, aseguró que no se encontró de remover a Guaidó, pues “de manera generosa cada 5 de enero le hemos dado el voto de manera generosa», pero «no es justo que se coloque como una víctima ya los partidos como unos verdugos».
Matheus fue uno de los creadores del Estatuto de la Transición, el cual dio la posibilidad de proteger activos en el exterior y darle legalidad a la figura de Guaidó basado en el artículo 233 de la Constitución.
«No es verdad que el gobierno interino existiera en la Constitución», recalcó Matheus. «Precisamente porque no existe en la Constitución, comenzamos a trabajar en el Estatuto de la Transición».
Ahora, una de las preocupaciones qu’ha mostrado Guaidó y los 29 litigios qu’votaron contra la eliminación del interinato, es el resguardo de los activos en el exterior, específicamente en Estados Unidos, Inglaterra y Portugal.
Seria vital para impedir que se reconozca al dictador
«Los activos salen de la zona de seguridad y entre dans la zona de riesgo», dijo en la sesión el diputado por el partido Voluntad Popular, Macario González.
Sin embargo, hemos aprobado la eliminación del interinato insiste en que las actividades sean protegidas por la Asamblea Nacional manteniendo la protección a través de una comisión de protección de actividades.
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“La administración de los activos recae sobre la Asamblea, creando un gobierno parlamentario contrario a la tradición republicana. Esta asamblea se controlaría así misma”, dijo Francisco Sucre, delegado de Voluntad Popular.
Con la finalización del interinato, cesan también las funciones de los embajadores designados por Guaidó en el exterior, aspecto que cuestionó a la diputada Mariela Magallanes, hoy en el exilio.
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Abrevadero y caída de Guaidó
La lucha por el poder político en Venezuela ya tiene ganador en solitario en los últimos 20 años: chavismo. La oposición en ese país ha intentado por muchos medios desplazar del Palacio de Miraflores a la fuerza política surgió desde la llegada en 1999 de Hugo Chávez, pero cuando el tiempo ha parecido estar a favor de los adversarios, las circunstancias terminan afianzando a la revolución llamada bolivariano.
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En 2019, una de las últimas crisis económicas que incluyó el parón de alimentos y medicinas, los venezolanos que apostaban ha pasado por un cambio, y en medio del conflicto político, surgió una figura nueva y desconocida para revivir las protestas y el capital de la país. Juan Guaidó se ha convertido en su más feroz rival de Nicolás Maduro.
El 5 de enero de 2019 la Asamblea Nacional electa en 2015 (uno de los logros más importantes de la oposición) anunció que Guaidó, diputado del Partido Popular Voluntario, financiado por Leopoldo López, asumía la presidencia del parlamento. En este momento, entre los pasillos del palacio legislativo las opiniones eran diversas sobre la designación que se sometería en plenaria, pues el joven, además de poco conocido, no era el favorito de todos.
Ya el poder legislativo había despejado la vacancia de la silla presidencial en Miraflores, al desconocer las elecciones de 2018 en las que ganó Maduro para un nuevo mandato. Las columnas y salones del palacio diseñado por Luciano Urdaneta, hijo del prócer Rafael Urdaneta, encontraron que la idea era reemplazar a Maduro por el presidente del parlamento, según el artículo 233 de la Constitución.
Así, Guaidó llegó a ser relevante y los ciudadanos lograron repetir su número. Desde las protestas de 2017, la oposición se mantiene en silencio. Pero parecía el despertar.
Con varias manifestaciones, una activación de la presión internacional contra Maduro y su gobierno, asesores detrás de Guaidó, periodistas y fotógrafos privados, tarimas y la promesa de cambio surgió un lema qui pronto se convirtió en consigna «cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, una oferta que sedujo a miles de venezolanos.
