abril 26, 2024

Reforma tributaria: en Colombia se ha encarecido hasta protestar | Internacional

Reforma tributaria: en Colombia se ha encarecido hasta protestar |  Internacional
El sindicato de dueños de restaurantes y bares protesta en Bogotá por el cierre de sus negocios esta semana.Mauricio Duenas Castañeda / EFE

El descontento crece en la sociedad colombiana. La reforma tributaria impulsada por el presidente Iván Duque, el proyecto con el que pretendía grabar su nombre en piedra, suma cada vez más detractores, a pesar de que la mayoría de los expertos lo consideran necesario. Las centrales obreras habían convocado un paro nacional para este miércoles, al que se sumaron organizaciones civiles, contra la subida de impuestos, pero una tercera ola agresiva de covids ha llegado a complicar aún más la situación. Las grandes ciudades han vuelto al encierro, cuando hace un mes se tenía la sensación de que lo peor de la pandemia ya había pasado. En este contexto, con los hospitales al borde del colapso, incluso algunos de los más críticos de Duque creen que no es prudente salir a la calle. El caso es que protestar se ha vuelto caro en Colombia.

Duque, que aún tiene un año en el cargo, atraviesa una situación compleja. Presentó una reforma sabiendo que tendría muchas piedras en el camino. La pregunta ahora es si con esas podas habrá que postularse para ser aprobada en el Congreso, llegará al 2% del PIB, la recaudación fiscal más ambiciosa de los últimos 30 años. Varias fuerzas políticas, especialmente las que representan a los sectores más alineados de izquierda dentro de la coalición del candidato presidencial Gustavo Petro, incluso proponen hundirla por completo y pedir su retirada por inconvenientes. Ese fue el legado del presidente, su piedra de toque. Sería la primera reforma en América Latina motivada por la crisis del coronavirus. Con ese dinero, también habría evitado que la deuda soberana se convirtiera en un bono basura. Una bola de oxígeno ante los mercados.

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El problema es que este proyecto, que Duque llama social porque presupone, entre otras cosas, una renta básica permanente para los más vulnerables, tiene cada vez menos apoyo político. El propio partido del presidente, el Centro Democrático, un partido conservador, ha propuesto rebajarlo. El partido, que defiende la necesidad de reforma, asume que no llega en el momento oportuno y no quiere ir a las elecciones de 2022 con el enorme peso que supondría apoyar una medida tan impopular.

«El gobierno está en una situación difícil», dice Yann Basset, profesor de ciencias políticas de la Universidad del Rosario en Bogotá. “Una reforma fiscal en una pandemia y un año después de las elecciones es demasiado. Duque está perdiendo el control del programa mucho más rápido de lo que pensaba ”. Baste subrayar las críticas a su mentor, Álvaro Uribe, figura sobre la que ha gravitado la política colombiana en las últimas dos décadas. Uribe, líder indiscutido del Centro Democrático pese a su renuncia como senador por sus problemas con la justicia, dijo en entrevista con Radio Blu que la semana pasada llamó a Duque para mostrarle su decepción con la reforma. Más que el contenido, de momento, retrasado en su opinión, en el que se promulga. Un personaje brusco, acostumbrado a ser escuchado, aseguró que esta vez no se hizo caso cuando advirtió que el proyecto dañaría la fiesta. Dijo que está de acuerdo con la política social del presidente y su diagnóstico de las empobrecidas finanzas del país, pero no cree que esa sea la manera correcta.

La parálisis de la reforma fiscal, que los analistas empiezan a considerar muerta en los mítines, pese a ser apenas el inicio del Congreso, está atravesada por un repunte del contagio del covid-19. Esta semana fue el día más mortífero desde que comenzó la pandemia, con 465 muertes. Las ciudades más importantes del país han vuelto al toque de queda, bloqueos y prohibiciones. Bogotá, una ciudad que parecía estar iniciando el camino hacia la normalidad, al menos la normalidad pospandémica, ese concepto que se acaba de vivir, ha vuelto a la reclusión. El repunte coincide con el retraso en el plan de vacunación. El objetivo de Duque de inmunizar al 70% de la población (35 millones de habitantes) este año es inalcanzable a este ritmo.

La situación ha puesto en tela de juicio el paro nacional convocado el miércoles que, algunos sectores sociales, esperaban que sirviera una vez más de mecha para encender las protestas que azotaron al país a fines de 2019. . La progresista alcaldesa de Bogotá, Claudia López, cree que la marcha en este momento «es un atentado contra la vida». Sergio Fajardo, candidato centrista, ha pedido otras alternativas de protesta.

La pandemia ha golpeado duramente a la economía colombiana. En los momentos más difíciles, los habitantes de los barrios obreros colocaban trapos rojos en las ventanas para pedir ayuda. No tenían nada que comer. Los edificios se tiñeron de ese color. El país experimentó una caída del 6,8% en el PIB en 2020, la mayor caída registrada en la historia, y el desempleo, que solía ser alto, alcanzó el 21,4% en su peor momento.

Las encuestas de opinión indican que dos tercios de la población desaprueban la gestión del presidente. La reforma fiscal parece desvanecerse a menos que Duque dé un giro y obtenga más apoyo. La confusión fue aprovechada por Gustavo Petro, quien fue derrotado en la segunda vuelta ante Duque en 2018 y que ahora es el favorito para ser el próximo presidente, para enterrar el dilema entre salud y reforma tributaria. El exalcalde de Bogotá y exguerrillero del M19, que mantiene su apoyo para la jornada de protestas, escribió en Twitter: «Por el bien de la salud de Colombia, propongo retirar la reforma tributaria».

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