abril 27, 2024

Chile elige democráticamente a sus gobernadores por primera vez con menos del 20% de participación | Internacional

Chile elige democráticamente a sus gobernadores por primera vez con menos del 20% de participación |  Internacional
El gobernador electo Claudio Orrego celebra su victoria en Santiago de Chile.ESTEBAN GARAY / EFE

Solo 2,5 millones de ciudadanos de los 13 millones convocados votaron este domingo en Chile en la segunda vuelta para elegir gobernadores regionales por primera vez en la historia (19,6% del censo). Es la peor cifra de participación registrada en el país sudamericano, que ha sufrido de abstención estructural, especialmente desde que se implementó el voto voluntario en 2012. El plebiscito de octubre de 2020, que definió la sustitución de la Constitución, contó con 50, 95 asistentes. %. En mayo pasado, en las elecciones múltiples de 155 electores, autoridades municipales y gobernadores, 43.41%. Hoy en día, la baja participación ciudadana ha sido impulsada por la pandemia covid-19, que actualmente tiene un 96% de UCI ocupadas. Ante la nueva ola de contagios, toda la región de la capital ha vuelto a estar en cuarentena a partir de este fin de semana, aunque se han levantado las restricciones de acceso a los colegios electorales.

En las elecciones de hace un mes, solo tres de las 16 regiones tuvieron resultados en la primera vuelta: Valparaíso quedó en manos del izquierdista Frente Amplio y en las regiones del extremo sur Aysén y Magallanes, los candidatos de centroizquierda. (Unidad constituyente) triunfó. Trece regiones quedaron esperando la votación que se llevó a cabo este domingo en una elección histórica, porque los chilenos nunca habían elegido a sus líderes regionales en las urnas, hasta ahora siempre designados por el Ejecutivo. Chile fue uno de los dos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), junto con Turquía, que no eligió autoridades intermedias, como lo hacen otros países latinoamericanos, como Argentina, Brasil o Perú.

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Ocho de los 13 cargos disputados permanecieron en el centro este domingo, incluido el gobierno de Santiago de Chile, el más importante en un país altamente centralizado y donde vive el 40% de la población del país. El abogado demócrata cristiano Claudio Orrego, de centroizquierda que gobernó entre la vuelta a la democracia en 1990 y 2010, obtuvo el 52,7% de los votos en contra de la candidata del izquierdista Frente Amplio, la politóloga Karina Oliva, de 36 años. que alcanzó el 47,27% de los votos. Si bien no existe una correlación directa entre la inédita elección de gobernadores y las elecciones presidenciales de noviembre próximo, un triunfo de la alianza formada por el Frente Amplio y el Partido Comunista se vería fortalecido de cara a marzo de 2022, cuando la derecha de Sebastián Piñera abandone La Moneda, la sede del gobierno. Este resultado, por el contrario, da nuevas esperanzas al ala moderada de la oposición, que tiene varios candidatos en la carrera: la socialista Paula Narváez, el radical Carlos Maldonado y la senadora demócrata cristiana Yasna Provoste, la más competitiva del sector, a pesar de no haber formalizado la pregunta.

Los candidatos de La Moneda por la izquierda, Daniel Jadue (del PCI) y Gabriel Boric (del Frente Amplio) competirán en las primarias del día 18 del próximo. Ambos apoyaron fuertemente al candidato Oliva a la gobernación de Santiago, quien obtuvo una votación alta, pero insuficiente para imponerse a Orrego.

El oficialismo, en tanto, está de vuelta en la cancha, después de no llegar ni a un tercio de la convención constitucional a mediados de mayo, que deberá redactar la nueva Constitución desde principios de julio. De las 16 posiciones disputadas, solo ha ganado la región de la Araucanía, donde se concentra el conflicto entre el estado y el pueblo mapuche por el control de tierras ancestrales. Es un golpe para los cuatro candidatos de la industria que buscan suceder a Piñera: Joaquín Lavín (UDI), Sebastián Sichel (independiente), Ignacio Briones (Evópoli) y Mario Desbordes (RN).

El resultado de Santiago fue muy esperado, especialmente después de los resultados de mayo pasado, donde los votantes castigaron a los políticos tradicionales de derecha y centro izquierda que han liderado la transición a la democracia desde 1990. Hace un mes, la alianza entre el Partido Comunista y el Frente Amplio se quedó con 28 escaños en la Convención Constitucional, la Lista Popular de independientes de izquierda con 26, el centroizquierda con 25 y la derecha unida en un solo pacto obtenido solo 37, que no es suficiente, basta con vetar las normas constitucionales. Este domingo, en Chile, el descontento social no fue capitalizado por la izquierda, al menos en la capital. En el norte, sin embargo, el Frente Amplio conquistó la región de Tarapacá y en Coquimbo el candidato independiente apoyado por el Partido Comunista triunfó sobre el candidato de derecha.

El gobernador electo por Santiago, que asumirá el cargo el 14 de julio, inició la política universitaria en la década de los 80, en la lucha contra el régimen militar. Posteriormente fue ministro en el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006), durante ocho años fue electo alcalde del municipio de Peñalolén y en el segundo gobierno de Michelle Bachelet fue alcalde de Santiago, cargo que ocupó entre 2014 y 2018. Con reconocida capacidad de gestión local, su figura está fuertemente ligada a la clase política convencional, con la que la sociedad chilena pareció rebelarse. Su oponente, en cambio, no era un rostro tradicional de la política chilena, sino parte de una generación que irrumpió desde varios frentes.

La baja asistencia récord lograda este domingo en Chile reemplazó de inmediato un debate abierto sobre la necesidad de reformas electorales, como el sufragio obligatorio, que ya se está discutiendo en el Congreso.