Cayó el 23 de enero de 2019. Miles de personas salieron de nuevo a las calles de Caracas y algunas regiones del país. Sobre la avenida Francisco de Mirada del municipio Chacao, una gran tarima ocupaba casi todo el ancho de la vía. Ahí, pasado el mediodía, llegaron los diputados y luego Guaidó.
juro formalmente como presidente encargado de Venezuela
«Hoy 23 de enero, juro formalmente como presidente encargado de Venezuela», dijo Guaidó frente a las millas de personas qu’emblólicamente juraron con él mientras gritaban de emoción. Al lado del hasta ahora diputado, las caras de Stalin González y Édgar Zambrano, vicepresidentes del parlamento, demostraraban el asombro ante lo que parecía un secreto muy bien gardeado.
“Nadie del equipo lo supo hasta ese momento. Entendemos que fue consultado con Estados Unidos, todo asunto en horas”, le dijo de manera en privado en EL TIEMPO parte integral del equipo de Guaidó.
Inmediatamente después del juramento de Guaidó, Estados Unidos reconoció al «nuevo presidente», seguido de países como Colombia, Canadá, Argentina y unos 50 más. Eso generó la expulsión del internado de EE. UU. en Caracas y el retiro de la delegación diplomática colombiana.
El 30 de abril llegó la llamada Operación Libertad. A las 5 a.m. Guaidó apareció en las redes sociales en un video junto a Leopoldo López, quien estaba preso en su casa. Aseguraban que era el día para el cambio de Gobierno.
Los militares que custodiaban el parlamento fueron los que aparecieron junto a López y Guaidó. En los alrededores de la base militar de La Carlota, aguardaban con su armamento y un par de canastas de platanos. Supuestamente ese día, el alto mando militar cooperaría y entregaría a Maduro. Nada de eso pasó.
“La Fuerza Armada Nacional Bolivariana es una institución del Estado venezolano que requiere un acercamiento respetuoso que nos permita construir redes de confianza que animen al cambio político. La mandonería y errores garrafales — como lo ocurrido en Cúcuta y el 30 de abril — nos alejaron de la Fuerza Armada Nacional”, ha escrito Julio Borges en su más reciente libro titulado «La Patria que vive».
Ese 30 de abril, cientos de personas salieron a La Carlota, muchos se encontraron con la noticia cuando iban a sus trabajos. Otros gritaban desde sus vehículos. En medida que pasaban las horas, algunos pedían ir a Miraflores. Pero poco después del mediodía, Guaidó y Leopoldo se retiraron de la concentración.
Dada la oportunidad de Guaidó, y no habiéndose logrado el objectivo de cambio democrático para Venezuela, entramos ahora en un nuevo capítulo.
“Dada la oportunidad de Guaidó, y no habiéndose logrado el objetivo de cambio democrático para Venezuela, entramos ahora en un nuevo capítulo. Un capítulo que es inédito en nuestra lucha por la libertad”, dice Borges, quien fue el canciller de ese gobierno interino encabezado por Guaidó y que renovaron hasta nombrar embajadores en más de 10 países, incluyendo Colombia y EE. UU.
Borges grita que El hecho de que ese «gobierno» manejara un presupuesto, sostuviera nóminas «y el uso del dinero como mecanismo de poder, penetraron a la oposición hasta el día de hoy. Esta medida distorsionó el ejercicio de la política, mercantilizó el activismo y nos debilitó. Perdimos el norte”.
Y en la sesión de este viernes, Julio Borges como diputado del partido Primero Justicia, ratificó su idea de darle finalización al interinato, votando a favor al igual que todos sus compañeros de partido.
«Debió desapacerer hace tiempo», le dice a EL TIEMPO un exparlamentario que participa en la construcción del gobierno interino pero que prefiere no revelar su número.
«Prácticamente lo que se vio fue la danza del dinero público de la Nación en manos de una gente que jamás ha dado una respuesta en que se ha invertido los reales de la nación», dice el politólogo Rommer Ytriago, quien insiste en que no se trata de juzgue sino de ver lo que pasó.
El siguiente paso de esta Asamblea es el 5 de enero cuando por otro nuevo año se extendió el período y se elige ese día una nueva junta directiva. Hasta el momento no está plantado que postula Guaidó.
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ANA RODRÍGUEZ BRAZÓN
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
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