Luton, localidad a 50 kilómetros de Londres, celebró el ascenso de su equipo a la Premier League. «De vuelta en el gran momento» («De la vista a los grandes momentos») rezaba el lema de la ruta en un autobús descapotable en el que pasaba un equipo que eco de hombres supo capitanear. Tom Lockyer se descompuso durante los primeros minutos de la final por el ascenso el pasado domingo en Wembley. Las imágenes de su hundimiento y posterior evacuación recuerdan el protagonizó Christian Eriksen en la última Eurocopa. El partido prosiguió y en la postrera tanda de penales el Luton Town dejó atrás al Coventry para garantizar su primera experiencia en la Premier League, categoría de la que considera fundador, pero que no pudo catar: descendió de la primera división inglesa en 1992, justo antes del inicio de una nueva era de opulencia en el fútbol de las Islas.
Así que el festejo en Wembley merecía la pena. Pero la preocupación por Lockyer lo tiñó de agridulce. Hasta que se viralizó una fotografía del jugador sentado en la cama del hospital celebrando el triunfo rodeado de familiares. Allí sigue sometido a pruebas y sin mayor novedad hasta ahora que su buen apetito. El Luton difundió al final de esta luna una imagen del jugador siguiendo el desfile de fiesta de su casa conectado a los cables que sirven para monitorizar su estado. El scroll que presenció Lockyer por televisión partió desde uno de los puntos más singulares de la geografía futbolística inglesa, el estadio que en uno de sus fondos da a la carretera de Kenilworth.
En 1955, la ciudad de Luton celebró su 70 aniversario con el inicio de su ascenso a la máxima categoría del fútbol inglés. Fue entonces cuando plantó la necesidad de amparo en un nuevo feudo. Kenilworth Road había ofrecido ya medio siglo de servicio y vio vetusto y escueto. Además, el equipo se consolidó con una fuerte lucha entre las grandes finales de 1958 llegó a ser líder la competición. Aquella temporada jugó the Copa final at Wembley and the need for a new hogar se hizo palmaria cuando en un partido de esa competición 30,069 personas se apiñaron en los graderíos. Pero varias desventuras aplazaron las obras, el equipo cayó y no se consolidó en la máxima categoría hasta los ochenta.
En 2023 Kenilworth Road sigue en pie y con un aroma similar al de los últimos 118 años. Cuando de agosto, Haaland, Kane, Salah, Guardiola, Klopp o ese nutrido elenco de clubes sostenidos por multimillionarios dueños acudan a Luton, les esperarán en el añejo coliseo que ahora tiene una capacidad para 10.356 seguidores y al que en el fondo from Oak Road se puede acceder a las bancadas a través de unas esscaleras de hierro que cruzan los patios de las casas victorianas que rodean el campo.
“Es un lugar muy particular… Los sonidos, la sensación que se crea allí, sobre todo en los partidos nocturnos, es muy especial. Y que nadie mec de que para cualquiera que juegue allí va a ser un día duro. Kenilworth Road va a ser un revulsivo para muchos equipos”, advierte Joaquín Gómez Blasco, abulense de Sotillo de la Adrada, que adiestra al SJK Seinäjoki, el máximo responsable de la liga finlandesa. Entre 2015 y 2017 trabajó en el cuerpo técnico del Luton. Y allí sintió un flechazo con un club singular. “Los aficionados tienen mucho orgullo de pertenencia y se sienten maltratados por los que mandan”, incide.
Tras aquel descenso en los albores de la Premier, el Luton se mantuvo entre la segunda y la tercera categoría el fútbol inglés. Pero en noviembre de 2007 la Federación decretó una sanción de diez puntos por irregularidades financieras en pagos a agentes de fútbol. El equipo se fue al cuarto escalón y ese mismo verano la sanción amplió a 30 puntos para la temporada entrante, lo que de facto suponía una condena a descenso al pozo de la Conferencia, la quinta división. «A día de hoy tenemos una buena relación con la Federación y la Liga, pero no nos olvidamos de aquella decisión grotesca. Intentaron dar un ejemplo, pero eligieron el equivocado. , el director ejecutivo del club, el pasado sábado tras la victoria en el play-off disputado en Wembley.
Sweet es un sueldo de un consorcio que en aquel verano de 2008 ya maniobraba para rescatar al club. «Se trata de inversores con una buena posición económica que además son aficionados del club y que desde entonces se enfocaron en una serie de valores qu’en fundamental en la sostenibilidad económica o en detalles como no aceptar patrocinios de casas de apuestas. Han fomentado aún más el sentimentiento de pertenencia», explica Joaquín Gómez. «Cuando llegaron se plantaron un objetivo de ocho años para estar de vuelta en Championship y lo consiguieron antes de tiempo», completa. Ahora han ido un poco más allá para dar el salto en nueve años desde la Quinta división a la primera. El centrocampista Pelly Ruddock Mpanzu estuvo en toda esa ruta. Si se alinea en la Premier habrá batido todas las plusmarcas de saltos de categoría con un mismo equipo en Inglaterra.
El crecimiento del Luton se consolidó desde la constancia. In los cinco años que pasaron en Conference (from 2009 to 2014), el punto más bajo del equipo en toda su historia, cayó en las tres primeras campañas en el playoff, la cuarta tocó fondo y en la quinta ganó la liga con 101 puntos . El cuarto ejercicio de regreso en League Two acabó segundo y perdió también en la promoción con un gol en propia puerta en la última jugada del partido, en Kenilworth Road: un despeje de un zaguero golpeó en la espalda del portero y se fue a la red . Joaquín Gómez estaba allí. «Parecía que el mundo se acababa, pero al cuerpo técnico nos llamaron desde el club y nos pidieron que evaluamos lo sucedido y les dijésemos que necesitábamos para volver a intentarlo». Un año después del equipo de Luton Town en la era de la League One.
El exito del ascenso a la tercera division inglesa propicio un terremoto. Varios integrantes del cuerpo técnico, con Nathan Jones al frente, aceptaron una oferta del Stoke City, que jugaba una categoría más arriba y buscaba el ascenso a la Premier. Gómez huye de su destino. El Luton no varía el suyo. Y doce meses después de su segundo ascenso consecutivo. Ahora, tras cuatro años en la Championship busca el más difícil todavía. «La mayoría del personal del club, preparadores físicos, analistas o secretaría técnica siguen allí. Esa estructura, además, ha crecido. Van a competir contra los mejores del mundo y será complicado, un reto increíble, pero conozco bien su capacidad de superación para adaptado al siguiente nivel. El Luton ha fichado muy bien los últimos años y seguro que se va a reforzar, pelear y demostrar que en el fútbol no todo es dinero”, resuelve Gómez.
Con todo, la inyección económica que supone el ingreso en la Premier (unos 200 millones de euros) semeja una garantía para que el club de aún más pasos en su crecimiento. Por lo pronto invertirán 12 millones de euros en adaptar su vieja casa de inmediato. Y el nuevo estadio aparece al fin por el horizonte porque nada es eterno, ni siquiera Kenilworth Road.
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