mayo 8, 2024

Incidente de la línea 12: Los dos muertos de Angie: el misterio detrás del hombre que vivía debajo del puente del metro colapsado

Incidente de la línea 12: Los dos muertos de Angie: el misterio detrás del hombre que vivía debajo del puente del metro colapsado
Nuevamente del video en el que aparece Miguel Córdova, el 8 de mayo.
Nuevamente del video en el que aparece Miguel Córdova, el 8 de mayo.RUIDO EN LA RED

Miguel Córdova quería estar muerto, sobre todo por su familia. Saber que había una placa con su nombre en su ciudad, Olcuatitán (Tabasco), lo tranquilizó. Allí huyó a los seis años en un tráiler que lo dejó en el lago de Texcoco, a unos 30 kilómetros al noreste de la capital. Luego se fue a Guanajuato, Monterrey, Tijuana y así se trasladó al resto de la República en busca de vida. Angie, como le gusta que la llamen en honor a su abuela Angélica, tiene 36 años. Vivió bajo la columna que rompió la noche de la tragedia del metro en la Ciudad de México el 3 de mayo. Y hasta hace poco, además de morir por su pueblo, era uno de esos invisibles en la capital, un pobre.

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Angie pasó de estar muerta a una recompensa por la cabeza. Un canal de noticias mexicano Ruido en la red Lo entrevistó al día siguiente del accidente como testigo adicional del incidente, pero su testimonio crítico, coherente y sensible, salpicado de miles de comentarios en la red, lo elevó al fenómeno viral. Angie de repente se convirtió en el hombre más conocido de la avenida Tláhuac. Y un empresario y ex subsecretario de Turismo de la capital, Simón Levy, incluso ofreció hasta 8.000 pesos (unos 400 dólares) a cualquiera que se le ocurriera. Y como si de una criatura exótica se tratara, comenzó la caza.

Cuando se despertó la mañana después de aparecer en la prensa nacional, Angie no sabía qué estaba pasando. Se tomaron fotos con él, lo invitaron a comer. Nadie lo había tratado con tanta amabilidad en su vida. La periodista que lo entrevistó en video ese día y que lo siguió días después, Ruth Muñiz, cuenta a este diario que lo encontró en choque. Un vecino en una tienda lo invitó a pasar y le prometió algo de dinero, 15.000 pesos ($ 750). “Para alguien que ha sido invisible durante tanto tiempo, esto no parece normal. Tenía mucho miedo ”, recuerda Muñiz.

La noticia no tardó en llegar a Tabasco. Su familia había enterrado a Miguel Córdova siete años antes y ahora su rostro estaba por todos lados. Según familiares, la Fiscalía del Estado les había entregado en 2015 un cuerpo desmembrado con el nombre de Miguel, de similares características, incluso con el mismo tatuaje, pero con el rostro desfigurado. En los últimos días, las autoridades estatales han reabierto el expediente de investigación ante un escándalo similar. Y su hermano Eusencio pidió en Twitter que lo encontraran «para ir a buscarlo».

Pero Angie no quería que nadie la buscara. Y tampoco quería el dinero. No confiaba en nadie, y menos en su familia. Según una segunda entrevista con Ruido en la redCórdova había huido desde muy pequeño por «problemas con su padre» que aún le dolían. Proviene de una familia de nueve hermanos que apenas conocía y donde no había ni «un gramo de sal para echarle al taco». Su vida había sido el camino y así quería que continuara.

Las razones por las que Angie se escapó de casa no están claras. Su familia ofreció varias versiones de lo sucedido: que lo hizo a los 18 años, huyendo de un seminario en Tabasco por un posible asesinato; otros lo han relacionado con un problema de delincuencia organizada; otros con la muerte de su padre. Los testimonios de familiares se han multiplicado tanto en estos días como en número, su madre tenía 13 hermanos. Señaló un problema de tierras y que a su familia le preocupaba que estuviera muerto. Le preguntó su hermano Eusencio a través de una entrevista con la cadena de televisión. Milenio, que si él no quería regresar «sus razones las tendrán», pero al menos llamaría a su madre para decirle que estaba bien.

Lo único que parece seguro del viaje de Córdova es que no quería nada de lo que le había pasado en las últimas semanas. Llamadas y mensajes de ayuda cayeron en cascada a las bandejas de entrada del canal que lo hizo famoso y el medio intentó canalizar todo el apoyo. “Intentamos explicarle lo que estaba pasando y que había mucha gente que quería ayudarlo, incluso desde Estados Unidos le ofrecieron trabajo. Finalmente, nos informaron que había aceptado ir a un albergue donde lo ayudarían a comenzar una nueva vida «, relata. La transmisión del video le impidió dormir profundamente en la calle sin ser perseguido.

Angie se ganaba la vida todos los días recolectando latas y cartones y vendiéndolos ganaba lo suficiente para comer, unos 20 pesos (un dólar). La noche del colapso del metro, estaba con unos amigos a pocos metros de la viga que sacudió y estrelló el vagón de la línea 12, partió en dos, en el suelo, murieron 26 personas y casi 80 resultaron heridas. Escuchó el ruido y corrió para protegerse. Las imágenes de decenas de personas atrapadas y cientos corriendo desesperadamente no podían sacarse de su cabeza al día siguiente. «Vino llorando desde La Nopalera [estación de metro], porque pensé que hay gente que no ha saludado a su familia y por una idiotez de nuestras autoridades que quieren traer dinero a la bolsa, compran materiales de mala calidad ”, denunció en el video que lo hizo viral.

“Estoy contento con cinco pesos, hago maravillas con eso. Un peso de tortilla, un peso de chilito. Y no está mal si voy a la cocina y les pido que me den un poco de sal y, si me dan un limón, hago dos tacos. Me quedan dos pesos para comprar un Tang [refresco en polvo] y pido agua en las gasolineras y me preparo un trago. Y me siento feliz. La tristeza está dentro de mí, hay cosas que no se olvidan ”, dijo Angie pocos días después de que todo el país lo buscara.

Esta semana, Muñiz recibió la noticia de que Angie había huido, aunque prefiere no especificar dónde por razones de seguridad. Algunos abogados estaban tratando de procesar su identificación perdida hace mucho tiempo para que pudiera buscar un trabajo mejor. Para ello, fue necesario iniciar un proceso judicial en el que alegó que el certificado de defunción de Tabasco era falso. Que Miguel Córdova no estaba muerto. Pero lo que quería era desaparecer, enterrar su verdadero nombre. Vuelve a ser invisible.

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